LOS PADRES ANTE EL EMBARAZO DE LA ADOLESCENTE
Los padres tienen que mantener una actitud y predisposición positiva para
valorar de manera serena todas las alternativas de solución ante el embarazo no
deseado, y deben escuchar las aportaciones de su hija. Esto le ayudará a ella
posteriormente a implicarse en la solución adoptada. En consecuencia, le
prestarán apoyo en todo el proceso de toma de decisiones, sin culpabilizarla.
Es muy importante no dejarse llevar por la novedad y ansiedad de los primeros
momentos y valorar los pros y los contras de cada una de las alternativas que se
pueden adoptar, para tomar una decisión correcta, acorde con los valores y
estilo de la propia familia y la adolescente.
Habitualmente se contemplan distintas posibilidades:
• Tener al bebé sin implicar al padre adolescente y con el apoyo familiar.
• Tener al bebé implicando al padre adolescente y a ambas familias para
apoyarles. Viviendo juntos en el seno de una de ellas o no.
• Tener al bebé y darle en adopción.
• No tener al bebé. Abortar, siempre que se esté dentro de uno de los supuestos
que contempla la ley.
Es importante insistir aquí en que se deben contemplar cada una de las
alternativas y elegir la que entre todos se considere la más viable y la que
menos consecuencias negativas tenga para la adolescente. La familia puede y debe
informarse con especialistas que les asesoren en cada una de ellas. Médicos,
psicólogos, profesores y tutores académicos, abogados y trabajadores sociales,
entre otros, pueden aportar luz sobre temas relacionados con la salud y
consecuencias personales y sociales, tanto si se opta por continuar adelante
como si no con el embarazo.
Cuando la familia se entera del embarazo de la adolescente, se produce un
momento de crisis que les desborda. En ese momento, las emociones, pensamientos,
experiencia previa, actitudes, valores y prejuicios, se ponen en marcha de
manera rápida, y, con frecuencia, tienen la sensación de que la situación se les
puede escapar de las manos. Éste es uno de los momentos en los que es muy
importante tener claro el objetivo y dar los pasos necesarios para conseguirlo,
independientemente de cómo se estén sintiendo. Es cuando hay que centrarse en
los recursos personales para manejar eficazmente la situación.
La percepción de la situación
Las situaciones las percibimos como somos y no como son, por lo tanto es muy
importante hacer el esfuerzo de apartar nuestros propios prejuicios, que pueden
abordarnos en el instante de acercarnos a la persona con dificultades, la joven,
nuestra hija. Esto significa que tenemos que describir la situación tal y como
es en la realidad, manejando los datos objetivos; de esa manera no haremos
ningún juicio de valor ni pondremos etiquetas a esta persona que sabemos que
está sufriendo, no la culpabilizaremos. La realidad es que frente a nosotros, la
familia, hay una persona que está sufriendo porque tiene un problema importante.
Nosotros debemos facilitarle el primer paso hacia su mejoría, la primera ayuda
física y psicológica.
Los recursos personales
Los familiares disponen de unas estrategias personales que les van a permitir
afrontar y adaptarse a las situaciones difíciles y, si no pueden, deberán pedir
ayuda profesional. Tienen que saber que no están solos ante esta situación. Los
recursos hacen referencia básicamente a:
• Tener capacidad de relación.
• Establecer una relación de confianza con la adolescente.
• Sentir entusiasmo por contribuir a la solución del problema. ¿Hay algo más
estimulante y motivador que ayudar a una persona que esté en dificultades, sobre
todo si se trata de su hija?
• La empatía. Comprender su situación y sacar el máximo partido de esa relación,
en ese momento, con el objetivo principal de tranquilizarla y facilitar su
colaboración.
• Valorar conjuntamente las alternativas de solución y tomar la mejor decisión
para la adolescente.
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