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LAS CAUSAS DE MUERTE DE LOS JÓVENES Y ADOLESCENTES
No cabe la menor duda de que la mejoría de las condiciones
higiénico-sanitarias ha determinado un aumento sustancial de la esperanza de
vida en los países “desarrollados”. Sin embargo, actualmente hay datos para
pensar que esta tendencia está cambiando. Así, por ejemplo, en Estados
Unidos se ha identificado una disminución de la esperanza de vida en el
momento del nacimiento desde 1993, e igual sucede en España y en la mayoría
de países occidentales.
En efecto, hay un agujero negro en el esperanzador panorama al que habían
contribuido tanto el descenso de la mortalidad en el recién nacido y la
etapa infantil como el incremento de la longevidad de la población. Se trata
de la mortalidad juvenil.
Según los datos de mortalidad de jóvenes entre 15 y 34 años de edad, en la
ciudad de Barcelona, entre los años 1983 y 1993, la tasa de mortalidad casi
se había duplicado. En concreto, en los inicios de la década de los ochenta,
de cada 10.000 jóvenes, aproximadamente 6 no llegaban a los 35 años. A
principios de los noventa, esta cifra se dobla: prácticamente 12 jóvenes no
llegan a los 35 años.
En los más jóvenes, de 15 a 24 años, las principales causas de muerte son
los accidentes de tráfico, siendo el grupo de edad de los 15 a los 19 años
el más afectado (aunque las muertes tienden a disminuir en los últimos años,
sin duda debido a las eficaces campañas preventivas de los organismos
oficiales responsables del tráfico). Otras causas de mortalidad en este
grupo de edad son las sobredosis por sustancias psicoactivas, las cuales han
experimentado un importante aumento, llegando a representar hasta el 15 % de
las defunciones. Finalmente, cabe destacar la importancia del sida, que en
pocos años se ha situado entre las primeras causas de muerte entre la
población juvenil y adulta joven.
En el grupo de edades comprendidas entre 25 y 34 años, la primera causa de
mortalidad es el sida, seguido de la sobredosis de drogas (principalmente de
heroína, ya sea sola o asociada a otras sustancias) y, con menor impacto,
los accidentes de tráfico y los suicidios.
Esta situación que hemos descrito era totalmente diferente en 1983. En ese
año, los jóvenes fallecían en Barcelona, fundamentalmente, a causa de los
accidentes de tráfico y los suicidios. Las sobredosis de drogas eran
prácticamente inexistentes y el sida aún no había hecho acto de presencia de
manera evidente.
La situación actual la comparten la mayoría de países occidentales, europeos
y americanos, pero España presenta algunos hechos diferenciales, como es la
tasa de mortalidad juvenil más elevada de Europa (en 1994 era un 532 % más
alta que la media de Europa), y ello sería explicable, en parte, por ser el
país de Europa con mayor incidencia de sida y probablemente uno de los que
presentan una tasa más alta de consumo de sustancias psicoactivas, en
especial drogas inyectadas, las cuales suelen administrarse, además, en
malas condiciones higiénicas. Y por otra parte, España también se sitúa
entre los países europeos con mayor siniestralidad por accidentes de
tráfico.
En el transcurso de este nuevo siglo, los datos globales han cambiado un
poco, por ejemplo, han disminuido muchísimos las muertes por el consumo de
drogas, en especial las drogas inyectadas y, afortunadamente, también han
disminuido las muertes debidas al sida. De todas formas, lamentablemente,
constituye un hecho palpable que la mayoría de las causas de mortalidad en
los jóvenes son evitables. |
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