A)
Pensamiento no racional. Se basa en la aparición de «imágenes» que, procedentes
del exterior, han quedado registradas en la memoria y pueden reactivarse por un
esfuerzo mental al pensar. Los juegos imaginativos (los que hace el niño al
enlazar unos cubos de colores con otros), las fantasías diurnas («el soñar
despierto» que permite al adulto escapar de las realidades desagradables o las
frustraciones para satisfacer sus anhelos) y los sueños, son formas de
pensamiento no racional en las que la fantasía aparece como una realidad.
B)
Pensamiento racional. Es el que sigue un razonamiento lógico que se obtiene por
deducción, inducción o analogía. El del ser humano adulto es un pensamiento
racional que tiende a buscar soluciones concretas.
C)
Pensamiento creador. Es la combinación del razonamiento y la imaginación, que da
como resultado una obra concreta.
Para
enjuiciar el pensamiento hay dos factores a valorar: el curso y el contenido.
El curso
del pensamiento es la forma en que los procesos mentales se enlazan unos con
otros. Según las «leyes de asociación de ideas», formuladas por Aristóteles, las
ideas semejantes entre sí, o las que tienen una relación temporal o espacial se
asocian más fácilmente entre ellas; asimismo, una idea puede, por asociación,
suscitar la contraria. Cuando el curso del pensamiento se hace más lento o se
retarda, se produce la bradipsiquia («cuesta trabajo pensar»); si el retraso se
acentúa, se llega a la inhibición del pensamiento; el grado máximo, «cuando es
imposible pensar», es el bloqueo del pensamiento: el sujeto está hablando, de
pronto se interrumpe y queda inmóvil unos segundos antes de continuar con lo que
estaba diciendo.
La
perseveración es la tendencia a reiterar sobre una idea o grupo de ideas, el
mismo tema una y otra vez. La prolijidad es una forma de perseveración en la que
no se distingue lo fundamental de lo accesorio, la persona habla y habla sin
parar de detalles insignificantes. Cuando el pensamiento es muy rápido, hablamos
de taquipsiquia, y si las ideas son muchas y el sujeto no las controla saltando
de una a otra, se produce la fuga de ideas.
El
contenido del pensamiento es el pensamiento en sí, que deriva de la combinación
de ideas y símbolos. El contenido tiene que ser lógico, pero siempre está
modulado por hechos, creencias, prejuicios, opiniones y situaciones emocionales.
La alteración máxima del contenido del pensamiento es el delirio, que consiste
en un juicio erróneo firmemente arraigado en el sujeto e irreductible a los
argumentos lógicos que las otras personas puedan hacer.
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El pensamiento
El pensamiento II
Pensamientos negativos
Un cambio de
pensamiento