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LA ENERGÍA HIDRÁULICA
Energía
hidráulica, es la energía que se obtiene de la caída del agua desde cierta
altura a un nivel inferior lo que provoca el movimiento de ruedas
hidráulicas o turbinas. La hidroelectricidad es un recurso natural
disponible en las zonas que presentan suficiente cantidad de agua. Su
desarrollo requiere construir pantanos, presas, canales de derivación, y la
instalación de grandes turbinas y equipamiento para generar electricidad.
Todo ello implica la inversión de grandes sumas de dinero, por lo que no
resulta competitiva en regiones donde el carbón o el petróleo son baratos,
aunque el coste de mantenimiento de una central térmica, debido al
combustible, sea más caro que el de una central hidroeléctrica. Sin embargo,
el peso de las consideraciones medioambientales centra la atención en estas
fuentes de energía renovables. Es hora de que las grandes multinacionales
piensen en algo más que sus ingresos, la actual situación de nuestro planeta
es de emergencia.
Historia
Los antiguos romanos y griegos aprovechaban ya la energía del agua;
utilizaban ruedas hidráulicas para moler trigo. Sin embargo, la posibilidad
de emplear esclavos y animales de carga retrasó su aplicación generalizada
hasta el siglo XII. Durante la edad media, las grandes ruedas hidráulicas de
madera desarrollaban una potencia máxima de cincuenta caballos. La energía
hidroeléctrica debe su mayor desarrollo al ingeniero civil británico John
Smeaton, que construyó por vez primera grandes ruedas hidráulicas de hierro
colado. La hidroelectricidad tuvo mucha importancia durante la Revolución
Industrial. Impulsó las industrias textil y del cuero y los talleres de
construcción de máquinas a principios del siglo XIX. Aunque las máquinas de
vapor ya estaban perfeccionadas, el carbón era escaso y la madera poco
satisfactoria como combustible. La energía hidráulica ayudó al crecimiento
de las nuevas ciudades industriales que se crearon en Europa y América hasta
la construcción de canales a mediados del siglo XIX, que proporcionaron
carbón a bajo precio.
Las presas y los canales eran necesarios para la instalación de ruedas
hidráulicas sucesivas cuando el desnivel era mayor de cinco metros. La
construcción de grandes presas de contención todavía no era posible; el bajo
caudal de agua durante el verano y el otoño, unido a las heladas en
invierno, obligaron a sustituir las ruedas hidráulicas por máquinas de vapor
en cuanto se pudo disponer de carbón.
Desarrollo de la energía hidroeléctrica
La primera central hidroeléctrica se construyó en 1880 en Northumberland,
Gran Bretaña. El renacimiento de la energía hidráulica se produjo por el
desarrollo del generador eléctrico, seguido del perfeccionamiento de la
turbina hidráulica y debido al aumento de la demanda de electricidad a
principios del siglo XX. En 1920 las centrales hidroeléctricas generaban ya
una parte importante de la producción total de electricidad. La tecnología
de las principales instalaciones se ha mantenido igual durante el siglo XX.
Las centrales dependen de un gran embalse de agua contenido por una presa.
El caudal de agua se controla y se puede mantener casi constante. El agua se
transporta por unos conductos o tuberías forzadas, controlados con válvulas
y turbinas para adecuar el flujo de agua con respecto a la demanda de
electricidad. El agua que entra en la turbina sale por los canales de
descarga. Los generadores están situados justo encima de las turbinas y
conectados con árboles verticales. El diseño de las turbinas depende del
caudal de agua; las turbinas Francis se utilizan para caudales grandes y
saltos medios y bajos, y las turninas Pelton para grandes saltos y pequeños
caudales.
Además de las centrales situadas en presas de contención, que dependen del
embalse de grandes cantidades de agua, existen algunas centrales que se
basan en la caída natural del agua, cuando el caudal es uniforme. Estas
instalaciones se llaman de agua fluente. Una de las mas conocidas es la de
las Cataratas del Niágara, situada en la frontera entre Estados Unidos y
Canadá.
A principios de la década de los noventa, las primeras potencias productoras
de hidroelectricidad eran Canadá y Estados Unidos. Canadá obtiene un 60% de
su electricidad de centrales hidráulicas. En todo el mundo, la
hidroelectricidad representa aproximadamente la cuarta parte de la
producción total de electricidad, y su importancia sigue en aumento. Los
países en los que constituye fuente de electricidad más importante son
Noruega (99%), Zaire (97%) y Brasil (96%). La central de Itaipú, en el río
Paraná, está situada entre Brasil y Paraguay; se inauguró en 1982 y tiene la
mayor capacidad generadora del mundo. Como referencia, la presa Grand
Coulee, en Estados Unidos, genera unos 6.500 Mw y es una de las más grandes.
En algunos países se han instalado centrales pequeñas, con capacidad para
generar entre un kilovatio y un megavatio. En muchas regiones de China, por
ejemplo, estas pequeñas presas son la principal fuente de electricidad.
Otras naciones en vías de desarrollo están utilizando este sistema con
buenos resultados.

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