LA REPUGNANCIA
La
repugnancia es una emoción con carácter desagradable que surge como respuesta a
algo percibido por los sentidos de forma súbita y brusca, perturbando la
situación psicológica previa. lunto con esta manifestación psicológica tiene un
correlativo corporal, neurovegetativo, muy llamativo en forma de náuseas y hasta
vómitos, sensación de mareo y desvanecimiento.
Hay cosas
que a todo el mundo repugnan (como pisar un excremento de perro por las calles)
y otras que sólo repugnan a determinadas personas. Esto depende del origen de la
repugnancia, que puede ser diverso. Las vivencias anteriores desagradables dejan
una huella, y al entrar de nuevo en contacto con el objeto que las originó, es
fácil que vuelvan a producirse. Por ejemplo, si se tuvo una fuerte indigestión
al comer anchoas, es bastante lógico que luego, nada más verlas, entren náuseas.
Aquí entra en juego la memoria experiencial, y tanto las experiencias anteriores
como las nuevas, que, de alguna manera puedan relacionarse con ellas, generan
repugnancia.
Existen situaciones
fisiológicas especiales en las que el organismo manifiesta repugnancias nuevas
que antes no tenía, por ejemplo, frente a los alimentos. Las embarazadas suelen
cambiar sus gustos alimenticios y de pronto empiezan a aborrecer comidas que
antes les agradaban; tras el parto esta repugnancia desaparece. Algo semejante
ocurre en los estados
febriles en los que la
comida en general provoca una sensación de rechazo. Ciertos enfermos cancerosos
presentan, entre sus primeros síntomas, la repugnancia por la carne.
Las
motivaciones estéticas son innegables, tanto las que se captan por los sentidos,
como las que están determinadas por los patrones estéticos establecidos. Así,
repugna la suciedad, el mal olor corporal, las formas descuidadas y desaseadas
de vestir, ciertas deformidades físicas... Las normas sociales establecidas
dentro de cada cultura determinan que haya cosas que a casi todos repugnan, como
puede ser el oír sorber la sopa, o escupir en la calle.
La
repugnancia se puede superar en un momento dado y controlarse a largo plazo. El
autodominio, con un enorme esfuerzo, hace vencer los primeros instantes y
superar los correlatos vegetativos, como las náuseas; pasado el primer momento
se ha superado lo más difícil. A largo plazo y a base de entrenamiento, se llega
a vencer la sensación de repugnancia. Es típico de los estudiantes de medicina
sentir un rechazo inicial al ver la sangre, pero como desean ser médicos, se
acostumbran con el tiempo.