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Psicología de la
guerra
Los daños psicológicos provocados por la guerra perduran en el tiempo. En
los niños, los estudios demuestran la trágica situación que representa la
guerra, porque además de los pequeños que quedan inválidos, violados o
prostituidos, las niñas y niños quedan traumatizados psicológicamente.
Una periodista escribía en un periódico: "Los niños de Bagdad no duermen...
Día y noche se encuentran encerrados en refugios, oyendo el estruendo de los
bombardeos, el continuo aullido de las sirenas, que confunden con sus
propios gritos de terror... ya no juegan ni sonríen... Sus miradas sólo
traslucen miedo y sorpresa".
Violencia, presencia de bombardeos, combate en ciudades, incertidumbre,
pérdida de seres queridos, abandono... Las secuelas del terror que sufren
los niños ante el estado de guerra permanecen durante años, y muchas veces
toda la vida.
En principio, los niños de la guerra sufren de trastornos del sueño,
pesadillas, temor permanente, trastornos de los afectos, alucinaciones,
pérdida de contacto de la realidad y fobias, entre otras perturbaciones.
Los adultos tampoco escapan de las consecuencias de la guerra. El impacto de
cualquier grave perturbación del orden social es de una penetrante
incertidumbre psicológica.
Surgen en paralelo, la ira y la rabia, el miedo y la sensación de pérdida
del entorno familiar de amor y de seguridad. En sectores significativos de
la sociedad, junto a estas emociones, se dan estados de agresión
superlativos que estimulan violencia, motines y escenarios que, de no
controlarse, promoverán asesinatos y eventualmente genocidios.
Luego, las personas padecerán durante años trastornos de ansiedad
generalizada o estados depresivos. En principio, sufrirán de estrés
postraumático. Este trastorno puede ir combinado con depresión o estados de
ansiedad. Quienes lo sufren cambian sus hábitos de vida y pueden entrar en
conflicto con su pareja, hijos, familiares o perder su empleo. En algunos
casos la persona, cuando recuerda los hechos en los cuales participó, puede
perder contacto con la realidad y presentar episodios psicóticos, de
tristeza intensa y pérdida de los afectos. En la ansiedad generalizada vemos
cuadros de ataques de pánico, aparición de fobias, irritabilidad, tendencia
a ser agresivos, trastornos respiratorios como la hiperventilación,
taquicardia, y trastornos del sueño, desajustes y disfunciones sexuales.
La depresión es otra consecuencia con la presencia de lamento constante,
estados de tristeza, melancolía e ideas repetitivas de muerte y tendencia al
suicidio. |
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