|
¿Qué es el amor?
El amor es una profunda necesidad de ser uno con el todo, una profunda
necesidad de disolver en una unidad el tú y el yo. El amor es así porque
estamos separados de nuestra propia fuente. De esa separación surge el deseo
de volver al Todo y de unificarse con El.
El amor en uno mismo es valioso: no tiene ningún propósito, no tiene ningún
fin. Tiene una inmensa significación; una gran alegría, un éxtasis en sí
mismo, pero estos no son fines. El amor no es un negocio donde importan los
propósitos, las metas. Siempre hay una cierta locura en el amor... El amor
no tiene razón alguna. Simplemente puedes decir. “No sé. Todo lo que sé es
que amar es experimentar el espacio más hermoso dentro de uno mismo.” Pero
eso no es un propósito. Ese espacio no es mental. Ese espacio no puede ser
convertido en una comodidad. Este espacio es como un capullo de rosa con una
gota de rocío sobre sí brillando como una perla. Y con la primera brisa de
la mañana y al sol, el capullo está bailando. El amor es la danza de tu
vida.
Amor es el encuentro, el encuentro orgásmico de la vida y la muerte... Para
alcanzarlo, hay cuatro pasos que deben recordarse. El primero: estar aquí y
ahora, porque el amor sólo es posible en el “aquí-ahora”. No puedes amar en
el pasado. El segundo paso hacia el amor es: aprender a transformar tus
venenos en miel... El tercer paso hacia el amor es compartir tus cosas
positivas, compartir tu vida, compartir todo lo que tengas. Todo lo bello
que tengas, no lo escondas. Y la cuarta: sé la nada. Una vez que comienzas a
pensar que eres alguien, te estancas. Entonces el amor no fluye. El amor
sólo fluye de alguien que no es nadie. El amor mora sólo en la nada. Cuando
estás vacío, hay amor. Cuando estás lleno de ego, el amor desaparece. El
amor y el ego no pueden converger.
Es muy fácil amar a la gente en lo abstracto, el verdadero problema surge en
lo concreto. Hay que recordar que, si no amas a los seres humanos concretos,
reales, seres humanos, todo tu amor por los árboles y los pájaros es falso,
pura habladuría.
El amor es una flor muy frágil. Tiene que ser protegido, tiene que ser
reforzado, tiene que ser regado; sólo entonces se fortalece.
El amor no es un negocio, hay que dejar de tratarlo como tal. Sino, malogras
tu vida, el amor y todo lo que hay de hermoso en ello, porque todo lo que es
bello no es en absoluto negociable. Los árboles florecen, no es un negocio;
las estrellas brillan, no es un negocio y no tienes que pagar por ello y
nadie te exige nada. Un pájaro viene y se posa en tu puerta, te canta una
canción y no te pide un certificado o algo así. Ha cantado su canción y
luego, alegremente se va volando, sin dejar huellas. Así es como crece el
amor. Da y no esperes a ver cuánto puedes conseguir.
Cuando no tienes amor, le pides al otro que te lo dé. Eres un mendigo. Y el
otro te está pidiendo que se lo des a él o ella. Ahora bien, dos mendigos
extendiendo sus manos uno al otro y ambos con la esperanza de que el otro lo
tenga... Naturalmente ambos se sienten derrotados y ambos se sienten
engañados. Esta es la paradoja: aquellos que se enamoran no tienen amor, por
eso se enamoran. Y porque no tienen amor, no pueden darlo. Y algo más: una
persona inmadura sólo se enamora de otra persona inmadura, porque sólo ellas
pueden comprender el lenguaje de la otra. Una persona madura ama a una
persona madura. Una persona inmadura ama a una persona inmadura. El problema
básico del amor es madurar primero.
Cuando dos personas maduras sienten el amor, ocurre uno de los fenómenos más
bellos: están juntos y sin embargo tremendamente solos; están tan unidos que
casi son uno. Pero su unión no destruye su individualidad, de hecho, la
realza. Dos personas maduras enamoradas se ayudan mutuamente a ser más
libres, sin cadenas.
Yo te amo. No puedo evitarlo. No es cuestión de que pueda amarte o no,
simplemente te amo. El amor es, así que el amor fluye.
Eso es eterno y ése es el verdadero anhelo del corazón.
|
|