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NUEVAS
INVESTIGACIONES SOBRE DE LA MUJER
Afortunadamente, se hacen progresos reales en el conocimiento de la mujer y,
tanto la investigación como la teoría, son cada vez más complejas.
Disponemos de tests para medir la androginia y la investigación ha
documentado muchas de las consecuencias de ser andrógino. Hay algunas
diferencias muy bien documentadas entre los estilos de comunicación verbal y
no verbal de mujeres y varones, y las investigaciones están procediendo a
determinar con exactitud el significado de tales diferencias. La terapia
feminista es ya algo más que un destello de alguna feminista y actualmente
se practica de forma generalizada. Y la lista sigue ampliándose.
Sin duda, esto no significa que sepamos todo lo que hay que conocer sobre
las mujeres. De ninguna manera. Todavía no disponemos de mucha información.
Quizá tú desees emplear algún tiempo en pensar sobre las cuestiones más
importantes que debería abordar la investigación futura. Nosotros
indicaremos algunas que nos parecen importantes.
Muchas investigaciones sobre la psicología de la mujer se han centrado en
aquellas que han conseguido éxitos, analizando las características de su
personalidad, aspectos biográficos comunes, etcétera. Este enfoque es
interesante si pretendemos mejorar el rendimiento de las mujeres: el estudio
de las que han conseguido unos notables logros puede proporcionarnos
indicaciones respecto a cómo "crear" una mujer de elevado rendimiento
mediante determinadas prácticas educativas y demás factores. El problema
radica en que concentramos el 90% de la investigación en el 1% de la
población y complicamos el problema al denominarla "psicología de la mujer",
aludiendo a todas las mujeres. Aunque necesitamos investigar sobre las que
han tenido éxito, también tenemos que reorientar nuestros esfuerzos para
comprender la psicología de las madres de familia, de las secretarias, de
las mujeres que sufren retraso mental, de las minusválidas y de muchas
otras. No digo que todos los estudios haya que hacerlos mediante muestras al
azar, sino que conviene definir otros grupos distintos al de las mujeres de
éxito, que también tienen importancia o suscitan interés. Por supuesto, el
análisis de todos estos grupos constituye una tarea tan importante para la
psicología en general como para la psicología de la mujer.
De aquí surge lo que quizá sea más urgente: el estudio de las mujeres de
distintas etnias. La psicología de la mujer ha sido reiteradamente la
psicología de la mujer blanca de clase media. Tenemos que conocer mejor a
las afronorteamericanas, asiáticonorteamericanas, hispanas e indias
norteamericanas, de todas las clases sociales. Necesitamos saber más sobre
aquellos que han conseguido un éxito enorme, a pesar de la desigualdad, y
sobre las que dependen de la beneficencia. Tenemos que profundizar respecto
a cómo definen los papeles asignados a los géneros y cómo regulan la
sexualidad de la mujer los diferentes grupos étnicos que habitan en
Occidente. Al hacerlo, tendremos que conservar siempre una perspectiva
equilibrada entre las semejanzas y las diferencias étnicas.
Necesitamos más investigaciones sobre los problemas de adaptación de las
mujeres, sobre todo con respecto a la depresión, el alcoholismo y los
trastornos de la alimentación, porque son muy frecuentes. Tenemos que
conocer las causas de la depresión y lo que podemos hacer para prevenirla
(p. ej., modificando las prácticas educativas y de crianza, la normativa
escolar, la violencia contra las mujeres o los papeles en la familia). Junto
a esto, tenemos que trabajar más sobre la psicoterapia aplicada a los
problemas de la mujer e investigar sobre su eficacia. Hay que orientar
ciertas investigaciones, relacionadas con lo anterior, hacia los aspectos
psicológicos de los problemas de salud de la mujer, como el embarazo deseado
y el no deseado, el aborto y el cáncer de mama.
Tenemos que conocer el feminismo de un modo más científico. Desde el punto
de vista psicológico, ¿qué les ocurre a las mujeres cuando se hacen
feministas? ¿Cómo reaccionan otras personas ante las mujeres que son
feministas? ¿Qué impacto produce el feminismo en los hombres? Dos estudios
sirven de ejemplo de los tipos de investigación que pueden realizarse en
este campo. Los psicólogos han estudiado las diferencias entre hombres
profeministas y antifeministas en sus reacciones frente a una mujer que
disintiera asertivamente con respecto a ellos. La mitad de los hombres
interactuó con una nujer cuyo dominio del tema sometido a discusión era
patente, mientras que la otra mitad interactuó con otra mujer cuyo
conocimiento de la cuestión era irreevante. En la mitad de los casos, el
tema era tradicionalmente masculino (el ejército) y en la otra mitad,
femenino (el cuidado de los hijos). Resultó que no había diferencias entre
los profeministas y los antifeministas en su conducta concreta con respecto
a la mujer. No obstante, como era previsible, los profeministas diferían de
los antifeministas en el tipo de mujer más apreciado. A los profeministas,
les gustaba aquella que se mostraba asertiva en el tema masculino, mientras
que, los antifeministas, preferían la que se definía como asertiva en el
tema femenino.
