TAREA A REALIZAR
PARA SU TRANSFORMACIÓN Y ALGUNAS SUGERENCIAS PRÁCTICAS
Aunque nunca lo
confesará y ni siquiera es consciente de ello, el rígido se encuentra en un
estado de profundo sufrimiento. Su psique es muy sensible, y ha tenido que
anquilosarse para protegerse. Detrás de un duro caparazón se esconde un ser
de gran sensibilidad. Ya no siente nada, pero su alma sufre y está esperando
que se produzca la curación para poder expresar de nuevo toda su
sensibilidad.
Por eso, digámoslo
una vez más, no podemos juzgar a nadie. El rígido necesita calor humano y la
alegría de un amor cálido. Necesita curar sus heridas para, poco a poco,
atreverse a amar de nuevo. En la práctica terapéutica hemos visto que,
cuando se produce, el proceso es muy hermoso. Porque la estructura rígida no
es complicada de deshacer (contrariamente a la del psicópata); sólo se
requiere tacto y mucho amor. Y entonces asistimos a la eclosión de toda la
sensibilidad y la belleza interior que la persona tenía escondidas tras su
caparazón.
El rígido que quiera
empezar a trabajar conscientemente en la liberación de su estructura deberá,
con mucha suavidad,
— aprender de nuevo
la apertura, tanto del corazón como del espíritu;
— estar más atento a
los demás, y profundizar las relaciones;
— descubrir de nuevo
los beneficios de la ternura;
— poner los medios
para abrir el espíritu a nuevas formas de ver las cosas; la lectura y las
conferencias pueden servir para ampliar los puntos de vista;
— dejar de criticar y
de juzgar a los demás, y dejar de querer tener siempre razón;
— abandonar el
control, adquirir a cambio maestría y habilidad;
— aprender a escuchar
a los demás y acogerlos en su diferencia;
— aceptar los
beneficios de la relajación; escuchar música suave y de relajación guiada;
— dejarse sorprender
por lo imprevisto y crear ocasiones de sorpresa, planificar menos;
— hacer muecas ante
el espejo durante un minuto todas las mañanas;
— dejar de tomarse
tan en serio, aprender de nuevo a reír, a jugar, a encontrar al niño que
lleva en su interior;
— dejar que otros lo
cuiden; por ejemplo, haciendo que le den masajes, dejándose acariciar,
mimar;
— ponerse ropa
informal;
— trabajar la
flexibilidad, tanto física como psicológica; el baile (las castañuelas...),
el canto y otras actividades físicas no estructuradas lo beneficiarán;
— atreverse a sentir
y amar de nuevo...
Una vez transformada,
esta estructura ofrece maravillosas cualidades.
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