Trastornos de la
personalidad
En
personas psíquicamente normales, que razonan bien y con un sentido claro de la
realidad, encontramos formas de conductas anómalas o extrañas. Tienen en común
la tendencia a percibir el ambiente y responder a él de una forma tan inadecuada
que entorpece su adaptación, sin que exista enfermedad mental. Si las
consecuencias no son perturbadoras ni para él ni para los demás se habla de
rasgos de la personalidad, si el sufrimiento subjetivo o la inadecuación social
son serios y persistentes estamos ante trastornos de la personalidad.
TRASTORNO
ANTISOCIAL DE LA PERSONALIDAD. PSICOPATÍAS. SOCIOPATIAS. NEUROSIS DEL CARÁCTER.
Los trastornos antisociales de la personalidad forman un grupo aparte de los
restantes trastornos de la personalidad, engloban a personas con alteraciones
importantes de la convivencia. Los que muestran otros trastornos de la
personalidad los sufren y pueden también hacer sufrir a otros, en cambio el
grupo que describimos hace padecer a los demás pero ellos no acusan sufrimiento
ni sentimientos de culpa. En la literatura técnica también se les conoce como
psicópatas, término que se presta a confusiones, pues en el lenguaje científico
se tiende a aplicar «psicópata» al enfermo psíquico y sabemos que por definición
el psicópata no es enfermo mental. Por el matiz de anomalía de adaptación social
también se conocen como sociopatías, y en la literatura analítica como neurosis
del carácter.
Con
cualquier denominación los síntomas son los mismos. Comienza antes de los quince
años con hurtos en casa, mentiras reiteradas, falsificación de las notas en la
escuela, actos de vandalismo, vagabundeo, fugas de casa, contacto con el alcohol
y las drogas, pendencias, expulsión de la escuela, actividad sexual promiscua,
precoz y violenta y cualquier forma de delincuencia infantil. En general,
violación de las normas de conductas en el hogar y frente a la sociedad.
Del mismo modo que los
expulsan de la escuela y colegios ocurre después en los empleos, o los abandonan
sin tener previsto otro. Uno de los rasgos típicos es «actuar por las apetencias
en el momento presente sin tener en cuenta las consecuencias». Otra
característica fundamental es la ausencia
de conciencia ni de
sentido de la personalidad, y una tercera la pobreza sentimental (carecen de la
capacidad de sentir, o de mantener el tiempo habitual, sentimientos de amor,
pena, arrepentimiento, vergüenza —es el tradicional «sinvergüenza»—, alegría o
desesperación, y especialmente el de culpa). Serán incapaces de mantener una
relación de pareja o vida familiar o profesional satisfactoria y estable. Gran
parte de los delincuentes (proxenetas, estafadores, desertores, etc.) pertenecen
a este grupo; que no hay que confundir con los delincuentes «normales», que no
actúan impulsados por rasgos patológicos del carácter, sino por libre elección.
La distinción no siempre es fácil.
En la
etiología influyen factores ambientales, de privación afectiva y también
factores genéticos con anomalía de la función del sistema límbico. Tiene mal
pronóstico.
TRASTORNO
PARANOIDE DE LA PERSONALIDAD. PARANOIDE. Recuerda al paranoico, sin llegar a
tener ideas delirantes. Los rasgos más llamativos son: desconfianza, suspicacia,
susceptibilidad, no aceptan las críticas, creen tener siempre razón y que la
culpa es de los demás. Tienden a los celos. Son orgullosos, fríos, con escaso
sentido del humor y de las manifestaciones de ternura.
EL
TRASTORNO ESQUIZOIDE Y EL ESQUIZOTIPICO DE LA PERSONALIDAD. Son formas
emparentadas con la esquizofrenia. El esquizoide es frío, distante
sentimentalmente, indiferente a lo que opinen de él, solitario, con pocas
amistades. El esquizotípico tiene los rasgos del esquizoide, pero además
trastornos del pensamiento, de la conducta, del lenguaje y de la percepción, que
recuerdan más a la esquizofrenia, sin llegar a su gravedad. Algunos tienen una
sensación de fuerza interna, de «presencia», de clarividencia, de telepatía,
etcétera, que los lleva a actuar como médiums, adivinos, futurólogos, etc. Con
frecuencia son extravagantes en el vestir, ambientación de su hogar y en el
lenguaje.
TRASTORNO
HISTRIONICO DE LA PERSONALIDAD. Al contrario que los anteriores, el histriónico
está siempre pendiente de lo que opinen los demás, y los trata de impresionar
con una conducta teatral, llamativa. Logran hacer amistades con facilidad, pero
se convierten en posesivos, exigentes, egocéntricos, reclamando la atención,
pretenden estar «en escena» de modo permanente. Son muy activos, inquietos,
vanidosos y con reacciones desproporcionadas a los conflictos interpersonales.
TRASTORNO
NARCISISTA DE LA PERSONALIDAD. El narcisista no busca atención como el
histriónico (con el que le asocian rasgos comunes), sino preferentemente
admiración. Tiene un concepto hipervalorado de sí mismo, fantasías de talentos
de cualidades y de éxito, y el empeño de que los demás las acepten como reales.
Exhibicionismo, tendencia a utilizar a los demás.
TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD POR EVITACIÓN. Padecen una actitud hipersensitiva.
Sufren con cualquier crítica, rechazo, desaire, ridículo o vergüenza, que son
incapaces de actuaciones, como hablar en público, salir a bailar de los
primeros, interpelar en una reunión, iniciar amistades, etc. Como consecuencia
pierden oportunidades de sobresalir, y de relacionarse, pero al contrario que el
esquizoide (al que no le importa) anhelan desesperadamente estos logros
perdidos. Excesiva autocrítica. Sólo aceptan de buen grado el trato con personas
de las que saben que les son incondicionales.
TRASTORNO
DE LA PERSONALIDAD POR DEPENDENCIA. Están inseguros de sí mismos, y aceptan
depender de los demás, y que éstos (cónyuge, familia, amigos) tomen todas las
decisiones importantes y en suma les manejen su vida. Soportan abusos de los
demás, con tal de lograr este apoyo.