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El manejo del miedo
Debemos ayudarles a darse cuenta de que cuanto más sepan acerca del miedo,
menos razones tendrán para temerlo. El miedo sólo es esa sensación que
experimentan en el cuerpo; nada más. Cuando se serenan, la sensación de
miedo se desvanece. Tenemos que darles la oportunidad de que hablen sobre su
experiencia.
Es bueno discutir con ellos el valor del miedo. Los varones, sobre todo,
deben comprender que asustarse no tiene nada de "afeminado". Puedes explicar
a los niños que el miedo puede ayudarnos a prevenir un peligro, y puede
darnos una repentina descarga de energía para correr y escapar cuando hay
que hacerlo. El miedo nos ayuda a protegernos a nosotros mismos y también
nos enseña que es aconsejable ser cauteloso ante lo desconocido, así como
cuando estamos solos y en lugares oscuros. Por lo tanto, no hay que
avergonzarse de tener miedo; es algo natural que nos puede ser de una gran
utilidad.
Sin embargo, tenemos que ser capaces de saber manejarlo, para que no se
extralimite y se adueñe por completo de nuestra mente. También hay que
aprender a conocer cuándo es estrictamente necesario tener miedo y cuándo es
el simple resultado de un hábito o de ideas erróneas sobre lo que realmente
constituye o no una amenaza. Básicamente, lo que tienes que hacer es ayudar
a los niños a familiarizarse con su miedo, para que lo consideren como un
valioso centinela y no como un pavoroso déspota que les inmoviliza el cuerpo
y les impide razonar con claridad.
En una ocasión, un grupo de niños de ocho años preguntaron si podían hacer
una lista de todas las cosas que les daban miedo y usar las más comunes como
temas de reflexión. Los resultados fueron excelentes: la capacidad para
afrontar serenamente los temores imaginarios, en lugar de huir de ellos,
aumentó considerablemente. |
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