Extraños animales en el lago Pohenegamook
Las
expediciones organizadas para cazar al monstruo del Loch Ness han sido
objeto de gran publicidad; pero de las investigaciones llevadas a cabo en
Norteamérica prácticamente no se ha hablado.
Los
primeros relatos acerca de extraños animales en el lago Pohenegamook
(Quebec) se remontan a 1874, y en los años 20 de este siglo se produjeron de
nuevo un gran número de visiones. En 1957 el doctor Vadim Vladikov, director
del Departamento de Caza y Pesca de Quebec, comenzó una serie de
investigaciones encaminadas a clarificar el asunto del monstruo, al que se
denominó "Ponik"
o "vaca marina de Pohenegamook". Según los datos suministrados al doctor
Vladikov, Ponik era un animal de unos 3,5 a 5,5 m de longitud, de color
marrón o negro, con una espalda negra y curvada de 60 a 90 cm de anchura, y
una aleta dorsal aserrada. Cada vez que alguien se le acerca mucho, el
animal se aleja rápidamente sumergiéndose por debajo de la superficie del
lago.
Sin
embargo, el doctor Vladikov no pudo encontrar ninguna prueba tangible de la
existencia del animal. A mediados de los años 70 se llevó a cabo una nueva
investigación; esta vez se trataba de una expedición financiada por una
organización americana. Por espacio de 10 días tres submarinistas estuvieron
buscando el animal con ayuda de un sonar; encontraron trazas de un objeto de
7,5 m de longitud debajo de su bote, y lograron filmar una forma bastante
oscura.

Esta
es la única fotografía de un monstruo que es tomada por auténtica por la
ciencia moderna. Fue en el lago Champlain en 1977.
Científicos cualificados han investigado otros monstruos de lagos
canadienses. Por espacio de bastantes años, los lagos al norte de Winnipeg
han dado lugar a numerosas visiones de animales no identificados. Desde 1908
el lago Manitoba ha sido una fuente de relatos especialmente prolífica; sin
embargo las visiones de 1960 fueron las más espectaculares. El 22 de julio,
20 personas vieron "un enorme reptil". Tres semanas más tarde, 17 personas
vieron tres monstruos, dos de ellos grandes, en la misma playa.
Estos
relatos despertaron el interés del doctor James A. Macleod, catedrático del
departamento de zoología de la Universidad de Manitoba. El doctor Macleod
era de mentalidad suficientemente abierta como para tomar en serio la
posibilidad de que en la punta norte del lago sobreviviera algún reptil
prehistórico. Pero sus investigaciones no pudieron prolongarse mucho por
dificultades financieras.
En
los últimos años, el lago Champlain, que se extiende a ambos lados de la
frontera entre Estados Unidos y Canadá, ha sido objeto de muchas
investigaciones. Los primeros relatos fidedignos datan de 1819, cuando unos
pioneros que se habían establecido cerca de Port Henry, en el estado de
Nueva York, vieron a la criatura en la bahía de Bulwagga. Al cabo de más de
medio siglo de silencio, en la década de 1870 se produjo una avalancha de
visiones. Un grupo de excursionistas afirmaron haberlo visto en la bahía de
Horseshoe, y durante el verano de 1871 los pasajeros del vapor Curlew
también afirmaron haber visto al monstruo. Según decían su cabeza se
aguantaba sobre un cuello erecto, y dejaba una estela de 9 a 12 m de
longitud.
Estos
relatos llegaron a oídos del gran P. T. Barnum, quien en 1873 ofreció un
premio de 50 000 dólares por la piel de la "serpiente marina"; había que
mandarla al State Hall de Nueva York en un recipiente de cobre. El 30 de
octubre de este mismo año, el monstruo adquirió aun mayor fama gracias al
caricaturista de Harper's Weekly Thomas Nast, quien deleitaba a sus lectores
con descripciones barrocas de la criatura.
Todo
esto eran bromas bien intencionadas, pero ni siquiera la tentadora
recompensa ofrecida por Barnum consiguió que se probara la existencia del
monstruo. No obstante, en julio de 1880, el doctor Brigham y el señor Ashley
Shelters vieron al animal en la bahía de Missiquoi, en la parte canadiense
del lago.
El
capitán Mooney, sheriff del distrito de Clinton, hizo unas declaraciones de
gran interés. El animal que había visto levantaba la cabeza más o menos un
metro y medio por encima de las agitadas aguas; medía aproximadamente 7,5 m,
y la parte visible del cuello tenía una anchura de unos 20 cm. Mooney se
fijó en cómo contraía los músculos del cuello, que tenía doblado como "un
ganso cuando está a punto de emprender el vuelo".
