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TRATAMIENTO DEL CONSUMO DE DROGAS
El primer paso hacia un tratamiento efectivo es la firme insistencia de los
padres en que el adolescente ponga fin al uso de la sustancia. Puede ser de
utilidad la participación de un profesional sanitario cercano a la familia y
con ascendencia sobre el chico (pediatra, médico de la familia) para
persuadirle. Si no se le puede persuadir, indefectiblemente deberá ser
forzado a comenzar su tratamiento. La intensidad del tratamiento dependerá
de la severidad del problema. Asimismo, el lugar del tratamiento dependerá
del adolescente y de su familia. Por ejemplo, los jóvenes que viven en
hogares donde prevalece el abuso de alcohol y otras drogas, deberán
separarse de dicho ambiente y se beneficiarán con programas de internamiento
en instituciones de rehabilitación. Aquellos adolescentes que viven en
circunstancias familiares más estables y que reconocen que necesitan
tratamiento, pueden beneficiarse de él a través de la consulta externa
(similar al hospital de día), a cargo de profesionales especializados en
estos menesteres. Los adolescentes farmacodependientes ("enganchados" a
determinados fármacos) y que no responden rápidamente al tratamiento, deben
ser remitidos a programas más especializados. El internamiento es esencial
para los adolescentes que necesitan ser desintoxicados, los que están en
peligro físico o psicológico, y aquellos cuyo uso de las drogas es
compulsivo (acto que no se puede controlar voluntariamente).
Habiendo una gran variedad de tratamientos y costos, es útil considerar la
consulta especializada para establecer una recomendación práctica y que
pueda ser cumplida. Los programas con más éxito reúnen las siguientes
características comunes: solicitud de abstinencia total, participación
familiar y profesionales especializados. Por tales motivos, la familia y el
adolescente que concurren a una primera entrevista en una determinada
institución deben averiguar:
- ¿Cuál es la filosofía del programa?, ¿cuáles son sus metas?, ¿como
intentan cumplir sus objetivos?
- ¿Evalúan las necesidades médicas, psicológicas y educacionales del
adolescente?
- ¿Desarrollan un plan de tratamiento individualizado?, ¿hay grupos de
tratamiento o de autoayuda supervisados?
- ¿Qué esperan del paciente?, ¿requieren abstinencia totaP
- ¿Cuanto hace que existe el programa?, ¿cuál es el número de recaídas?,
¿cómo se realiza la formación de su personal?, ¿cuál es la proporción
personal-pacientes?, ¿hay conexión con consejeros, psicólogos u otros
miembros de un equipo de salud mental?
- ¿Trabajan con la familia?
- ¿Prevén servicios educativos, recreativos, de orientación vocacional o de
seguimiento posterior?
- ¿Ayudan con otras conductas preocupantes, como las relaciones sexuales sin
protección o la promiscuidad sexual?
- Si el programa terapéutico también incluye a pacientes adultos, ¿se
separan los adolescentes de los adultos?
- ¿Cuál es el coste económico del tratamiento?, ¿cómo se puede financiar?
Por supuesto no hay una forma única e ideal de tratamiento. En última
instancia se trata de obtener ayuda para aquellos adolescentes que están
luchando contra un problema acuciante y sobrecogedor. A veces las opciones
de tratamiento no son tan claras y se requiere una interacción persistente
de la familia, los médicos y los consejeros del campo de la salud mental
(psiquiatras, psicólogos) y de la drogadicción, en particular.
Obviamente, las medidas preventivas siguen siendo fundamentales. Hay quien
dice, con gran dosis de razón, que antes que preocuparse por los usos de
drogas de los adolescentes hay que preocuparse de los adolescentes.
Curiosamente, muchos padres descubren a sus hijos adolescentes cuando éstos
toman drogas. En otras palabras: nadie está en condiciones de preocuparse de
los adolescentes cuando usan drogas si no están cerca de ellos cuando tienen
crisis, si no están día a día a su lado. Seamos consecuentes.
Conclusiones para reflexionar sobre el abuso de sustancias.
- Las drogas, sean cuales sean, tienen un poderoso efecto reforzador y crean
dependencia.
- Hay una tendencia natural del ser humano hacia la dependencia y estamos
inmersos en una sociedad altamente adictiva. Se pone demasiado énfasis en el
efecto farmacológico y conductual de las sustancias y no en el proceso que
lleva a ellas (biografía personal), que es parte importante de la
enfermedad.
- No es únicamente la adieción química lo que hace difícil la rehabilitación
del drogadicto, sino otro tipo de condicionamientos psicológicos.
- Ni todas las drogas son químicas, ni todos los que toman drogas se hacen
drogadictos.
- Creer que las drogas van a desaparecer de nuestro entorno cultural es una
gran ingenuidad.
La pretendida libertad del individuo para consumir drogas es una falacia si
no hay una educación dé la autonomía personal para ejercer esta libertad
responsablemente. Urge elaborar planes educativos para preparar a nuestros
niños a vivir en un mundo donde la droga seguirá existiendo y,
probablemente, habrá sido legalizada.
En la actualidad, una de las líneas terapéuticas que destaca por su eficacia
es el programa original de Italia Progetto Uomo (Proyecto Hombre), diseñado
inicialmente por Mario Picchi (Centro Italiano di Solidarita [CEIS], Roma,
1960), y que ha sido adoptado como proyecto principal y modélico por varios
países (desde 1986 integra el consejo no gubernamental de la ONU). Este
sistema terapéutico pretende ayudar al joven a encontrar su madurez,
insertándole en un proceso de crecimiento y reforzamiento de su
personalidad, en estrecho contacto con las familias. Se fundamenta en la
razón antropológica de que el problema no está en la droga, sino en la
enfermedad del espíritu que lleva a la droga. El Proyecto Hombre no se basa
en ninguna confesión religiosa ni ideología política, y tiene como
característica esencial el ser gratuito (únicamente se aceptan aportaciones
voluntarias y anónimas).
Debemos, pues, ayudar al joven a que encuentre un verdadero sentido a su
vida, a que canalice sus energías para que se desarrolle física, emocional y
mentalmente, tratándole con conocimiento, respeto, amor y firmeza, como
corresponde a su dignidad humana. Esta es la mejor manera de prevenir el uso
de las drogas. |
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