Muchos
confunden los términos pubertad y adolescencia. Hay quien, incluso, los
considera sinónimos. Y se equivocan plenamente. Aunque la adolescencia esté
precedida por los cambios físicos que tienen lugar durante la pubertad, es
conocido que se hace más evidente alrededor de dos años después de su
comienzo. La pubertad, por otro lado, es una "fiesta movible" en sus
inicios, que varían de acuerdo con factores climáticos y hereditarios
(característicos antecedentes familiares), y que pueden desencadenarse o
retrasarse por múltiples causas.
La pubertad se describe mejor como el período durante el
cual el cuerpo adquiere las características adultas, y la adolescencia como
el tiempo en que la persona crece y se desarrolla psicológica, emocional y
socialmente. Un autor propuso el término de pubescencia para designar
el período de transformación corporal que culmina en la pubertad.
La cuestión es que, en un momento determinado, todo el
organismo en crecimiento acelera su ritmo: el niño comienza su pubertad.
Hasta hace poco tiempo, niña y niño crecían a una velocidad similar, pero
ahora empiezan a diferenciarse de manera notable. En la muchacha, el proceso
puberal, con el llamativo estirón, se inicia entre los 9 y 10 años
(apuntemos aquí que el desarrollo de las mujeres es, por lo general, dos
años anterior al de los hombres), alcanzando sus máximos valores entre los
12 y 13 años. En cambio, el varón inicia su estirón entre los 11 y 12 años,
llegando a sobrepasar los valores del otro sexo entre los 14 y 15 años. Por
cierto, uno y otra no sólo se diferencian por las distintas formas de
crecer, sino porque existe un período donde los intereses de los dos sexos
se separan: en tanto que la niña observa que va llegando a ser mujer, el
varón continúa con su existencia de niño prepúber. A los 14 años, el varón
alcanza una estatura promedio mayor que la chica, que generalmente ya ha
finalizado su empuje puberal. Al cabo de estos años, se reinicia el diálogo
entre los dos sexos... que ya se encuentran en una situación de cierta
igualdad. La pubertad es la época de la vida en la que se produce una crisis
pluriglandular que afecta a todo el organismo y marca el comienzo de la vida
sexual.
Se ha dicho que la aparición de la pubertad es un acto de
la naturaleza y la adolescencia un acto del hombre. Ciertamente, la pubertad
es un hecho biológico inevitable, mientras que -en cierto sentido- la
adolescencia es una creación social. En esencia, el término adolescencia se
refiere al crecimiento psicológico relacionado (en sentido amplio) con los
procesos de crecimiento físico definidos por el término pubertad. Dicho de
otro modo: la adolescencia comienza en la biología y acaba en la cultura de
una determinada sociedad (por ejemplo, cuando los hijos logran un grado
razonable de independencia psicológica y/o económica de sus padres). Un
punto a recordar es que la principal tarea de la etapa adolescente consiste
en configurar y consolidar la propia identidad como persona única y madura.
Ya para los latinos, la distinción entre adolescencia y
pubertad estaba clara. La primera significaba el paso a la edad adulta, y la
segunda la transformación sexual, sobre todo la del varón. En efecto, el
término pubertad viene del vocablo latino pubes, que significa vello
(pelo corto y suave que cubre ciertas partes del cuerpo). Los romanos
consideraban al vello como signo de virilidad. Así, el verbo pubesceré
significa cubrirse de vello, llegar a ser púber, entrar en la
adolescencia, y pubertas significa la pubertad propiamente dicha,
signo de la pubertad, facultad viril (no se habla de chica púber, y se dice
más bien de ella que es nubil, de nubilis: en edad de casarse). El
fenómeno de la aparición del vello es el que más llamó la atención de
nuestros antecesores romanos, y les parecía una señal de la adquisición de
la facultad viril (hay que advertir que la aparición del vello en el pubis
es todavía un criterio médico actual para determinar la pubertad).