Aún
más sorprendente es el relato que habla de un animal que llegó a nadar a
unos dos metros de la orilla en Cumberland Head, en septiembre de 1899. Se
dice que tenía la parte superior oscura y la inferior un poco más clara (los
colores de camuflaje propios de un animal acuático).
Hasta
1982 se habían producido más de 130 declaraciones relacionadas con el
monstruo del lago Champlain. De éstas, 33 mencionan lo del cuello largo, que
al parecer es el rasgo característico de todos los monstruos lacustres,
desde el Loch Ness hasta la Patagonia.

Ilustración de Ponik, el monstruo del lago Pohenegamook, en Quebec, Canada.
En una ocasión, Ponik fue detectado por sonar.
Naturalmente, entre las familias que habitan a orillas de los lagos abundan
las historias extrañas. Según Carl Washburn -que había visto personalmente
al monstruo en el año 1900, un día que había salido a pescar con su padre-
"cerca de North Beach (Burlington) se había apresado e inmovilizado a otra
serpiente". Desgraciadamente, logró escapar.
El
hecho de que se hayan conservado tantos relatos lo debemos al interés
personal de un periodista local, Walter Hard, director de Vermont Life. El
papel de los periódicos locales en la recopilación de incidentes de este
tipo no será nunca suficientemente alabado. El director de un periódico
escocés decía que, por principio, no publicaba nunca en su periódico relatos
sobre monstruos lacustres. Afortunadamente, otros directores tienen una
mentalidad más abierta.
Lamentablemente, la proliferación de relatos acerca de monstruos acuáticos
hace que cualquier cosa rara ocurrida en un lago dé lugar a una historia de
serpientes marinas. En 1945 una noticia llevaba el siguiente título: "Cría
de serpiente marina apresada en las aguas de Vermont. Podría tratarse de un
retoño del monstruo acuático". Se informaba que Erwin Belí, de Burlington,
empleado de la Compañía de Transportes del Champlain, había capturado un
"reptil" de 35 cm en las aguas poco profundas de la bahía de Shelburne. Se
parecía a un pequeño caimán, aunque tenía las garras más pequeñas. El mismo
Belí supuso que su "cría de serpiente marina" era algún tipo de salamandra
(y probablemente tenía razón).
El
héroe de la investigación en el lago Champlain es Joseph M. Zarzynski. En
1975 Zarzynski, que era entonces un profesor de ciencias sociales de 25 años
de edad, llegó "prácticamente a obsesionarse" por el problema. De entonces
en adelante, él y sus amigos realizaron anualmente expediciones al lago,
completando algunos antiguos relatos y dando lugar a otros nuevos. La
exploración del lago Champlain es difícil y costosa. Pero la tenacidad de
Zarzynski ha empezado a dar sus frutos. Sin disponer, ni mucho menos, de los
recursos que durante años se han estado dedicando a la investigación del
Loch Ness, ha creado un enorme dossier de relatos y ha investigado el lago
con gran empeño y firmeza.
Según
se trata de afirmar, los monstruos de varios lagos serían plesiosaurios que
han logrado sobrevivir hasta nuestro tiempo. Existe una cosa que le
preocupa. Se ha dado cuenta de que a partir de 1920 las visiones de
criaturas con cuello largo parecen disminuir. Además, las descripciones de
las primeras décadas de este siglo y del siglo pasado son mejores que las
más recientes. Zarzynski supone que el hecho de que el lago se esté
convirtiendo cada vez más en un lugar de recreo está ejerciendo una presión
sobre los monstruos y los está aniquilando poco a poco. En octubre de 1980
las autoridades de la ciudad de Port Henry prohibieron el acceso a las aguas
del lago a toda persona que pretendiera dañar a "Champ" -apodo que se había
dado al monstruo- y se estaba intentando conseguir la protección oficial de
las autoridades del estado de Nueva York.
Después de las expediciones de Zarzynski los periódicos y revistas de todo
el mundo se interesaron por Champ e hicieron de él una figura casi tan
famosa como Nessie. Y fue entonces, a finales de junio de 1981, cuando se
publicó una fotografía en color que pretendía ser una foto del monstruo y
que suscitó una gran polémica. La fotógrafa, Sandra Mansi, declaraba haber
hecho la fotografía en julio de 1977 con una cámara de bolsillo. Se veía al
monstruo en la superficie, con el largo cuello doblado sobre el cuerpo,
ligeramente curvo.
