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CÓMO ACTUAR CON UN
ADOLESCENTE
El adolescente vive una
crisis de crecimiento, de adaptación a una nueva situación. Se siente
perturbado porque en él cruje la llamada de los otros, el instinto sexual
que despierta y porque se nota rodeado de una ensordecedora soledad. Vive
cambios físicos, sociales, psicológicos y emocionales. Tiene nuevas
sensaciones, se siente inseguro, se compara, se valora, expresa temor, se
desprende de normas, cambia de pensamientos y creencias, aprende a ser él
mismo. Tiene que asimilar sus cambios físicos. Su imagen corporal se
convierte en trascendente. Le importa mucho lo que digan de él. Le es
difícil aceptar consejos e indicaciones de los adultos, por esa necesidad de
probar y descubrir. Le cuesta tomar decisiones porque aún no tiene
suficientes recursos.
Toda persona, y desde
luego todo adolescente, tiene derecho y precisa de un espacio personal donde
su intimidad sea respetada, donde pueda encontrarse consigo mismo. Quizás
este recluirse en sí mismo de la adolescencia conlleve momentos de angustia
—que han de ser acompañados desde el respeto y la distancia por los padres—,
pero ayudan a crecer. En este sentido, los padres deben saber con quién va,
qué le interesa, qué riesgos puede correr, pero eso no les da licencia para
abrir su correspondencia, revisar sus cajones...
Hay que hablar con el
hijo y tratar de escucharle, de entender cómo se siente y aceptar sus
emociones, aunque no las compartamos. Ver lo que quiere comunicar realmente,
no la forma o el dato puntual. Está atravesando un periodo de cambio en el
que debe afrontar nuevos retos y tomar decisiones.
Sus sentimientos,
actitudes e intereses los puede comunicar no sólo a través de las palabras,
sino mediante sus gestos o el tono de voz. No intentemos cambiar todas sus
conductas, hemos de ir a lo verdaderamente importante, a lo que sea negativo
para él o inaceptable.
Debemos intentar hablar
con él sobre sus cambios físicos, los nuevos hábitos de higiene,
alimentación y salud que ha de adoptar. Sus gustos y opiniones no
coincidirán con los nuestros, pero esto no hay que tomarlo como un ataque
personal, está descubriéndose. Necesita diferenciarse de los demás, de su
familia y, a su vez, reconocerse en una historia sin que su personalidad se
disuelva.
Si recurre a otras
personas (amigo, profesor, hermano) para poder solucionar sus problemas, no
te está excluyendo de su vida, lo que pasa es que a veces puede
identificarse y enriquecerse con los demás. Y, sin que tu dejes de ser
importante, sus amigos compartirán con él dudas, alegrías, temores y apoyos.
Se hacen más
independientes, pero necesitan a la familia, sentirse queridos e
identificarse con los adultos, precisan normas que ayuden en el clima
familiar, que sus padres estén disponibles siempre y que se enorgullezcan de
él.
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