|
Salud
El estado tan positivo en el que se encuentra la persona que está en
contacto con su alma, como acabamos de ver, no puede por menos de crear en
él buena salud. El interés que se tiene por la vida y por los demás, el don
de sí a través del servicio, la alegría de compartir, el desprendimiento y
el buen humor, todo eso facilita la circulación de la energía en los tres
cuerpos y, por lo tanto, la salud.
Pero no hay que olvidar que el ser humano lleva en sí milenios y milenios de
memorias, concretamente a nivel físico; hasta que logre desalojarlas del
inconsciente, tiene mucho trabajo por delante. Por eso, es muy posible que,
en un momento u otro del camino de la transformación, se encuentre uno
frente a la enfermedad. En ese caso, la presencia del Ser aporta una fuerza
interior y una capacidad de desprendimiento que hace que se supere con más
facilidad el problema físico, y que se utilice de forma positiva acelerando
la transformación de la personalidad; de modo que la enfermedad no resta
nada al servicio y a la contribución que la persona quiere aportar al mundo.
Las personas avanzadas en el camino, poseen a menudo la curiosa facultad de
poder continuar su trabajo a pesar de todo lo que les ocurra, físicamente.
El cerebro físico puede hasta tal punto reflejar la vida del alma que la
persona no se ve en modo alguno afectada por las condiciones externas.
Aprende a vivir con sus debilidades físicas y en condiciones adversas, y su
trabajo se mantiene en su alto nivel habitual.
Al final de los tiempos, cuando el Ser dirija totalmente la personalidad y
ya no exista ningún bloqueo de energía, el ser humano disfrutará de un
control total de su cuerpo físico y, por lo tanto, de una salud perfecta. |
|