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Diferenciación
prenatal de género
En el momento de la concepción, las diferencias entre los géneros están
presentes. Si el huevo fertilizado contiene dos cromosomas X, el género
genético del individuo es femenino; si contiene un cromosoma X y otro Y, el
género genético es masculino. La célula única se divide con rapidez,
convirtiéndose en embrión y, más tarde, en feto. Es curioso que, durante las
seis primeras semanas de desarrollo humano prenatal, las únicas diferencias
entre mujeres y varones corresponden al género genético. Es decir, desde los
puntos de vista anatómico y fisiológico, durante este período, los varones y
las mujeres se desarrollan de forma idéntica. Más o menos, a partir de la
sexta semana de gestación y hasta el sexto mes, se lleva a cabo el proceso
de diferenciación prenatal de género.
En primer lugar, los cromosomas sexuales dirigen la diferenciación de los
caracteres sexuales primarios o gónadas. El par cromosómico XX rige la
diferenciación de los ovarios; el par XY produce los testículos. Las gónadas
tienen la importante función de secretar las hormonas sexuales. Por tanto,
el medio interno o fisiología del feto de la mujer es diferente de la
fisiología del varón a causa de las diferencias endocrinas.
Las hormonas sexuales influyen aún más en el curso de la diferenciación
fetal. En concreto, los testículos del varón producen testosterona. Si está
presente la testosterona, se forma el pene. Si no está presente la
testosterona, se diferencian el clítoris y la vagina. La presencia de
estrógenos es crítica también para el desarrollo de los órganos sexuales
femeninos. Además de influir en el proceso de diferenciación anatómica de
género, las hormonas sexuales influyen también en el desarrollo cerebral.
Parece que la estructura más afectada es el hipotálamo. |
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