Los síntomas de depresión en la tercera edad se presentan con algunas características distintivas respecto de los que se presentan en la vida adulta. Es interesante resaltar que el mayor número de quejas depresivas (acerca de dolores o de las limitaciones propias de la edad o de la enfermedad que se padece), aun cuando es un elemento que puede confundir al clínico a la hora de realizar el diagnóstico, sin embargo es muy frecuente entre las personas mayores deprimidas. Una mayor irritabilidad, conductas de imposición y manipulativas con los hijos y nietos son síntomas que van a provocar una respuesta negativa en el medio ambiente y que contribuye a que el paciente se sienta rechazado.

Los sentimientos de inutilidad, muy relacionados con el déficit de actividades importantes y las conductas de evitación, también pueden ser muy reforzados en estos casos por la actitud protectora de la familia. En general, el control que el medio ejerce sobre la presentación y mantenimiento de los síntomas de la depresión puede considerarse más importante en la vejez que en la vida adulta.