La
comunicación
El ser
humano, como animal social, se encuentra vinculado a los otros seres humanos a
través de la comunicación. Si bien es cierto que en el seno de muchas especies
animales existen formas de comunicación entre sus congéneres, y algunas
considerablemente complejas, es en el hombre donde la capacidad de comunicación
ha alcanzado las más altas cimas de perfeccionamiento.
Se estima
que la comunicación humana es tan antigua como el ser humano. En los yacimientos
arqueológicos prehistóricos se han encontrado utensilios y objetos usados en
rituales funerarios y mágicos que demuestran que el hombre primitivo vivía ya en
una comunidad organizada, lo que implica, necesariamente, la existencia de
alguna forma de comunicación entre los individuos. El hombre de Neanderthal
seguramente podía hablar, aunque su lenguaje fuese muy rudimentario. Pero es
natural pensar que antes ya existía una forma de comunicación mediante gestos y
sonidos guturales que, posteriormente, evolucionó hasta configurar el lenguaje.
Desde el
punto de vista de la conducta humana, la comunicación es fruto de la interacción
entre un estímulo y una respuesta. El estímulo es una señal, el mensaje, que es
emitida por un sujeto (remitente) hacia otro u otros individuos (receptores), en
los que provoca una respuesta. Pero para que la comunicación sea efectiva, la
señal ha de tener un determinado significado, ha de ser inteligible. Ello se
consigue mediante un orden establecido llamado código, que debe ser conocido por
remitente y receptor.
En todo
proceso de comunicación tienen lugar una serie de fenómenos que recorren un
circuito: primero la señal emitida es captada por el receptor gracias a la
percepción (entrada de datos). Seguidamente, esta señal se «procesa» en su
pensamiento mediante la memoria y el reconocimiento, lo que determina una toma
de decisiones (proceso de datos). Inmediatamente después, esta decisión se emite
en forma de expresión (salida de datos), que actúa a su vez como señal en el
primer comunicante, iniciando un nuevo circuito similar.
Esta
visión esquemática y un tanto cibernética de la comunicación no es tan simple
como parece cuando se aplica al ser humano. Se deben tener en cuenta los
condicionamientos subjetivos de la personalidad que determinan la existencia de
innumerables formas y modos de comunicación.
La
perspectiva subjetiva de los comunicantes diversifica en cierto modo los
circuitos de comunicación antes mencionados.
Origen de
la comunicación. Reside en el sujeto emisor del mensaje, y según la concepción
que de éste tenga el destinatario así será interpretado. Por ejemplo, un mensaje
emitido por una autoridad puede ser interpretado como una orden; si lo emite un
amigo, como un consejo, y si lo hace un niño, como una broma.
Método de
la comunicación. Es la forma en que se emite el mensaje que, como se dijo antes,
debe seguir unas reglas convencionales establecidas previamente para que al
receptor le resulte inteligible. Puede producirse a través del gesto, la
palabra, la escritura, la imagen, etc. Cualquier método es válido, siempre que
haya un acuerdo entre los comunicantes y que la simbología utilizada sea de
conocimiento común. Determinados gestos son de uso universal, en cambio el
lenguaje admite mayor diversidad de expresión, como demuestran la infinidad
existente de idiomas, dialectos y jergas. Incluso el código puede ser privado o
secreto entre los comunicantes.
Contenido
de la comunicación. Es el mensaje en sí, ya no la simple señal, sino el
contenido de la misma. De su importancia y sobre todo de la significación que
tenga para los comunicantes dependerá el éxito de la comunicación.
Destino
de la comunicación. Localizado en el sujeto receptor del mensaje. La
comunicación se confirma cuando el receptor capta el mensaje emitido. La
personalidad del destinatario influye igualmente en el éxito de la comunicación.
Es preciso que, a través de la simbología de la señal, el receptor integre en su
mente el mismo objeto del mensaje que reside en la mente del emisor. Para ello
es condición esencial que las facultades psíquicas del destinatario, como la
atención y la comprensión, así como físicas, percepción y sentidos, estén en
condiciones idóneas.
Retroacción de la comunicación. Es la respuesta o efecto que e! mensaje provoca
en el receptor y que a su vez actúa como nueva señal que cierra el circuito de
la comunicación.
La
relación social depende básicamente de la comunicación; sí ésta es gratificante,
la relación es más estrecha —es lo que se llama empatía—. Si es dañina, rompe la
relación —antipatía—. Y si está alterada, produce una relación frustrada, fruto
de la confusión y de la falta de entendimiento; es la falsa interpretación.
Un simple
observador capta la conducta del prójimo (apreciación objetiva), pero no el
auténtico sentido de su conducta (apreciación subjetiva). Es imprescindible la
comunicación entre ambos para que la apreciación sea global y exacta.