La pubertad de la muchacha, que se inicia habitualmente
entre los 10 años y medio y los 11 años, está marcada por la asociación
mixta de dos tipos de hormonas: los estrógenos (hormonas esteroideas
responsables, fundamentalmente, de los caracteres sexuales femeninos) y los
andrógenos (hormonas sexuales de acción masculinizante). Algo similar sucede
en los varones, aunque en cada sexo, durante la pubertad, predomina la
hormona que le corresponde.
Así, bajo la influencia de los estrógenos, el primer
signo de cambio corporal de la pubertad en la chica es la aparición de un
nodulo sensible en el pezón, seguido del aumento del tamaño de la areola y
del seno, por desarrollo del tejido glandular. Es el llamado brote mamario y
es precisamente en esta época cuando comienza la aceleración del crecimiento
corporal. También los estrógenos modifican la vulva: la mucosa cambia de
color (de violácea se convierte en rosada) y de aspecto (de seca se
convierte en húmeda), y los labios menores se desarrollan y colorean.
En el mismo año del desarrollo mamario, los andrógenos
(suministrados por las glándulas suprarrenales y, sobre todo, por los
ovarios) se encargan de la aparición del vello en el pubis. Acostumbra
aparecer unos seis meses, de media, después del inicio del desarrollo
mamario, aunque no es raro que preceda al aumento importante de los pechos.
El vello se sitúa en primer lugar en el pubis (el monte de Venus), después
se extiende lateralmente hacia los labios mayores, al nacimiento de los
muslos, y a la parte inferior del abdomen con un límite superior de forma
horizontal. La completa extensión del vello pubiano (pilosidad adulta) se
consigue en dos años, mientras que el vello axilar aparece a media pubertad
y se desarrolla en dos o tres años. Los labios mayores se hipertrofian, se
pigmentan y se cubren de vello. Hay que hacer notar que la aparición del
acné, auténtica complicación -¡pesadilla!- de la pubertad, se halla bajo la
dependencia de estos mismos andrógenos (la hormona dihidrotestosterona en
particular), que actúan sobre las glándulas sebáceas, transformando los
folículos pilosebáceos en los populares «comedones», que se inflaman cuando
son rascados o apretados por el adolescente. Afecta a ambos sexos en un 90
%, aunque los varones tienden a tener un acné más severo por tiempos más
cortos que las mujeres, en quienes es menos severo pero de mayor duración.
El acné se inicia uno o dos años después de la pubertad. También la
testosterona es responsable del aumento de la transpiración, con el típico
olor ácido y penetrante del sudor.
La pubertad de las muchachas, en el plano fisiológico,
termina con la primera menstruación (menarquia), que señala efectivamente,
para el sentido común, la fecha de la pubertad. La menarquia aparece como
media unos dos años después de los primeros signos puberales (también,
habitualmente, coincide con la fase de desaceleración del crecimiento).
En el otro sexo, la primera manifestación de la pubertad
es el aumento del tamaño de los testículos, hacia los 11 años (la palabra
testículo procede del término latino testis, testigo, ya que la
presencia evidente de ellos atestiguaba a los antiguos romanos la virilidad
masculina y su potencial generador). En la época prepuberal el volumen del
testículo es inferior a 3 cm, mientras que en la edad adulta llega a ser de
20-25 mm y tiene un peso de unos 20 g. El volumen testicular se
valora mediante el orquidómetro de Prader, que consiste en un rosario de 13
ovoides de madera o de plástico engarzados en una cuerda y marcados con su
volumen en mm.
La aparición del vello pubiano en el varón, con
crecimiento del pene y pigmentación del escroto (bolsa que contiene los
testículos), acontece entre los 12 años y medio y los 13 años. Luego, la
pilosidad aumenta sobre la raíz de los muslos y sobre el escroto, alcanzando
el estadio adulto hacia los 16-18 años. La pilosidad de las axilas (axilar)
aparece a media pubertad y se desarrolla en dos o tres años. Después viene
la pilosidad en la cara (facial) y a continuación la del resto del cuerpo,
también en esta franja entre los 16 y 18 años. Uno de cada dos adolescentes
muestra un aumento mamario más o menos importante, que acostumbra a
retroceder por sí mismo. Los cambios de voz, con ligero descenso del tono en
las muchachas y mayor profundidad en los chicos (se evidencia a simple vista
por el aumento de tamaño de la popular "nuez de Adán"), aunque durante un
tiempo es bitonal, surgen generalmente en la fase avanzada del crecimiento
genital.
La primera eyaculación o polución consciente de esperma
(espermaquia) es un acontecer en general mal recordado. Constituye el signo
paralelo a la primera regla del otro sexo, y da fin simbólicamente a la
pubertad, aunque suele aparecer hacia los 13 años, cuando el tamaño
testicular es inferior a 10 mm siendo, por tanto, a diferencia de la
menarquia, un acontecer relativamente precoz dentro de la pubertad
masculina.