LAS DROGAS
El
consumo de sustancias químicas es tan antiguo como la humanidad, lo que es
moderno es su uso, en occidente, casi de forma universal, por gente
fundamentalmente adolescente. Se estima que son más de mil millones de personas
en el mundo las que consumen drogas: adictos al opio y derivados (morfina,
heroína), consumidores de hachís y marihuana, masticadores de coca, base, etc.
Esta cifra nos da una aproximación al problema de las drogas. No estamos
incluyendo el alcohol, la inhalación de pegamentos, etc.
La
Organización Mundial de la Salud define las drogas como sigue: «fármaco o droga
es toda sustancia que introducida en el organismo vivo, puede modificar una o
más de las funciones de éste». La definición es demasiado amplia, es más
adecuado decir que una droga es aquella sustancia que produce una modificación
del estado psíquico y conducta del individuo y que le lleva a querer repetir su
consumo.
No
solamente la raza humana es toxicómana. Los animales también tienen este tipo de
conductas, el escarabajo, ciervo, las larvas del gusano, etc., son ejemplos, sin
olvidar a caballos, búfalos, etc.
Habitualmente se hace una distinción entre drogas legales e ilegales. Realmente
las ilegales son pocas —heroína, LSD y alguna otra—, lo que ocurre es que drogas
que están legalizadas se emplean o se usan con fines distintos, por ejemplo, los
medicamentos (barbitúricos, hipnóticos, etc.). Dejando de lado el tabaco y el
alcohol, las principales sustancias que crean hábito en mayor o menor grado son:
—
Medicamentos sedantes: barbitúricos, ansiolíticos, hipnóticos, analgésicos no
narcóticos y narcóticos, etc.
—
Medicamentos euforizantes: anfetaminas, dexanfetaminas, etc.
—
Cannabis: marihuana, hachís.
—
Cocaína.
—
Alucinógenos: LSD, mescalina.
— Opio y
derivados: heroína, etc.
—
Inhalantes: toluenos, acetona empleada en pinturas y pegamentos.
Lo que
caracteriza el consumo de drogas es la edad y el sexo. Los inhalantes son
consumidos actualmente por adolescentes varones, como el cannabis y la heroína.
Las anfetaminas las consumen las mujeres y el inicio se hace pasada la
adolescencia. Los analgésicos y tranquilizantes, también son consumidos por
mujeres, ya pasados los treinta años. Los hipnóticos son consumidos por varones
y mujeres, iniciándose el hábito a partir de los cuarenta años.
En los
países de occidente es conocido que los medicamentos sedantes están a la cabeza
de los más prescritos. Millones de personas toman hipnóticos, tranquilizantes y
derivados de la morfina.
Por
razones que resultan evidentes, es necesario hacer dos grandes grupos, el de los
adolescentes y el de los adultos, para poder comprender un poco por qué estamos
viviendo en una sociedad tan adictiva. Además, los padres adictos a cualquiera
de estas sustancias, tienen más probabilidades de tener hijos adictos. Es bien
conocido que los adolescentes consumidores de inhalantes o cannabis son en mayor
proporción hijos de consumidores de tranquilizantes, alcohol o tabaco.
Las
razones de consumir en los adultos analgésicos y tranquilizantes se atribuyen a
la falta de mecanismos psicológicos y sociales normales para superar el estrés,
la facilidad de acceso a ellos, a veces el poco conocimiento por parte de las
familias de las consecuencias de su uso y su rápido pasar al abuso, etc.
En cierto
sentido, la sociedad occidental, sólo encuentra un camino para resolver el dolor
y el sufrimiento, el químico. El estudio de la familia y su relación con el
mundo de las drogas es hoy de suma importancia. Cuando hay un adicto grave en la
familia, ésta se desestructura, se rompen los lazos habituales, una parte tiende
a proteger y culpabilizar a la otra, unos encuentran excusa, otros son
partidarios de la dureza. El adicto utiliza a la familia, cerrándose unos
círculos muy difíciles de romper.
¿Cómo se
canaliza en las familias el consumo de estas sustancias? Habitualmente se ve
cómo son familias en las cuales no se da importancia a los medicamentos, son
personas que ante cualquier molestia consumen un fármaco y transmiten a los
menos formados que el problema salud-enfermedad no es un problema médico, sino
un problema del bienestar.
Si hay
que dar importancia al consumo de medicamentos en el seno de la familia... Si
hay que dar importancia al consumo de tabaco en el seno de la familia..., ¿por
qué no darlos a otros consumos como el de la marihuana, etc.? Es pues una
falacia la distinción entre drogas duras y blandas, entre drogas legales e
ilegales. Falacia fomentada desde sectores sociales interesados en su
propagación, entendiendo que el principio de la libertad está por encima de
otros como son el de la salud.
Las
drogas son hoy uno de los principios más importantes de destrucción social, y el
camino se empieza por los adultos que transmiten a los adolescentes la poca
importancia del campo de sustancias químicas. Reflexione el navegante sobre
estas líneas: un alcohólico tarda un promedio de diez años en hacerse; un
heroinómano, cuatro horas; los heroinómanos son, en una enorme proporción, hijos
de consumidores de drogas más o menos permitidas.
Las
encuestas serias nos dicen que iniciarse en la droga, ya no se hace por «la
curiosidad» o por las «ansias de libertad». Cuando el individuo pierde el miedo
al mundo químico y cree que lo maneja, al final es atrapado por él. Y la
felicidad no está en la química.