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LAS TRAMPAS EN LA
BÚSQUEDA ESPIRITUAL
Si la personalidad rígida está interesada en seguir un camino espiritual,
buscará una enseñanza que requiera regularidad, o una disciplina ascética
que exija reprimir las emociones con el pretexto de sublimarlas (por
ejemplo, el ascetismo judeocristiano, o el ascetismo japonés, estilo zen).
Esas disciplinas tienen su razón de ser si se practican conscientemente y
con toda libertad. La meditación zen, por ejemplo, puede ser una vía que
conduzca a la liberación de la mente inferior y a la auténtica realización
de sí mismo. Pero, si no está uno alerta, el ego puede tomar el mando. El
rígido puede practicar la meditación todos los días durante varios años, y
seguir con la misma frialdad de corazón. Todo queda en la cabeza; no logra
el contacto con el alma porque no ha trabajado las obstrucciones
emocionales, sólo las ha reprimido. Incluso si la disciplina practicada le
permite adquirir cierto dominio de sí mismo y fuerza de voluntad, le faltará
algo esencial a causa de sus limitaciones. En cambio, cuando se haya
transformado, le quedarán unas cualidades características, en especial un
equilibrio y una fuerza de voluntad muy sólidas. Además, si la persona sigue
el camino espiritual con verdadera sinceridad y valentía, tarde o temprano
su alma le presentará unas circunstancias que le permitan rectificar el
aspecto limitado de su práctica. |
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