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ORGANIZACION
La característica distintiva de organización de la Masonería especulativa es
el sistema de la Gran Logia fundado en 1717. Cada Gran Logia regular o
Consejo Supremo en el sistema escocés, o Gran Oriente en el sistema mixto,
constituye una organización soberana e independiente con poderes
legislativo, judicial y ejecutivo. Se compone de las logias o organizaciones
inferiores de su jurisdicción o de sus representantes reunidos de modo
regular y de los grandes oficiales elegidos.
Una logia debidamente constituida ejerce la misma autoridad, pero en una
esfera más restringida. Los oficiales indispensables de una logia son el
Maestro Adorador [77] el Guardián Mayor y Menor, y el Tejador. El maestro y
los guardianes son normalmente auxiliados por dos diáconos y dos mayordomos
para el trabajo ceremonial y social y por un tesorero y un secretario.
Muchas logias tienen un Capellán para las ceremonias y discursos religiosos.
Los mismos oficiales en mayores cantidades y con rimbombante títulos (Gran
Maestro Muy Adorador, Soberano Gran Comandante, etc.) existen en las Grandes
Logias. Como los gastos de los miembros son fuertes, sólo personas ricas
pueden permitirse el pertenecer a la fraternidad. Se restringe además el
número de candidatos por prescripciones con relación a sus cualidades
morales, intelectuales, sociales y físicas, y por una reglamentación que
exige la unanimidad de votos secretos para su admisión. Así que,
contrariamente a su pretendida universalidad, la Francmasonería parece ser
una sociedad muy exclusiva, tanto así que es una sociedad secreta, cerrada
al mundo profano del común de los mortales. "La Francmasonería", dice la
"Keystone" ("Piedra Angular") de Filadelfia [78] "no tiene derecho a ser
popular. Es una sociedad secreta. Es para los pocos, no para los muchos,
para los escogidos, no para las masas."
En
la práctica, en verdad, las prescripciones acerca de los dones intelectuales
y morales no son rigurosamente obedecidas:
"Cantidad se admiten . . . cuyo único objetivo es hacer de su membresia un
medio para promover su interés pecuniario". [79]
"Hay un numero considerable de nuevo, que aprecia La Francmasonería
únicamente por las reuniones sociables que le son atribuidas."
"De nuevo he oído hombres que dicen abiertamente, que se habían afiliado
para tener acceso a cierta clase de individuos, como asunto de negocios, y
que fueron obligados a hacerlo porque cada quien así lo hacía. Además hay un
gran numero que se afilian por curiosidad o tal vez, porque alguien en una
posición por encima de ellos es masón."
"Muy semejante a esto es esa clase de individuos que desean una asociación
simpática". [80]
"En la Masonería encuentran los medios de tener fácil acceso a una sociedad,
que se les niega por convenciones sociales. Tienen riqueza pero ni el
nacimiento ni la educación que les permitan ser elegibles para relaciones
corteses y distinguidas."
"El negocio nunca esta ausente de sus palabras y actos."
"El cuerpo Masónico incluye un gran número de publicanos." [81]
De la regla Masónica (amor fraterno, ayuda, y verdad) son seguramente las
dos primeras, especialmente tal como se entienden en el sentido de ayuda
mutua en todas las emergencias de la vida, las principales razones de
adhesión para la mayor parte de los candidatos. Esta asistencia mutua,
simbolizada sobre todo por los cinco puntos de confraternidad y el "gran
saludo en señal de desgracia" del tercer grado, es una de las
características fundamentales de la Francmasonería. Por su juramento el
Maestro Masón se compromete a mantener y sostener los cinco puntos de
confraternidad de hecho así como de palabra, i.e., asistir a todo Maestro
Masón en cada ocasión según sus facultades, y en especial cuando haga la
señal de desgracia. En Duncan, "Ritual americano" (229), el Archi-Masón Real
jura incluso:
"Ayudaré a un compañero Archi-Masón Real, cuando lo vea metido en cualquier
dificultad y tomaré su causa para liberarlo del problema tenga o no razón".
Es un hecho atestado por hombres experimentados de todos países que,
dondequiera que la Masonería es influyente, los no-masones sufren en sus
intereses por la preferencia sistemática que masones se dan el uno al otro
en nombramientos a cargos y empleos. Incluso Bismarck [82] se quejó de los
efectos de esta ayuda Masónica mutua, que es perjudicial asimismo para la
igualdad cívica que para los intereses públicos. En libros y revistas
Masones, los actos ilícitos y traicioneros, ejecutados para prestar esta
ayuda mutua, son recomendados y alabados como una gloria de La
Francmasonería. "Las mismas leyes inexorables de la guerra", dice el orador
oficial del Gran Oriente de Francia, Lefèbvre d'Aumale [83] "tienen que
doblegarse delante de La Francmasonería, lo que es quizás la demostración
más notable de su poder. Una señal bastó para detener la matanza; los
combatientes tiraron sus armas, se abrazaron el uno al otro fraternalmente y
se volvieron enseguida amigos y Hermanos como sus juramentos lo prescriben",
y el "Handbuch" [84] lo declara: "esta señal ha tenido efectos benéficos,
particularmente en tiempos de guerra, cuando frecuentemente aplaca a los más
acerbos enemigos, de manera que escuchan la voz del humanismo y se dan ayuda
mutua en lugar de matarse el uno al otro". [85] Incluso la ampliamente
propagada sospecha, de que a veces la justicia es frustrada y criminales
Masones son salvados de un merecido castigo, no se puede estimar infundada.
