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Comentarios
generales en torno a las estructuras
Antes de abordar la descripción específica de cada estructura, mencionaremos
algunos puntos generales que conciernen a todas ellas.
1. Cada personalidad es una mezcla de varias estructuras
Las cinco estructuras fundamentales
del carácter describen cinco grandes
dinámicas del ego, a nivel consciente
e inconsciente, de las que cada ser
humano es tributario en grados
diversos, según su historial previo
y su grado de evolución.
A
medida que vayamos describiéndolas, nos daremos cuenta probablemente de que
todos llevamos una mezcla de ellas. Como la historia de la humanidad es
nuestra propia historia, todos somos portadores de las cinco estructuras,
pero en proporciones distintas según las características de nuestro pasado
evolutivo y la intención del alma para nuestra vida presente. Es decir, que,
en cada estructura, encontraremos algunos aspectos de nuestra personalidad.
Lo importante es ver cuál está más activa en nosotros, cuál es la que parece
aportar mayores limitaciones a nuestra vida cotidiana y determina gran parte
de nuestra conducta. El ego se resiste mucho a esa toma de consciencia,
porque se identifica con su estructura y, por lo tanto, hace falta mucha
humildad y una gran sinceridad para ver las cosas como son, para que nos
aceptemos como somos, o, más bien, como es nuestro mecanismo.
Si, trabajando sobre nosotros mismos, logramos flexibilizar nuestra
estructura, ocurre que:
• Por una parte la estructura flexibilizada se convierte en fuente de
energía creadora, pues lleva en sí todos los elementos positivos generados
por el aprendizaje procedente de experiencias pasadas ya integradas.
Enriquece la personalidad, que se convierte en un medio de expresión de las
cualidades del alma específicas de esa estructura, y que antes estaban
bloqueadas o desnaturalizadas. Cada sistema de defensa es como una porción
de energía bloqueada. Cuando se deshace uno de ellos, no desaparece sin más,
sino que libera la energía que estaba allí aprisionada y que, a partir de
ese momento, está disponible para vivir más plenamente.
Tendremos buen cuidado en mencionar esas cualidades para que veamos los
aspectos positivos contenidos en cada estructura, pues, a priori la
estructura parece limitadora. Eso nos ayudará a ver el potencial que existe
en nosotros, y nos animará a realizar un trabajo interior que permita
liberar toda la belleza y la riqueza del alma, y a que la expresemos en el
mundo plenamente.
• Por otra parte, dado que el bagaje que cada uno de nosotros ha ido
acumulando a lo largo de su proceso evolutivo es muy variado, todos hemos
tenido ocasión de construir sistemas de defensa muy complejos. El ego es la
suma de las diferentes estructuras construidas en el pasado. Por eso, cuando
se desaloja una de ellas, en general emerge otra, que da lugar a la
siguiente etapa del trabajo de liberación interior. Así que es probable que
nos reconozcamos en más de una estructura.
2.
La descripción de las distintas estructuras será específica
No todas las personas que están atrapadas en una estructura concreta
manifiestan necesariamente todos sus aspectos, y esto por varias razones. En
primer lugar, porque cada ser humano tiene su historia personal, su historia
característica y, por lo tanto, reacciona según la complejidad de su pasado.
En segundo lugar, porque la personalidad está formada por varias estructuras
yuxtapuestas, y eso implica también que existan muchos matices. Y,
finalmente, porque, según el nivel de evolución de cada uno, una estructura
puede ser muy rígida e inducir a comportamientos muy limitadores, o ser muy
flexible y, por lo tanto, ser un buen instrumento de manifestación del alma.
Entre ambos extremos existe toda la gama posible. Pese a todo, veremos que
la descripción general de cada estructura es muy reveladora y permite una
importante toma de consciencia sobre los mecanismos de nuestro
comportamiento.
3.
Los diversos comportamientos dependen del nivel de evolución
Según el nivel de evolución de la persona, las estructuras pueden dar lugar
a tres tipos de comportamiento:
• Primer tipo: los generados directamente por un sistema de defensa muy
rígido y agarrotado. Es el caso de la persona poco consciente de sí misma,
cuya personalidad está gobernada por la mente inferior. En ese caso, la
estructura da origen a un comportamiento típico muy limitador, por no decir
destructor, tanto respecto a uno mismo como respecto a los demás.
• Segundo tipo: los que tienen lugar cuando la consciencia está algo más
desarrollada y la persona se esfuerza por deshacerse del sistema de defensa.
Es el caso de quienes han entrado de forma consciente en un camino interior
en busca de la libertad y de la plenitud.
• Tercer tipo: los que tienen lugar cuando el sistema de defensa,
flexibilizado y transformado, manifiesta sus cualidades, y se ha convertido
en un sistema de expresión y de servicio. Es el caso de las personas en
quienes la consciencia está más desarrollada todavía.
En cada una de las estructuras, empezaremos por exponer el primer tipo de
comportamiento, seguido del segundo. En mayor o menor grado, conciernen a la
mayoría de los seres humanos en la actualidad. Después describiremos las
cualidades de la estructura transformada, convertida en un instrumento
flexible de la voluntad del Ser.
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