La
copia fue sometida a examen por el Centro de ciencias ópticas de la
Universidad de Arizona (el negativo original había desaparecido). El
profesor B. R. Frieden, junto con su asistente J. R. Greenwell, declararon
que la fotografía era auténtica. Sin embargo. el profesor Paul Kurzt, de la
Universidad Estatal de Nueva York, opinó que el monstruo era tan real como
los OVNIS y el ratoncito Pérez. Sin embargo, otro profesor, Roy Mackal, de
la Universidad de Chicago, sugirió que se trataba quizá de una foto de un
zeuglodon (una forma primitiva de ballena).
La
incapacidad de Sandra Mansi para recordar exactamente dónde había tomado la
fotografía es un argumento a favor de sus detractores. No obstante, la
búsqueda del monstruo del lago Champlain continúa. Clifford Rollins, de
Rutland (Vermont), que considera que todo este asunto de monstruos es una
farsa, ha ofrecido una recompensa de 500 dólares por Champ (vivo o muerto).
Recompensa bastante mísera para un misterio que data de hace varios siglos.
A
menudo se ha negado la existencia de monstruos diciendo que se trata de
mitos, engaños o confusiones. Esta pequeña muestra de casos descritos
brevemente debería dejar claro que estas descalificaciones generales son
injustificadas. Los engaños y los montajes periodísticos constituyen sólo
unos pocos casos que han sido fácilmente desenmascarados. Sin embargo, aún
estamos muy lejos de averiguar la identidad de estas criaturas.
Puede
muy bien ser que algunas visiones de monstruos no fueran más que ilusiones
ópticas. El profesor Waldemar H. Lehn, de la Universidad de Winnipeg, ha
sugerido que la desviación de la trayectoria de las ondas lumínicas
-espejismo- sobre las aguas de un lago puede conducir a que objetos y
animales corrientes, como por ejemplo una gran piedra de las orillas del
lago, parezcan mucho más alargados, dando así lugar a la ilusión óptica de
un cuello largo. Pero el doctor Lehn insiste en dejar claro que su intención
no es "descartar la existencia de animales o especies aún no identificadas,
ya que existen pruebas significativas de lo contrario, según los datos
obtenidos gracias al sonar y a la fotografía submarina."
Pero
mientras, esto podría explicar parte de las visiones, sería ridículo
considerarlo como una explicación de las declaraciones en las que se habla
de criaturas de 6 a 12 m de longitud, capaces de trasladarse hasta la
orilla, o de alejarse a gran velocidad. En muchos casos está bastante claro
que los testigos han visto alguna cosa grande, animada y terrorífica.

Muchos científicos, intentan explicar las apariciones de monstruos de lagos
con identificaciones erróneas de manatíes, pero estos seres habitan aguas
cálidas.
Es
posible que lo que han visto sea algo completamente normal, pero fuera de su
lugar habitual? El escritor Loren Coleman ha sugerido que los monstruos del
lago californiano de Folsom son cocodrilos errantes; sin embargo, es muy
poco probable que un cocodrilo pueda sobrevivir en las frías aguas de un
lago de alta montaña.
El
mismo argumento habla en contra de la idea de que las serpientes marinas y,
por extensión, los monstruos lacustres, sean supervivientes de reptiles
prehistóricos, descendientes de los plesiosauros de largo cuello. Pero se ha
sugerido que quizás algunos de los reptiles prehistóricos eran de sangre
caliente, y que por lo tanto estaban más capacitados para adaptarse a los
cambios de temperatura.
Otros
han buscado explicaciones menos radicales. En el lago Flathead (Montana)
siempre se ha pensado que el monstruo local era una especie de esturión
gigante. Hay ejemplos de esturiones del Pacifico que superan los 5 m de
longitud; y en Rusia se han dado casos de hasta 8 m. Peces espinosos
gigantes, manatíes o vacas marinas, ballenas blancas, son otras de las
posibles explicaciones propuestas. Y detrás vienen las teorías realmente
radicales: dado que estos monstruos han demostrado ser tan escurridizos, al
igual que los hombres bestia y las criaturas aladas gigantes, se trata de
manifestaciones psíquicas, tal vez producto de la mente de un testigo
determinado en un lugar y un tiempo determinados.
Pero
si los monstruos existen y son de carne y hueso como todo el mundo, entonces
es muy probable que algún día se resuelva el misterio, bien sea porque
llegue un cadáver de animal a la playa, bien porque se capture alguna
criatura acuática de gran tamaño que emita extraños bramidos y tenga unos
ojos y una piel característicos. |