La dicha práctica de ayuda mutua es tan reprensible que los mismos autores
Masones [86] la condenan severamente. "Si", dice el Hermano Marbach (23),
"La Francmasonería pudiera verdaderamente ser una asociación, e incluso una
secreta, de hombres de los más diversos rangos de la sociedad, ayudándose y
promoviéndose el uno al otro, sería una asociación inicua, y los policías no
tendrían deber más urgente que el exterminarla."
Otra característica de la ley Masónica es que "traición" y "rebelión" en
contra de la autoridad civil son declaradas sólo como crímenes políticos,
que no afectan la buena reputación de un Hermano más que la herejía, y no
proporcionan ninguna razón para un juicio Masónico. [87] La importancia que
la Masonería atribuye a este punto se manifiesta por el hecho de que se
publica en el Artículo II de los "Antiguos Cargos", que define los deberes
de un Francmasón con respecto a las autoridades Estatales y civiles.
Comparado con el mandato correspondiente de las constituciones "góticas" de
la masonería operativa, no es nada menos ambiguo que el Artículo I acerca de
Dios y de la religión. Las antiguas Constituciones góticas cándidamente
ordenaban: "Asimismo serás fiel vasallo del Rey sin traición ni mentira y
que no conocerás traición sin enmendarla, si puedes, sino advertirás de ella
al Rey o a su consejo". [88] El segundo artículo de La Francmasonería
moderna especulativa (1723) dice:
De los magistrados civiles, supremos y subordinados. Un Masón es un pacífico
sujeto de las Autoridades Civiles, dondequiera que reside o trabaja, y nunca
tendrá nada que ver con Complots ni Conspiraciones en contra de la paz y el
bienestar de la Nación, ni se comportara de manera indebida con los
Magistrados subalternos. Porque la Masonería siempre ha sido perjudicada por
la Guerra, el derramamiento de sangre y la Confusión, los antiguos Reyes y
Príncipes han sido muy bien dispuestos a alentar a los masones, debido a su
Pacifismo y Lealtad, con lo que prácticamente contestaron a las Criticas de
sus adversarios y promovieron el Honor de la Fraternidad, que siempre
floreció en Tiempos de Paz. De manera que si un Hermano pudiera Rebelarse en
contra del Estado, su Rebelión no se debe aprobar, pero se le debe tener
lastima como a un hombre infeliz; y, si no se le declara culpable de ningún
otro Crimen, sin embargo, la fiel Hermandad tiene que y debe repudiar su
Rebelión, y no debe tener resentimiento ni Razón de Envidias políticas hacia
el Gobierno por el momento; no pueden expulsarlo de la Logia y su Relación a
con ella es inabrogable.
Así que la rebelión, según la Masonería especulativa moderna, es sólo
desaprobada cuando se conspira contra la paz y el bienestar de la nación. La
hermandad debe rechazar la rebelión, pero sólo para preservar a la
fraternidad de problemas por parte de las autoridades civiles. Un hermano,
por tanto, culpable de rebelión no puede ser expulsado de la logia. Por el
contrario, sus compañeros masones están particularmente obligados a
compadecerse de él en su infortunio cuando él (en prisión o frente a las
cortes) tenga que sufrir de las consecuencias de su rebelión, y le darán
fraternal ayuda tanto como puedan
La Francmasonería misma como organización es muy pacífica y leal, pero no
desaprueba. Al contrario, alaba aquellos hermanos que por amor de la
libertad y del bienestar nacional complotan con buen éxito en contra de
monarcas y otros gobernantes despóticos, aun cuando, como asociación de
utilidad pública exija privilegios y protección de los reyes, príncipes, y
otros altos dignatarios para el éxito de su obra pacífica. "La lealtad a la
libertad", dice "la Crónica del Francmasón" [89] "pasa por encima de todas
las otras consideraciones". La sabiduría de esta reglamentación, observa
Mackey [90] "será evidente cuando consideremos que, si la traición o la
rebelión fueran crímenes masones, casi cada masón en las Colonias Unidas, en
1776, habría sido sometido a expulsión y cada Logia a la confiscación de su
autorización por las Grandes Logias de Inglaterra y Escocia, bajo cuya
jurisdicción estaban en ese momento."
