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Seguimiento Práctico de la Regulación Natural de la Fertilidad

Además del seguimiento de las normas específicas del método de Regulación Natural de la Fertilidad elegido, conviene hacer hincapié en la importancia de asumir un concepto fundamental en la práctica de dichos métodos: la abstinencia. Como se dice en el programa de la OMS, los Métodos Naturales requieren la abstinencia periódica de relaciones sexuales en las fases fértiles del ciclo si se desea evitar un embarazo.

Para profundizar en este tema, se pide que a las sesiones de educación asistan los dos miembros de la pareja. Esto ayuda a vencer una cierta resistencia masculina que se encuentra al principio de la enseñanza en algunos ambientes o culturas. Esta resistencia se debe a que el hombre advierte que, de alguna manera, en las épocas de aplicación de un método natural es la mujer la que conduce la sexualidad de la pareja; es importante en este punto aclarar que este hecho no perjudica sino que une, al adaptar el varón la realización de sus deseos sexuales a los ritmos biológicos de su mujer y a la decisión, debidamente ponderada de procrear o no, que conjuntamente se haya tomado.

Al tratar de la abstinencia nos situamos de lleno en uno de los puntos más superficialmente tratados o poco comprendidos de la Regulación Natural de la Fertilidad.

Se ha llegado a convertir en tabú términos como continencia, abstinencia, castidad conyugal, considerados represivos, sin más, cuando se refieren al ámbito de la sexualidad y, en cambio, se aceptan sin aspavientos como algo lógico cuando se aplican a otros campos: nadie se extraña de la necesidad de prescindir de la ingesta de grasas o glúcidos para evitar la obesidad, o de la disciplina -con sus correspondientes renuncias y abstinencias- a que ha de someterse un deportista o las exigencias horarias o de otro tipo de determinadas profesiones, etc.

Y es que en la sexualidad, como en cualquier aspecto del actuar humano, no se puede prescindir del autodominio y del autocontrol ni de los objetivos que se encuentran detrás del comportamiento. Se trata, sencillamente, de poner la pulsión al servicio del amor mediante un entrenamiento gradual, consciente y tenaz -algo así como el que se realiza en cualquier programa de preparación del cuerpo para el deporte- para llegar a ser dueño de uno mismo y poder entregarse al cónyuge, pensando no sólo en el placer sino en la felicidad y el valor como persona del otro.

Al entrenamiento necesario para que el cuerpo sea instrumento del amor generoso del alma, se le llama castidad; virtud que consiste en dominar el cuerpo, de modo que no busque el placer inmediato y egoísta, sino que la repetición libre, aunque esforzada, de actos de voluntad positiva haga fácil y espontáneo, casi reflejo y natural, que el cuerpo actúe en servicio del amor auténtico hacia el otro, es lo que se llama ejercicios de gimnasia de la voluntad. Se ha de tener en cuenta, además, que la misma vida impone la continencia en determinadas circunstancias, como son la enfermedad, viajes, agotamiento, parto reciente, etc. y que por tanto hay que saber integrar, con naturalidad, unos días de abstinencia en la vida conyugal, cuando sea necesario.

Se concederá gran importancia a instruir sobre el compromiso psíquico, implicado en los Métodos Naturales de la Regulación de la Fertilidad, que no consiste en la inhibición de la libertad sino en la liberación de la generosidad. Compromiso que sacrifica el propio deseo en aras de una más oportuna donación, desprovista de urgencias instintivas. No se trata pues, de un "aquí y ahora", programado o no, para saciar anónima y fugazmente un apetito, sino de un aplazamiento dialogado y configurado por unas circunstancias que en su momento, salvando a la sexualidad y a la pareja de la rutina, gratificará con largueza la espera compartida. Esto puede vivirse en lo que llamamos "viajes de novios" periódicos, es decir la pareja debe buscar el tiempo para realizar encuentros sosegados, alejados de la realidad cotidiana.

En la práctica nos encontramos a menudo con matrimonios que vienen a aprender las bases de la sexualidad responsable y la abstinencia después de unos años de vida conyugal, y a veces, el varón, al hablarle de abstinencia o de adaptar los propios ritmos de sexualidad a los ritmos biológicos de su mujer, presenta un cierto escepticismo, cuando no una resistencia. Si se le motiva y se le explica con convencimiento y de manera adecuada acaba, la mayoría de las veces, aceptándolo como un reto posible. Se le puede decir por ejemplo: "al principio el cambio de ritmo de su vida sexual podrá ser duro, como cuando se vuelve a practicar un deporte después de haberlo abandonado durante años ¡qué agujetas después de los primeros partidos o de la primera escalada!, pero también ¡qué satisfacción al marcar un gol o conseguir la cima! Lo mismo ocurrirá cuando consiga incorporar la abstinencia como una manifestación más de su amor". La experiencia de los profesionales que enseñan Métodos Naturales, demuestra que el varón maduro, y en contra de lo comúnmente admitido, acepta pronto y con satisfacción la necesidad de algunos días de abstinencia que no le entraña, al poco tiempo, grandes dificultades.

Son muchos los matrimonios que saben ver en la abstinencia compartida no un inconveniente sino un nuevo motivo de ilusión. Puede el placer encontrar una mejor calidad espaciando los encuentros, pues es una manera de evitar la indigestión sexual. Incluso desde el punto de vista hedonista cierta abstinencia puede ser beneficiosa: nunca apreciamos más el pan que cuando tenemos hambre, y nuestra sensibilidad pierde finura si estamos hartos, si nuestras relaciones sexuales se convierten en algo tan corriente como tomar una taza de té.

Una vez profundizado en el conocimiento de la sexualidad humana y en las diferentes modalidades de manifestaciones (sonrisas, caricias, miradas, conversación, relación sexual, etc.) los cónyuges habrán aprendido y asumido los objetivos del protocolo sobre Sexualidad y Responsabilidad del Manual de la OMS y que podemos sintetizar en:

1. Aceptar que la relación sexual no es la única forma de expresarse el amor y la sexualidad, aunque es necesario conseguir una armonía sexual o al menos hablar de ello y buscar convergencia. ¿Cómo conseguir la relación armónica? En primer lugar es preciso que haya una preparación a largo plazo en la que intervengan la voluntad y los sentimientos. En segundo lugar es necesaria una preparación inmediata del cuerpo.

2. Es imprescindible comprender la importancia de la comunicación personal a todos los niveles porque no hay duda de que el sexo es importante, pues satisface un impulso instintivo y colabora en la comunión interpersonal, pero una relación comprende también otras muchas cosas: formar un hogar (que es algo mucho más íntimo y personal que una casa o un piso), aprender juntos a cocinar, ahorrar juntos, planear juntos, preocuparse y reír juntos, tener hijos, etc. y especialmente revisar la necesidad humana-básica de conversar, sabiendo que conversar implica que ambos manifiesten lo que piensan y sienten, que sean escuchados con interés, que se sientan comprendidos y atendidos y reciban respuesta.

 

 

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