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HORMONAS SEXUALES
Las
hormonas son poderosas sustancias químicas elaboradas por las diversas
glándulas endocrinas del cuerpo. Dichas glándulas secretan hormonas al
torrente sanguíneo, pudiendo influir, por tanto, en todo el cuerpo,
incluso cuando los órganos objetivos estén muy alejados de la glándula
endocrina secretora. Entre las glándulas endocrinas están las gónadas
(ovarios y testículos), los islotes de Langerhans, la pituitaria, el
tiroides y las cápsulas suprarrenales.
La hormona sexual "masculina" se denomina testosterona. Pertenece a un
grupo de hormonas "masculinas", llamadas andrógenos, que elaboran los
testículos. Las hormonas sexuales "femeninas" son los estrógenos y la
progesterona, sintetizadas por los ovarios. Si estas hormonas influyen en
la conducta, pueden provocar diferencias entre los géneros.
En realidad, es erróneo llamar hormona sexual "masculina" a la
testosterona y hormonas "femeninas" a los estrógenos y la progesterona. La
testosterona, por ejemplo, se encuentra tanto en las mujeres como en los
hombres. La diferencia estriba en la cantidad, no en la presencia o en la
ausencia. En las mujeres, las cápsulas suprarrenales segregan la
testosterona, cuyo nivel en sangre es, más o menos, un sexto del que se
encuentra en los hombres.
Las
diferencias de niveles de hormonas sexuales pueden afectar la conducta en
dos etapas importantes del desarrollo: en el período prenatal (entre la
concepción y el nacimiento) y durante y después de la pubertad (edad
adulta). Los endocrinólogos aluden a los efectos prenatales como efectos
organizadores, porque provocan un efecto relativamente permanente en la
organización de ciertas estructuras, sean del sistema nervioso o del
reproductor. Los efectos de las hormonas en la edad adulta se denominan
efectos activadores, porque activan o desactivan determinadas conductas.
Con el fin de comprender los efectos prenatales, conviene examinar primero
el proceso de diferenciación prenatal de género.
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