Las experiencias de
la vida presente
Las experiencias de
la vida presente abarcan todo el pasado de la vida actual, desde la vida
intrauterina, pasando por el nacimiento y la infancia, hasta los últimos
minutos que acaban de transcurrir.
La infancia
Se sabe desde hace ya
mucho tiempo que las condiciones de la infancia influyen en el
comportamiento del individuo, incluso lo acepta la psicología más
convencional. En el mundo occidental, Freud fue el pionero en ese campo.
Pero, por sofisticado que parezca su enfoque, no deja de ser muy limitado, y
hoy en día ha sido superado con creces por los múltiples descubrimientos
sobre el contenido del inconsciente que han tenido lugar a lo largo de este
siglo. De modo que ahora podemos analizar la dinámica del inconsciente con
mayor precisión y profundidad, sin que eso sea necesariamente complicado.
Sin embargo, incluso
reconociendo la influencia de las condiciones de la infancia en el
comportamiento del individuo, la observación pura y simple nos lleva a
constatar que el ser humano no es un mecanismo que reacciona de forma
previsible y automática a esas condiciones. Si las circunstancias de la
infancia fueran el único condicionante del comportamiento del individuo,
tendríamos que hacernos al menos dos preguntas:
1) ¿Cómo es posible
que dos niños educados en las mismas condiciones puedan tener conductas
radicalmente distintas? Cualquiera de nosotros tiene múltiples ejemplos a su
alrededor.
2) ¿Por qué algunos
niños nacen en condiciones muy favorables, y en cambio otros nacen en
condiciones muy desfavorables? ¿El azar? Respuesta fácil, pero
insatisfactoria, pues no hace más que expresar la ignorancia de las leyes.
El mismo Einstein dijo que «el azar es el camino que toma Dios cuando quiere
viajar de incógnito».
Se han hecho otras
muchas observaciones sobre el comportamiento humano que no se justifican
simplemente por las condiciones exteriores de la infancia. Si bien es
cierto, por ejemplo, que el padre de Mozart era músico, no todos los hijos
de músicos son otros tantos Mozart. Así que tendremos que ampliar la
perspectiva, y esto bajo diferentes aspectos.
El nacimiento y la
vida intrauterina
Aparte de las
condiciones de la infancia, que han sido ampliamente estudiadas tanto por la
psicología convencional como por otros enfoques alternativos, hay que
considerar otros factores. Por ejemplo, en la actualidad es bien sabido que
las condiciones del nacimiento y de la vida intrauterina tienen un impacto
decisivo en el comportamiento de los individuos. Otto Rank, psiquiatra,
discípulo disidente de Freud, fue uno de los primeros en hablar del
traumatismo del nacimiento. El psiquiatra Stanislav Grof ha profundizado
mucho en el tema y ha desarrollado todo un estudio concerniente a los
diferentes estadios de la vida intrauterina y del nacimiento. Desde los años
setenta, la popularidad del rebirth (renacimiento) ha familiarizado al gran
público con este tema.
Otros muchos
profesionales, de distintos sectores, han llevado a cabo múltiples estudios
en este campo. Cada uno tiene su manera de ver las cosas, y en cada uno de
los diversos enfoques subyacen filosofías distintas; no obstante, todos
llegan a la misma conclusión, a saber, que las condiciones del nacimiento y
de la vida intrauterina influyen en el comportamiento del individuo y en su
dificultad o facilidad para adaptarse al mundo. A lo largo de la vida
profesional de muchos terapéutas también yo observan con claridad esa
influencia, y es necesario tenerla muy en cuenta para que uno pueda
desembarazarse de los obstáculos que impiden la libre manifestación de su
propio potencial.
El nacimiento físico, en concreto, es una experiencia muy intensa. Tras
nueve meses pasados en el seno materno en medio de una relativa tranquilidad
(aunque ya veremos que también ahí puede haber ocasiones de bloqueo) y en un
estado de consciencia todavía conectado con los mundos superiores, el ser es
expulsado de la matriz. Pues bien, el niño que va a nacer no es ni mucho
menos inconsciente, como supone el enfoque materialista, sino que, por el
contrario, es hipersensible. Las investigaciones actuales respecto a lo que
ocurre en la vida intrauterina y en el nacimiento aportan nuevos e
importantes datos sobre el estado de consciencia del niño que va a nacer y
sobre el aspecto psicológico y espiritual del gran acontecimiento que es el
nacimiento. Y, del mismo modo que estamos aprendiendo a acompañar a los que
van a morir, también debemos aprender a recibir a los que van a nacer.
Lo cierto es que el
tipo de nacimiento que hasta ahora ha ofrecido la cultura occidental ha sido
fuente de multitud de traumas. A lo largo de los siguientes espacios
presentaremos ejemplos concretos que ilustran este hecho.
No obstante, la
experiencia indica que resulta insuficiente considerar sólo las condiciones
del nacimiento y de la vida intrauterina, por cruciales y determinantes que
éstas sean. Si queremos comprender mejor la complejidad de la estructura del
inconsciente y tener un enfoque más global y más coherente con lo que se
observa en la práctica, tendremos que profundizar más. Tiene que haber otras
fuentes.
Más allá de la
vida presente
A lo largo de la
experiencia de quienes trabajamos con el inconsciente, y sin tratar de
demostrar nada, no queda más remedio que constatar que el ser humano lleva
en sí todo un conjunto de «historias» que parecen, a priori, no tener
vínculo alguno con la vida presente o con el entorno actual de la persona.
El origen de esas historias puede ser considerado bajo distintos puntos de
vista.
Pretender que son
sólo el fruto de una imaginación gratuita sin ninguna significación, o el
resultado de cualquier influencia exterior ajena a la persona, no
corresponde a lo que indica la experiencia concreta. Rechazarlas sin más
porque no sabemos explicarlas o porque perturban unos sistemas de creencias
esclerotizados es simplista e ineficaz. Porque ocurre una cosa importante, y
es que están cargadas energéticamente. Cuando se entra en contacto con
ellas, suscitan determinadas emociones y algunas reacciones físicas muy
concretas. No se puede ignorar la riqueza, la variedad y la resonancia de
esas historias. Y no son pocos los profesionales de la terapia que lo han
observado a lo largo de años de estudio y experiencia con miles de casos.
Lo más interesante de
todo es que, cuando se toman en consideración esas memorias y se las
desactiva, se consiguen sanaciones físicas evidentes y duraderas, y se
obtienen liberaciones psicológicas que causan una diferencia significativa y
muy positiva en la vida cotidiana. ¿No es eso, en definitiva, lo que nos
interesa?
El origen de esas
historias cargadas energéticamente parece encontrarse en tres niveles: en
las vidas pasadas «personales», en la estirpe de los antepasados y en el
inconsciente colectivo. El estudio de cualquiera de las tres categorías es
muy interesante.
Queremos hacer hincapié en el hecho de que, en lo que concierne a la
sanación, es decir, a la liberación de la influencia de esas memorias, todas
esas experiencias pueden ser tratadas de la misma forma. Que provengan de
auténticas vidas pasadas personales o de un inconsciente colectivo
cualquiera, no importa en definitiva. Lo importante es que, según se
observa, esas memorias son activas cualquiera que sea su origen, y, si se
quiere entrar de nuevo en contacto con el alma, habrá que encontrar el medio
de desactivarlas.
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