|
CAIN Y ABEL
¿Quién es el favorito del padre?
TODOS CONOCEMOS ESTA HISTORIA TOMADA DEL ANTIGUO TESTAMENTO, PERO QUIZÁ NO
HEMOS REFLEXIONADO LO SUFICIENTE SOBRE CÓMO UN PADRE PUEDE SER EL ORIGEN
DEL CONFLICTO ENTRE SUS HIJOS. LA HISTORIA DE CAÍN Y ABEL TRATA DE LO QUF,
SE CONOCE COMO "RIVALIDAD ENTRE HERMANOS"; ES DECIR, LOS CELOS Y LA
COMPETENCIA QUE EXISTE ENTRE HERMANOS Y HERMANAS. ESTA RIVALIDAD ES TAN
NATURAL E INEVITABLE COMO EL SOL QUE NOS ALUMBRA, Y TAN ANTIGUA. SI ES
ESCASA, PUEDE PRODUCIR UN AUTODESARROLLO SALUDABLE; EN DEMASÍA, PUEDE
CREAR DOLOR Y GENERAR UN COMPORTAMIENTO DESTRUCTIVO DENTRO DE LA FAMILIA.
Adán
y Eva tuvieron dos hijos. El más joven, Abel, era pastor, mientras que su
hermano mayor, Caín, trabajaba en el campo. En cierta ocasión ambos le
hicieron ofrendas a Dios. Caín le ofreció una parte de sus cosechas, el
fruto de los campos, mientras que Abel decidió ofrecerle la mejor y más
grande de sus ovejas. Dios quedó complacido con la ofrenda de Abel, mas no
con la de Caín. Y como Caín no pudo encontrar ninguna razón para este
favoritismo, se sintió muy enojado y amargado con Dios y con su hermano,
Abel.
Dios vio la ira de Caín, y dijo:
-¿Por qué estás tan enojado? Si trabajas duramente, triunfarás. Si no lo
haces, la culpa será tuya.
Pero Caín no se tranquilizó con estas palabras. La ira creció en su
interior. Sin embargo, como no era prudente estar enfadado con Dios,
dirigió su furia contra su hermano menor. Siguió a Abel cuando este se
dirigía al campo, y allí lo atacó y asesinó.
-Caín, ¿dónde está tu hermano? -le dijo Dios.
-No lo sé -replicó Caín. No soy el guardián de mi hermano. Pero Dios, por
supuesto, sabía lo que había sucedido.
-¿Por qué has cometido un acto tan horrendo? -le dijo Dios a Caín-. La
sangre de tu hermano se escucha desde la tierra con voz que clama
venganza. Yo te maldigo; nunca más labrarás la tierra. Ella ha absorbido
la sangre de tu hermano como si hubiese abierto su boca para recibirla
cuando lo mataste. Cuando vuelvas a labrar la tierra, no producirá nada.
Andarás por la tierra errante y sin hogar.
Y Caín le dijo a Dios:
-No puedo soportar este castigo. Me estás arrojando de la tierra y me
privas de tu presencia. Seré un proscrito, y cualquiera que me encuentre
me matará. A lo que Dios le respondió:
-No. Si alguien te matara, será siete veces castigado.
Entonces Dios puso una señal en la frente de Caín, para advertir a todos
los que lo encontrasen que no lo mataran. Y Caín se alejó de la presencia
de Dios y se fue a vivir a una tierra llamada Nod, que significa
"Errante", al oriente del Edén.
COMENTARIO:
Los que tengan una inclinación religiosa de carácter ortodoxo,
probablemente no cuestionarán la dudosa moralidad de esta historia. Pero
si consideramos el relato cuidadosamente, es muy posible que nos
preguntemos por qué Dios favorece a Abel, aun cuando Caín actúa con la
misma devoción. Está claro que no hay ecuanimidad en el juicio de Dios.
Cada hermano ofrece lo mejor de lo que produce; Caín no puede ofrecer
ovejas porque su vocación es labrar la tierra. Aquí podemos vislumbrar
alusiones a una dinámica familiar demasiado común: la rivalidad entre
hermanos, que surge citando uno de los padres favorece a un hijo más que a
otro. Caín no puede hallar razón alguna para ser rechazado por Dios, y su
ira, considerada objetivamente, está bien justificada. Sin embargo, no
puede descargar su ira directamente sobre Dios, de igual forma que un hijo
no puede desahogarse de su enfado sobre unos padres poderosos. La ira
exhibida hacia Dios podría terminar en aniquilación. Los hijos tienen un
temor profundo y arquetípico de sus padres, no necesariamente porque los
padres se lo merezcan, sino porque un padre o una madre son imágenes
divinas en la psique de un niño, y ejercen un poder de vida y muerte.
Debido a esto, Caín dirige su ira hacia su hermano. Esta suele ser la
consecuencia cuando sentimos temor de desplegar nuestra ira contra alguien
a quien amamos o tememos. Se proyecta, sobre el hermano que aparentemente
ha acaparado el amor de los padres, y aun cuando la mayoría de las veces
conduce a una forma más sutil de asesinato (de frialdad y rencor), a veces
puede terminar en violencia física, incluso en el seno de familias
"normales".
La clave de esta historia no es, en definitiva, la rivalidad entre
hermanos, sino una deidad que muestra un favoritismo basado en sus gustos
personales. Evidentemente, Dios prefiere ovejas a trigo; en consecuencia,
es Caín y no Abel el rechazado. ¡Un vegetariano tendría razón en
cuestionar esta preferencia! Cuando observamos la dinámica familiar, las
razones para el favoritismo residen en el perfil psicológico propio de
cada uno de los padres. El padre que prefiere los deportes a la creación
artística puede inclinarse por un hijo atlético con preferencia a otro con
disposición para la música; la madre que se preocupa por las apariencias,
puede preferir una hija bella a una estudiosa pero poco atractiva. La
vida, lo mismo que las familias, es "injusta".
En este relato el conflicto planteado no llega a resolverse; a Caín se le
priva del hogar y se le convierte en proscrito. No obstante, Dios no
prescinde de él. Quizá Dios se siente un tanto culpable, porque la raíz de
esta rivalidad entre hermanos está en él. En la vida familiar, puede
llegarse a una resolución del conflicto, pero esta solo puede
materializarse si los hermanos contendientes son suficientemente honestos
como para dialogar entre ellos y averiguar dónde está la verdadera herida,
y si el dañado o rechazado puede reconocer conscientemente su ira ante el
padre causante del problema.
Quizá la mayor responsabilidad reside en el padre que, al igual que Dios
en esta historia, pudo haber tenido un comportamiento abiertamente injusto
e irracional, sin la suficiente reflexión interior. Puede que Dios tenga
el derecho de comportarse de esta forma, pero los padres no lo tienen. La
rivalidad entre hermanos reflejada en la historia de Caín y Abel no surge
de la antipatía innata entre los hermanos; la genera la compleja dinámica
familiar. Si somos emocionalmente generosos y suficientemente honestos
como para llegar hasta el núcleo, puede que seamos capaces de erradicar la
señal de Caín de nuestra frente y de la de nuestros hijos. |
|