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RECONOCER EL PROBLEMA DEL CONSUMO DE DROGAS
Los padres, hermanos y amigos, habitualmente notan un cambio gradual en el
comportamiento del adolescente cuando empieza la etapa de transición entre
la experimentación y el uso habitual del alcohol u otras drogas. De no haber
intervención inmediata en esta fase, el adolescente estará en peligro de
sufrir consecuencias muy negativas.
Se describen cinco etapas que pueden ayudar a familiares, maestros u otros
profesionales a detectar precozmente cambios de conducta y la frecuencia del
consumo de sustancias. Veamos las características de cada una de estas
etapas.
Durante la Etapa O, el adolescente presenta gran curiosidad acerca de la
sustancia que atrae su atención y le gustaría saber cómo le afectaría.
En la Etapa 1 ya está experimentando y aprendiendo los cambios de humor y
estado de ánimo inducidos por el alcohol u otras drogas. En esta etapa
inicial, los jóvenes tienen una sensación positiva y pocas adversas en
relación al uso de la sustancia. Dicha experimentación habitualmente tiene
lugar durante los fines de semana, y entre amigos. Ni la familia ni los
maestros notan cambio alguno en el joven, y si es descubierto en posesión de
la sustancia, a menudo mentirá al respecto ("la marihuana me la dio un amigo
para que se la guardara").
En la Etapa 2, el adolescente ya está buscando el estado de ánimo (high)
inducido por la sustancia. Los sentimientos que acompañan esta actividad son
la excitación de la aventura, el orgullo de convertirse en un "experto" y,
ocasionalmente, el sentimiento de culpabilidad. Las drogas preferidas en
esta segunda etapa suelen ser el alcohol, la marihuana y los inhalantes,
pero a veces se accede a los estimulantes, los tranquilizantes, o los
alucinógenos. La frecuencia de consumo se incrementa a cuatro o cinco veces
por semana. Hay jóvenes que comienzan a usar drogas por su propia cuenta, de
manera individual, sin participar en actividades de grupo. La modificación
de la conducta comienza a notarse: el rendimiento escolar pierde su
estabilidad y las calificaciones empiezan a declinar; se producen cambios de
amigos, así como de vestimenta; bruscos altibajos de humor incluyen
altercados con los padres; hay una tendencia al aislamiento, todo ello
seguido por frecuentes mentiras y actitudes deshonestas.
Cuando el joven llega a la Etapa 3 está obsesionado por la sustancia que
consume y por los cambios psicológicos que ocasiona. El uso se hace diario y
los cambios emocionales se muestran muy marcados, oscilando desde la euforia
a la más profunda depresión, incluyendo la emergencia de ideas suicidas (a
propósito, hay que recordar que tanto el suicidio como el homicidio juvenil,
con frecuencia coinciden con el abuso de sustancias). Durante esta tercera
etapa, habitualmente se consumen drogas diversas, siendo frecuente el uso de
"crack", heroína y narcóticos. También ahora es cuando el joven se ve
envuelto en la venta de drogas como medida para financiar su hábito
toxicómano, cuando no es el intercambio de favores sexuales o la más
promiscua venta del cuerpo -en ambos sexos, aunque hay una mayor incidencia
entre mujeres- para conseguir una dosis de la sustancia que anhela. Otros
cambios de conducta contemplan el fracaso y el abandono escolar, la pérdida
de empleo, robos, peleas, mentiras patológicas (mitomanía) y distanciamiento
progresivo de aquellos amigos -algunos, incluso, amigos de la infancia- que
no consumen sustancias.
En el momento en que llegan a la Etapa 4, los adolescentesnecesitan a toda
costa la sustancia para no sufrir un síndrome de abstinencia físico o
psicológico. Es corriente la depresión, la culpa, el remordimiento y la
vergüenza. Al mismo tiempo, el adolescente consume la droga que encuentra y
la obtiene de cualquier manera, según pueda. La frecuencia de uso es diaria
y la sobredosis es usual. La salud física y mental se deterioran. El abuso
de sustancias amenaza su vida y es de una total evidencia, imposible de
negar. Obviamente, los cambios físicos y los síntomas que presente el joven
variará de acuerdo con la sustancia y la frecuencia del consumo.
Signos y síntomas clínicos del usuario de drogas.
• Bronquitis frecuentes, tos crónica, mal aliento (halitosis), muco-sidades
nasales (rinorrea), sangrado nasal (epistaxis), inflamación de los senos
paranasales (sinusitis), ojos inyectados.
• Hematomas y lesiones cutáneas, marcas dejadas por las agujas de las
Inyecciones endovenosas.
• Hipertensión arterial, taquicardia, dolor en el pecho (precordial).
• Dolor abdominal, pérdida de peso, anorexia, náuseas, vómitos, aumento del
tamaño del hígado (hepatomegalia), úlceras digestivas.
• Debilidad, hipotonía, pérdida de energía, trastornos del sueño.
• Pérdida de memoria, falta de atención, irritabilidad, temblores.
• Desorientación, confusión, falta de sentido común, alucinaciones,
depresión, intento de suicidio.
• Infección con el virus HIV y/o hepatitis B por agujas contaminadas o
actividad sexual. |
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