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Presentación general
de las estructuras
Examinaremos aquí cinco grandes estructuras del carácter, en realidad, del
ego, que corresponden de forma global a cinco sistemas de defensa que dan
lugar, a su vez, a determinados tipos de comportamiento. Con ello abarcamos
prácticamente todas las facetas del comportamiento humano a nivel de la
personalidad. Como podremos constatar, no tenemos un ego muy original...
Entre los muchos esquemas de análisis que se proponen en la actualidad en el
campo de la psicología, nos hemos inspirado, como punto de partida, en el
del psiquiatra austríaco Wilhelm Reich, que ha sido ampliamente utilizado y
presentado con muchas variantes.( Entre los más conocidos podemos citar los
siguientes: Lowen en bioe-nergía, John Pierrakos en Core Energetics, Barbara
Ann Brennan, internacionalmente reconocida por sus actividades en el campo
del trabajo energético y su enseñanza de alta calidad -Healing Through the
Human Energy Fteld, etc.)
De Reich utilizaremos sólo su terminología básica. Nos hemos permitido
adaptarla, ampliarla, modificarla y enriquecerla a la luz de nuestra
experiencia profesional, teniendo en cuenta que este estudio se hace desde
una perspectiva más amplia que la de Reich, puesto que incluye el proceso de
evolución del ser humano.
En efecto, el enfoque de Reich se limita a las experiencias de la vida
intrauterina, del nacimiento y de la infancia, y no incluye el concepto más
general del dominio del ego por el alma. Nosotros lo hemos ampliado a fin de
poder dar una visión más amplia de la cuestión. Sus teorías, por
interesantes que sean, no entran en el marco de este estudio.
De modo que hemos creado nuestro propio enfoque sabiendo que, de la misma
forma que hay mil maneras de describir un paisaje, hay muchas maneras de
describir la complejidad del inconsciente humano. La riqueza de la psique
humana permite diversas descripciones desde otras tantas perspectivas. Y su
complejidad es tal que cada individuo lleva en sí algo de cada una de las
cinco estructuras, una distribución característica de cada ser. Unas
personas tenderán a expresar más bien las debilidades de alguna de esas
estructuras; otras, sus cualidades, dependiendo del control que el alma haya
adquirido sobre el ego. Hemos decidido trabajar desde esa perspectiva porque
es una de las que mejor corresponden a la realidad psicológica que deseamos
describir, y porque nos ayudará a tomar plena consciencia de nuestros
comportamientos cotidianos. Además, puede armonizarse fácilmente con otras
(psicoanálisis, psicosíntesis, psicología transpersonal, astrología,
numerología, psicología esotérica, etc.) enriqueciéndolas con una
comprensión más profunda de ciertos aspectos de la naturaleza humana.
Las
presentaremos como meros observadores, con objetividad, sin juzgar. La única
evaluación que haremos tendrá por objeto saber en qué medida esos mecanismos
son generadores de dificultades y sufrimientos, y en qué medida pueden ser
fuente de paz y de libertad.
Insistimos en que hay que adoptar una actitud consciente porque las
distintas estructuras inducen a unos comportamientos que no son ni
armoniosos ni deseables (orgullo, egoísmo, miedo, agresividad,
irresponsabilidad, manipulación, arrogancia, frialdad), y con frecuencia han
sido considerados como inmorales, malos o “incorrectos” por lo que, en
general, tenemos tendencia a culpar a las personas que los ponen de
manifiesto. Si esclarecemos su origen, podremos comprenderlos mejor y
dejaremos de culparnos a nosotros mismos y a las personas de nuestro
entorno; además, estaremos en condiciones de reconocer que, por encima de
las reacciones, se encuentra un ser que busca su verdadera identidad, que
busca su origen, que busca su libertad. Es importante tener esto presente
porque la información que vamos a dar en el estudio de las estructuras no
debe ser utilizada para juzgar a los demás.
También debemos recordar que, si bien es verdad que las experiencias vividas
por nuestra personalidad rígida y agarrotada han entrañado, y entrañan
todavía, muchos sufrimientos, no por eso son lamentables. Han sido las
experiencias apropiadas en el amplio contexto de nuestra evolución, aunque
nuestra consciencia limitada, que trata de evitar el sufrimiento, se rebele
contra algunos aspectos de esa dinámica. Si tomamos de nuevo la analogía de
la construcción de la casa, las estructuras de nuestra personalidad, tan
rígida, tan inflexible, son como los andamios que bloquean momentáneamente
el paso, pero que, no obstante, permiten trabajar en otros aspectos de la
construcción. Aunque, si se quiere avanzar, llega un momento en que hay que
quitarlos. Para una parte al menos de la humanidad ha llegado el momento de
reconocer cuáles son esos sistemas de defensa; así tendremos la posibilidad
de desalojarlos de la consciencia para que no nos impidan seguir avanzando.
Si todo ser humano lleva en sí un conjunto de automatismos que entrañan
comportamientos inadecuados, no es porque sea malo, perverso o de mala
voluntad. Es, simplemente, porque está desarrollándose en el seno de un
proceso de evolución que está así construido.
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