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Condiciones que facilitan la utilización de la mente superior o cómo
utilizar dos momentos de poder I.
No resulta fácil evitar la trampa de la mente inferior a causa de los muchos
miles de años de costumbre y de la carga atractiva de las memorias. No
obstante, una parte de la humanidad está ya preparada para que tenga lugar
la transformación. Comprender con claridad los mecanismos de la consciencia
facilita enormemente el trabajo interior, cualquiera que sea el .enfoque
utilizado.
Lo ideal sería percibir siempre la realidad a través de la mente superior.
Pero los automatismos están anclados de tal forma en la consciencia personal
y colectiva que, muy a menudo, reaccionamos en función de la mente inferior
sin darnos siquiera cuenta. ¿Hemos de quedarnos ahí necesariamente? ¿O
existe algún medio de alcanzar el estado de consciencia superior? Eso es lo
que vamos a examinar ahora, las posibilidades de acceso a la mente superior.
En el esquema relativo a la percepción de la realidad a través de la doble
estructura del filtro mental, observamos que hay dos posibilidades de acceso
a la mente superior, dos “momentos de poder”.
Los dos momentos de poder en la percepción de la realidad a través del
filtro mental
El primer momento de poder
El primer momento de poder es el instante en que la información llega a la
consciencia. Si la mente inferior está en silencio, transmite la información
directamente y sin distorsión a la mente superior: la percepción de la
realidad es justa y exacta. Todo va bien, tenemos el funcionamiento que
hemos descrito antes; el resultado es la manifestación de las cualidades del
alma. Es el funcionamiento ideal, el camino más directo, pero también el que
le resulta menos familiar a la naturaleza humana por ahora. No obstante es
el camino que tendrá que emprender y por el que tendrá que andar cada vez
con más frecuencia todo el que quiera ser dueño de su vida.
EL
PRIMER MOMENTO DE PODER
La realidad es percibida directamente por la mente superior, la mente
inferior está silenciosa, no ha sido activada.

¿Cómo facilitar el acceso directo a la mente superior?
¿Podemos hacer algo para que sea la mente superior la que capte la
información sin interferencia de la mente inferior?
Sí. Y para eso hay que hacer dos cosas simultáneamente, pues actúan una
sobre otra y no son eficaces la una sin la otra:
1. Desarrollar la mente superior, hacerla cada vez más activa potenciando la
inteligencia, la capacidad de pensar objetivamente, la capacidad de
reflexión, de concentración, de observación, de apertura, de creatividad, la
comprensión, el conocimiento; en una palabra, cultivando las capacidades
superiores de la mente y el dominio del pensamiento en general.
2. Al mismo tiempo, desalojar de la mente inferior las memorias activas,
cargadas emocionalmente en experiencias pasadas, para que sea cada vez más
silenciosa y receptiva. Porque, si el ordenador está muy cargado de
memorias, cualquier circunstancia o situación de la vida lo reactivará
fácilmente, y tal vez con violencia. Los automatismos mentales (querer tener
razón, mantener a toda costa el propio punto de vista, etc.) o emocionales
(miedo, placer, ambición de poder, etc.) se imponen a la capacidad de pensar
con inteligencia. La consciencia se deja atrapar por la mente inferior, la
sabiduría de la mente superior queda interceptada. Cuanto menos cargada esté
la mente inferior, menos fuertes serán las reacciones mentales-emocionales
automáticas, menos agitado estará el «caballo», y menos posibilidad habrá de
que caigamos en la trampa de la mente inferior. Entonces será más fácil
utilizar directamente la mente superior.
Para
que tenga lugar el proceso de transformación, hay que
deshacerse de la influencia de las
memorias procedentes del
pasado.
Así pues, es muy
importante emprender un trabajo de sanación y de liberación de las viejas
memorias... Por fortuna, a medida que va despertando la consciencia de la
humanidad, aparecen instrumentos de sanación y de transformación cada vez
más eficaces. Es lo que, en todas las enseñanzas espirituales, se llama la
liberación del ego. Ahora podemos comprender mejor por qué esa liberación es
de la mayor importancia para todo aquel que quiera encontrar el camino de su
alma.
La mayoría de nosotros todavía no ha adquirido suficiente dominio del ego
como para que sea la mente superior la que dirija todas nuestras acciones.
Nuestro inconsciente suele ser más rápido que nuestra voluntad consciente.
La reactivación de las memorias es tan rápida e inconsciente que nos
encontramos en la resistencia emocional o en el bloqueo mental, de un modo u
otro en función de las estructuras, sin haber tenido tiempo de pensar en
ello. Si uno es medianamente consciente de sí mismo y está acostumbrado a
confesarse siempre la verdad, se da perfecta cuenta de que está atrapado en
un mecanismo. Reconoce de inmediato las señales, que son, según los casos:
tensión interna, desequilibrio energético (pérdida de energía o exceso de
ella), estrés, desazón, ansiedad, etc., y, de forma general, una pérdida del
bienestar y de la alegría de vivir, y una inestabilidad psicológica que
entrañan muchas dificultades en todos los aspectos de la vida.
Cuando
las cosas “no
Funcionan” en nuestra vida
cotidiana por una razón u otra,
es que hemos utilizado la mente
inferior como instrumento de
percepción de la realidad.
Cuanto más
evolucionado está un ser humano, tanto más rápidamente “se ve” en un
mecanismo. Las personas poco desarrolladas pueden estar atrapadas durante
años o durante varias vidas en los automatismos del inconsciente sin tener
de ello la menor idea. No es ningún drama; están haciendo su aprendizaje.
Pero, si uno está más avanzado y ya se conoce bastante a sí mismo (en este
sentido, conocer las estructuras del inconsciente es de mucha ayuda) es
capaz de reconocer con bastante rapidez el mecanismo en acción. Reconocerlo
no significa poder deshacerse de él, pero es el primer paso, un paso
esencial en el camino que conduce a la liberación y a la sanación. Si
nuestro coche se avería regularmente, en primer lugar hay que reconocer el
hecho. Si somos inconscientes de las averías y no sabemos que un coche puede
funcionar mucho mejor, dependemos de un vehículo defectuoso; nos quejamos de
lo difícil que es la vida sin saber a qué se debe. O tal vez sabemos que
nuestro coche está en mal estado, pero nos negamos a reconocerlo porque no
queremos hacer el esfuerzo de repararlo (embellecemos la carrocería o
reparamos el retrovisor haciéndonos creer a nosotros mismos que estamos
arreglando el coche...); eso tampoco soluciona las cosas. Seguimos sin
avanzar. Por lo tanto, lo primero que hay que hacer es reconocer que tenemos
una avería.
Si nos damos cuenta de que hemos dejado escapar el primer momento de poder,
el que nos hubiera permitido obrar con la serenidad y el bienestar que
aporta la consciencia superior, ¿es demasiado tarde? ¿O hay algún medio de
enderezar la situación?
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