La
familia es la unidad social primaria y universal. El primer ambiente social que
conoce el ser humano es su familia.
El modelo
clásico de estructura familiar venía definido por la idea actualmente anticuada
de que el padre es quien trabaja fuera de casa y la madre queda en la misma al
cuidado de los niños. De este modo se establece un reparto de funciones: el
padre, cabeza de familia, es responsable de la productividad y posición de la
familia en la comunidad. La madre, por su parte, asume la vida afectiva de la
familia así como la atención de sus necesidades biológicas, incluida la salud y
la enfermedad. Aunque la educación de los hijos se comparte, la madre tiende a
desempeñar la formación autoexpresiva y conciencia del niño (qué debe hacer)
mientras que el padre lo hace hacia la modulación práctica de su actitud (cómo
debe hacerlo). En cierto modo, el padre aportaría al hijo su experiencia en el
funcionamiento con el entorno abierto y la madre, su conciencia interior en el
mundo de los sentimientos; ambos factores son complementarios en la formación de
la futura personalidad del hijo.
Podemos
resumir las funciones familiares de los padres como sigue:
Punciones
maritales. El matrimonio debe servir a las necesidades y satisfacciones
respectivas de los esposos; la relación ha de estar fundamentada en el apoyo
mutuo para la solución de posibles problemas, tanto conyugales como
paternofiliales.
Funciones de manutención. Abarcan tanto el suministro de alimentos como los
restantes cuidados físicos que los hijos precisan.
Funciones de relación. Consisten en ayudar a los hijos a encontrar su lugar
en la familia, facilitando que se sientan cómodos y seguros en las relaciones
interfamiliares así como en su progresiva incorporación a la sociedad a través
de sus grupos de amigos.
Funciones comunicativas. Se logran mediante el diálogo, fomentando el
entendimiento y el intercambio de inquietudes culturales y preocupaciones
personales, con el fin de reforzar y dar significación a la convivencia
familiar.
Funciones
emancipativas. Facilitan el último objetivo familiar de los hijos: la
consecución de su lugar como miembros de pleno derecho en la sociedad.
Obviamente, la emancipación de los hijos trae consigo el dolor de la separación
familiar, pero ello ha de asumirse como un fin que no supone la ruptura de los
lazos afectivos.
Funciones recuperadoras. Se realizan a través del compromiso en actividades
recreativas o de otro tipo que supongan un alivio y relajación para sus miembros
en contraste con el trabajo y deberes cotidianos.