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EL
ACOSO SEXUAL
El acoso sexual es una violación a cámara lenta, un acto de fuerza que
quebranta la intimidad de la persona acosada.
Acosar sexualmente es pretender tener relaciones sexuales con una persona
que no lo desea pero que está en posición de subordinación ante quien lo
intenta. El acoso sexual es una conducta discriminatoria y un acto criminal.
El acoso contiene tres componentes: Que esté presente una conducta sexual,
que no sea buscada ni deseada por quien lo sufra y que exista amenaza,
normalmente de pérdida del empleo, si no se satisfacen los requerimientos
del acosador.
Debemos diferenciar el acoso sexual con el enamoramiento o coqueteo entre
dos. En el enamoramiento ambas partes desean el acercamiento, en el acoso
una no lo quiere. En una sana y mutua seducción las personas se sienten
bien, con la autoestima elevada mientras que en el abuso la persona agredida
se deprime, siente temor, y angustia. En el flirteo compartido se participa
con gusto, en el acoso sexual, la víctima es sometida. De hecho es una
violación a cámara lenta. En lugar de una agresión directa se intimida al
otro con la pérdida del sustento. En uno y otro caso es un acto de fuerza
que quebranta la intimidad de la persona ofendida.
Generalmente son las mujeres quienes padecen el acoso en el trabajo. Los
acosadores son en mayoría hombres que abusan de sus subordinadas. Se
presentan casos de abusos de hombres y mujeres "gays" que presionan por
relaciones homosexuales con sus subalternos.
Expertos en la materia advierten que el acoso sexual provoca similares
consecuencias y trastornos psicológicos que en las víctimas de una violación
o abuso sexual.
El acosador comienza su ataque haciéndole insinuaciones eróticas, contando
chistes o haciendo comentarios sexuales a su víctima y es muy importante que
la mujer, si se siente vulnerada, de inmediato le señale con educación pero
con firmeza que no le gustan estas manifestaciones.
Usualmente esto es suficiente. Pero existen acosadores en grado de
perversión que intentarán además llamadas telefónicas, correos electrónicos,
y posteriormente algún tipo de contacto físico, como el beso de cachete, el
toque social o el abrazo para ir ganando terreno, hasta hacer su proposición
de encuentro, aunque se le haya indicado repetidamente que no se desea estar
con el. Por último, vendrá la amenaza hablada o efectiva de pérdida de
empleo si no se cumplen sus deseos. Entonces la victima no debe sentirse
atemorizada, ni avergonzada y hablar claramente con el abusador amparándose
en la leyes que castigan el acoso sexual. Si no hay respuesta se debe
solicitar ayuda y explicar el caso en Recursos Humanos o a otra autoridad de
la empresa donde se trabaje.
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