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Conclusiones
sobre la ansiedad.
En la edad avanzada se presentan de forma natural algunos desafíos
relacionados con pérdidas físicas y respuestas emocionales que superan en
frecuencia de aparición a las que acontecen a personas más jóvenes. Aun así,
la mayor parte de las personas mayores no desarrollan problemas de índole
emocional. De esta forma, la capacidad para enfrentarse competentemente a
tales problemas es, probablemente, el aspecto más destacable de la relación
entre ansiedad y envejecimiento.
Quizás, la investigación de las formas de afrontamiento, que muestra que una
mayoría de adultos mayores "salen airosos" cuando se enfrentan a los
problemas asociados a la edad, permite a los clínicos e investigadores
conocer mejor las formas de adaptación de las personas mayores y, en última
instancia, cómo fomentar y enseñar estrategias para prevenir, paliar o
disminuir la experiencia negativa de la ansiedad.
También es cierto que las estrategias de afrontamiento no siempre son
efectivas y que determinadas situaciones (internas o externas) pueden
superar los recursos del individuo y generar malestar. Así, la ansiedad es
probablemente el tipo de psicopatología, excluidos los trastornos con base
orgánica, más frecuente entre la población mayor, siendo sus manifestaciones
más habituales las fobias específicas y la ansiedad generalizada.
Además, como ponen de manifiesto los estudios epidemiológicos, el hecho de
que las tasas de ansiedad sean más elevadas entre los grupos de menos edad
puede explicarse en parte como un efecto generacional, en cuyo caso las
nuevas generaciones, al llegar a la edad avanzada tendrán presumiblemente
una prevalencia mayor de problemas de esta naturaleza.
También es necesario un mayor desarrollo de la investigación que permita
conocer mejor la epidemiología de este tipo de trastornos entre los mayores
y, eventualmente, comprobar si los criterios de ansiedad que hoy se utilizan
con personas jóvenes son igualmente válidos para personas mayores o, por el
contrario, deben ser modificados. Asimismo son necesarios estudios de
validación, con muestras clínicas y no clínicas de personas mayores, de los
principales instrumentos y procedimientos de evaluación de la ansiedad,
utilizando entrevistas diagnósticas estructuradas como criterio externo.
Por último, la eficacia de los distintos procedimientos de intervención ante
los trastornos de ansiedad en personas mayores precisa una mejor
delimitación, así como también es preciso especificar las condiciones bajo
las cuales la eficacia terapéutica puede maximizarse. |
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