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El contexto social de
las personas mayores.
Otra dificultad para tratar con personas mayores es la necesidad de conocer
el característico medio social de las mismas. El ambiente es un factor clave
en las aproximaciones conductuales y juega un importante papel en la
etiología, exacerbación o tratamiento de los problemas conductuales de los
adultos mayores.
El contexto puede incluir ambientes específicos (hospitales, centros de
jubilados, residencias, etc.) además de leyes específicas para las personas
mayores. La comprensión de este contexto social se basa en el conocimiento
de cómo es teóricamente y la experiencia de cómo es en la práctica, y es
fundamental para la comprensión de la conducta de las personas mayores. Un
peligro de la exposición selectiva de los profesionales a estos ambientes es
que muchas personas que son expertas sobre un contexto determinado
(residencias), se consideran expertas sobre las personas mayores en general.
Este tipo de trabajo requiere que el análisis de las circunstancias propio
del mundo social de las personas mayores esté basado en la observación y el
estudio más que en las suposiciones comunes y frecuentemente falsas de
muchos adultos jóvenes. La asunción de que vivir en un ambiente específico
para personas mayores ayuda a incrementar las relaciones amistosas es algo
que sólo alguien ajeno a ese mundo puede creer. Muchos de los ambientes
especiales para personas mayores son intolerantes ante la fragilidad o las
desviaciones sociales de cualquier tipo.
A primera vista, puede parecer que las "residencias asistidas" proveen de
cuidados paliativos y servicios de rehabilitación a los ancianos
dependientes y frágiles. En muchos casos, las residencias sí realizan estas
funciones. Sin embargo, algunas de ellas en realidad incrementan la
dependencia y el exceso de discapacidad de sus clientes debido a
contingencias conductuales que refuerzan la conducta dependiente o
problemática mediante un mayor contacto social con el personal.
Este patrón puede ser reversible con un esfuerzo consciente para recompensar
las conductas apropiadas o independientes, como vestirse uno mismo o comer
solo, con refuerzos sociales, incluso si el proceso lleva más tiempo y está
peor realizado que cuando lo lleva a efecto el personal. Este ejemplo
demuestra la importancia de un análisis funcional cuidadoso para evaluar si
el medio social específico de la persona mayor favorece o perjudica la salud
y el bienestar del individuo. |
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