FACTORES QUE INFLUYEN EN
LA SEXUALIDAD
La
identidad genérica y sexual es el resultado de la interacción entre
condicionamientos biológicos, psicológicos y ambientales, en especial la
educación familiar y la influencia cultural de la sociedad.
El
condicionamiento biológico. Viene definido por la dotación hormonal que
determina una configuración física y ciertos patrones de conducta (masculina o
femenina).
Esto es
patente en los animales, pero a medida que ascendemos en la escala zoológica, y
sobre todo cuando llegamos al ser humano, observamos una mayor influencia
ambiental y psicológica que biológica.
Los
rasgos anatómicos y genitales del recién nacido actúan como señales que disponen
a sus padres en la asignación de un sexo y una educación determinados, según la
masculinidad o femineidad de su hijo o hija. Las restantes actitudes sociales
condicionan y refuerzan psíquicamente la identidad genérica hasta una total
reafirmación.
Cualquier
variación substancial en estos factores condicionantes influirá en la conducta
sexual. Así por ejemplo, las disfunciones hormonales o genéticas importantes
provocan síndromes patológicos severos, como los hermafroditismos y estados de
intersexualidad que se reflejan en una constitución física determinada.
Pero al
margen de estas alteraciones biológicas claramente comprensibles y por otro lado
poco frecuentes, tienen mayor significación los factores psicológicos y
culturales que también afectan sensiblemente a la conducta sexual.
Factores
educacionales. Estudios realizados sobre niños que presentaban ciertos rasgos
femeninos, como la preferencia por los juguetes, ropas y compañía de niñas,
revelaron que con frecuencia se daban hechos como: incomprensión, rechazo y
desprecio por parte del padre, excesivo apego a la madre con superprotección por
parte de la misma en cuanto a excesivos cuidados e inhibiciones en los juegos
rudos que suponían cierto riesgo físico y en la interacción con otros niños
varones, difícil acceso al desempeño del papel masculino por la convivencia
exclusiva entre niñas o mujeres que lo privaba de un hombre adulto que le
sirviera de modelo y la posible belleza o delicadeza física que condicionaba a
los adultos a ejercer sobre él un trato similar al dispensado a las niñas. Y
algo similar ocurre con las niñas cuya educación es encauzada hacia la conducta
masculina.
Factores culturales. Principalmente los relacionados con la moral y la religión,
encaminados hacia un puritanismo excesivo; generadores de serios conflictos
intrapsíquicos por el constante miedo a la condenación y el castigo que lleva a
profundos sentimientos de culpa inhibitorios de una respuesta sexual normal. En
este campo adquiere especial significación el estrago causado sobre la
sexualidad femenina, ignorada hasta hace muy poco y que finalmente va emergiendo
a la luz con todo su potencial y relevancia para asombro, y en cierto modo
pavor, del hombre que siente tambalear sus puntales de machismo dominante.
Factores
psicológicos. Aquí se incluyen todos los miedos, preocupaciones y tabúes
relacionados con la sexualidad. Desde las fobias provocadas por experiencias
sexuales traumáticas previas a los conflictos emocionales que determinan miedos
al rechazo afectivo; pasando por las inseguridades en la personalidad, complejos
de inferioridad, temor al embarazo, timidez, etcétera. En definitiva, cualquier
alteración psicológica puede verse reflejada en el área sexual.
Factores
circunstanciales. Como pueden ser enfermedades físicas, situaciones de fatiga
psicofísica, estrés, depresiones o determinados tratamientos farmacológicos que
inciden sobre el área sexual por repercusión en el sistema nervioso.
Tratar de
resumir en pocas líneas todos los factores que influyen sobre la conducta sexual
sería prácticamente imposible, cuando existe toda una ciencia encargada de su
estudio: la sexología.