Un engañoso refrán es "Masón una vez, Masón siempre". Esto a menudo se
interpreta como que "el vínculo Masónico es indisoluble, y que no hay
ninguna remisión de sus consecuencias" [91] o "Obligaciones" [92] que ni
siquiera la muerte puede cortar la unión de un Masón con la Francmasonería.
[93] Pero indudablemente un Masón tiene el "derecho de demisionar" [94] y
este derecho, cualquiera que sea la opinión de la jurisprudencia Masónica y
según los derechos naturales e inalienables del hombre, se extiende hasta un
retiro completo no sólo de la logia sino también de la hermandad. En la
escala de penas Masónicas, la "expulsión" es la más grave. [95] Además de
aquellos que han sido expulsados o que han renunciado hay muchos masones "no
afiliados" que han cesado de ser miembros "activos" de una logia, pero,
según la ley Masónica, la cual, por supuesto, no puede obligar más que de lo
que esta autorizada por las reglas generales de la moralidad, quedan sujetos
a la logia dentro de la jurisdicción de la cual ellos residen.
Sobre la unidad, las autoridades Masónicas unánimemente afirman que la
Francmasonería en todo el mundo es una sola, y que todos los francmasones
constituyen en realidad una sola logia; que las diferentes logias existen
sólo por conveniencia, y que por consiguiente todo Masón regular tiene
derecho a ser recibido en toda logia regular del mundo como un hermano, y,
en caso de que esté en apuros, a que se le ayude. El buen entendimiento
entre masones de diferentes países es favorecido por las relaciones
personales y por la correspondencia, especialmente entre las oficinas de los
grandes secretarios, y por los congresos internacionales [96] que llevaron
al establecimiento, en 1903, de una oficina permanente internacional en
Neuchâtel, Suiza. [97] No hay ninguna Gran Logia general o dirección de la
Francmasonería, aunque varios intentos se han hecho en casi cada uno de los
más grandes estados o países para establecer una. Disensiones incesantes
entre sistemas y Cuerpos Masónicos son características de la Francmasonería
en todos los países y épocas. Pero la unidad federal de la Francmasonería
basta para demostrar una verdadera solidaridad entre masones y Cuerpos
Masónicos en todo el mundo; de donde viene la acusación de complicidad en
las maquinaciones que algunos de ellos tienen. Esta solidaridad es
públicamente reconocida por autoridades Masónicas. Pike, por ejemplo,
escribe [98]: cuando el periódico en Londres que habla de la Francmasonería
de la Gran Logia de Inglaterra, con menosprecio protestó que la
Francmasonería inglesa era inocente de las acusaciones proferidas por la
Bula Papal (Encycl. 1884) contra la Francmasonería, cuando declaró que la
Francmasonería inglesa no tenía ninguna opinión política ni religiosa, y que
ni en el menor grado simpatizaba con las permisivas opiniones ni con las
extravagantes declaraciones de una fracción de la Francmasonería
Continental, recibió muy justamente y de manera muy concluyente un jaque
mate por los Organos Romanos con la respuesta, "le es inútil protestar.
Ustedes son francmasones y usted los reconocen como francmasones. Ustedes
les dan aprobación, estímulo y apoyo y son responsables junto con ellos y no
pueden evitar esa responsabilidad".
[76] , 292 sig.
[77] Francés Vénérable; German Meister von Stuhl.
[78] Chr., 1885, I, 259.
[79] Chr., 1881, I, 66.
[80] Chr., 1884, II, 196.
[81] Chr., 1885, I, 259), etc., etc.
[82] Gedanken und Erinnerungen, 1898, I, 302 sig.
[83] Solstice, 24 June, 1841, Procès-verb., 62.
[84] 3ra ed., II, 109.
[85] Ver tambien Francmasón, Lond., 1901, 181; Clavel, 288 sigs.; Ragon,
"Cours", 164; Herold, 191, no. 10; "Handbuch", 2nd
ed., II, 451 sigs.
[86] E.g., Krause, ibid., 2nd ed., I, 2, 429; Marbach, "Freimaurer-Gelübde",
22-35.
[87] Mackey, "Jurisprudencia", 509.
[88] Thorp, Ms., 1629, A. Q. C., XI, 210; Rawlinson, Ms. 1900, A. Q. C., XI,
22; Hughan, "Antiguos Cargos".
[89] Chr., 1875, I, 81.
[90] Jurisprudencia, 510, nota 1.
[91] Chr., 1885, I, 161.
[92] Chr., 1889, II, 58.
[93] Chr., 1883, II, 331.
[94] Mackey, "Jurisprudencia", 232 sig..
[95] Mackey, op. cit., 514 sigs.
[96] París, 1889; Amberes, 1894; La Haya, 1896; París, 1900; Ginebra, 1902;
Bruselas, 1904; Roma, planeado para Oct., 1911. |
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