|
EL TRABAJO
La persona
aprisionada en esta estructura raramente será feliz en el desempeño de su
profesión. Proyectará en ella sus frustraciones, pero no las comunicará a
nadie, porque, comunicándolas, podrían mejorar las cosas, y eso es justo lo
que inconscientemente no quiere, para seguir teniendo razones de queja y de
animosidad contra todo el mundo.
Aunque las
condiciones de trabajo sean ideales, siempre encontrará alguna razón para
estar insatisfecha y sentirse frustrada. Es incapaz de ver el lado bueno de
las cosas. Se niega a cambiar de perspectiva, porque eso podría hacer la
situación menos desagradable, y ya no tendría razones para quejarse o para
criticar.
El maso pasivo rara
vez será jefe. Se las arreglará, en general, para estar a las órdenes de
alguien, para tener así ocasiones reales o imaginarias de sentirse aplastado
por el poder. El maso activo podrá dirigir su propia empresa. En ese caso,
se las ingeniará para quejarse de las circunstancias, que sin duda serán
desfavorables. Elegirá una profesión que exija mucha dedicación, en la que
haya que trabajar largas horas, con frecuencia en relación con un público
exigente o en un lugar en el que haya mucha tensión, para poder agotarse en
el trabajo y tener de qué lamentarse. Sin embargo, tendrá un aguante
sorprendente, pues la estructura maso acumula mucha energía en su interior y
es capaz de tomar de ella cuando lo necesita.
|
|