QUÉ ES SER UNA PERSONA
REALIZADA
Cuando un
individuo alcanza un suficiente grado de madurez, al tiempo que logra una
estabilidad en todas las facetas de su personalidad, consiguiendo —o, al menos,
estableciendo unas bases firmes para ello— satisfacer sus anhelos y realizar la
mayoría de sus proyectos, decimos de él que es una persona realizada. La
realización personal trae consigo ventajas como la libertad, la autonomía y el
dominio de la situación, obteniéndose un equilibrio consigo mismo y con el
exterior.
No
existen baremos que marquen el nivel de realización idóneo, puesto que ésta es
una cualidad relativa y, sobre todo, muy subjetiva. Generalmente calificamos
como «realizada» a una persona cuando la observamos en la cima de un estatus
social, económico y profesional. No obstante, las perspectivas del supuestamente
realizado pueden ser muy diferentes desde su fuero interno: «Sí, muy bien, pero
yo no me siento satisfecho.»
La
conciencia es algo privativo y característico del ser humano. Mediante ella, los
acontecimientos que influyen en el individuo no actúan como simples estímulos
provocadores de una respuesta más o menos tipificada. Expresiones de la
conciencia como los sentimientos y emociones despertados ante un hecho no están
en función directa con el hecho en sí, sino con la interpretación psicológica
interior que damos al mismo. Y aquí ya no existen normas: «Sobre gustos no hay
nada escrito». Lo que para unos es maravilloso, puede ser nefasto para otros. De
ahí la diversidad de vocaciones y preferencias que pueden tornar en realizadas a
las personalidades más dispares.
Cada uno
tiene su propia vida y el deber de hacerse cargo de ella lo mejor que pueda.
Satisfacer nuestros deseos dependerá de las metas que nos marquemos y del empeño
que pongamos en la empresa.
El sujeto
práctico y, sobre todo, realista, que sabe dónde pisa, manteniéndose alejado de
la temeridad, que tiene claros sus objetivos y es consciente de las limitaciones
propias y ambientales, es un candidato muy probable a persona realizada.
Tal vez
la norma a seguir sea considerar la vida como una sucesión de momentos presentes
que no debemos dejar escapar. Si nos vamos sintiendo satisfechos de los pequeños
o grandes logros cotidianos es posible que con el tiempo la suma de éxitos
conduzca a la realización personal.
Una
persona realizada no es aquella que posee un estatus social, laboral y económico
envidiables, sino aquella que se siente complacida con lo que hace, que tiene
ambiciones positivas que le incitan a seguir superándose, pero sin angustias
comparativas entre lo que ha conseguido y lo que le queda por lograr.