Otros trabajos han evaluado el impacto de un curso de estudios sobre la
mujer en las actitudes correspondientes al papel adecuado al género de los
alumnos. Las actitudes de los que hicieron el curso sobre la mujer fueron
significativamente más liberales en comparación con las de un grupo de
estudiantes de introducción a la sociología, cuyas posiciones no cambiaron
durante el trimestre. En el curso sobre la mujer, variaron las actitudes,
tanto de los varones como de las mujeres, aunque las de éstas se modificaron
más que las de los hombres. Los investigadores concluyeron que el cambio de
las actitudes se debía al componente de concienciación del curso. Es más,
especuló que el componente de concienciación del movimiento de la mujer
produce un impacto significativo en la gente.
Necesitamos conocer el impacto que produzcan los avances recientes en la
técnica relacionada con el sexo en la vida de las mujeres. Hay quienes
sostienen que la expansión de la píldora anticonceptiva ha constituido el
mayor estímulo individual para la liberación de la mujer. Si un único avance
técnico de este tipo puede tener consecuencias de tan largo alcance, ¿cuál
será el impacto de otras técnicas? ¿Qué efectos producirán los bebés
concebidos en laboratorio, la maternidad de alquiler, las técnicas de
elección de sexo? En cierto sentido, actualmente ya es factible: una mujer
podría hacer que le practicaran una amniocentesis, descubrir el género de su
hijo y abortar, si no fuese del sexo "conveniente". Personalmente,
detestamos ver que las mujeres aborten por motivos relacionados con el
género y creemos que muy pocas lo harían. Pero se disponen de métodos más
minuciosos para elegir el género.
Un estudio investigó la influencia de la tecnología de la elección de género
encuestando a 710 estudiantes de primer ciclo universitario. Como habían
puesto de manifiesto encuestas anteriores, suele producirse una preferencia
abrumadora por un varón como primer hijo: el 85% se manifestó así. El 73%
dijo que le gustaría que el segundo hijo fuese una niña. Dada la preferencia
manifestada con respecto al tamaño de la familia, nacerían más niños que
niñas (55%). y habida cuenta de los descubrimientos previos sobre las
diferencias entre primogénitos y segundogénitos, es probable que se
magnificaran las discrepancias psicológicas entre géneros. Es preciso
realizar muchas más investigaciones de este tipo.
Como expuse en capítulos anteriores, las estudiosas feministas hacen
hincapié en la importancia de las relaciones de poder entre mujeres y
hombres. Hacen falta más investigaciones psicológicas en este campo.
Necesitamos conocer cómo ejercen los hombres el poder sobre las mujeres y
cómo éstas pueden empezar a manifestarlo de eficazmente. Unas psicólogas
realizaron un interesante estudio que muestra algunas posibilidades de las
futuras investigaciones en este campo. Trataron de descubrir si las mujeres
podían mejorar su categoría, tal como la perciben, adoptando algunas pautas
de comunicación no verbal típicas de varones de categoría superior. Para
hacerlo, elaboraron grabaciones de vídeo de corta duración en las que
aparecían dos personas a las que se presentaba como pertenecientes a la
misma empresa. Una de ellas pedía un favor y, al principio, la otra se
negaba a hacerlo aunque, después, accedía. Utilizando todas las
combinaciones posibles de hombres y mujeres en ambos papeles, las
investigadoras presentaban a una persona que mostraba conductas no verbales
de categoría superior (p. ej., sonrisas poco frecuentes, tocar a la persona
con la que está tratando) y la otra, conductas no verbales de categoría
inferior. Los estudiantes clasificaron el nivel laboral de cada uno de los
personajes, masculinos y femeninos, que aparecían en las grabaciones. En
general, los sujetos pensaban que la persona que exhibía conductas de
categoría superior tenía un nivel laboral más elevado, con independencia de
su género. En consecuencia, parece que, si las mujeres transmitieran su
competencia de forma no verbal, se las reconocería como competentes y de
categoría superior. Es un descubrimiento estimulante. Por desgracia, también
podía apreciarse que, cuando el hombre mostraba conductas de categoría
inferior en presencia de una mujer que exhibía conductas de categoría
superior, su trabajo se clasificaba en un nivel más bajo que cuando el
interlocutor de conducta de categoría superior era un varón. Por tanto, los
hombres pueden perder prestigio si trabajan a las órdenes de mujeres de
categoría superior, de donde puede derivarse cierto resentimiento masculino.
Éste es exactamente el tipo de información (sobre las consecuencias
positivas y negativas de las nuevas pautas de conducta) que necesitamos. |
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