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Balanza, serpiente y centauro
En muchos aspectos,
la imagen de Libra, séptimo signo del zodíaco, poco ha cambiado en el curso
de los siglos, aunque han existido variaciones regionales en algunos
detalles. En la catedral de Chartres, en Francia, el zodíaco del siglo XIII
esculpido sobre una de las puertas está muy estropeado y no es posible
identificar la imagen de Libra. Sin embargo, en una columna al sur de esta
puerta "astrológica", una pequeña imagen muestra a una mujer que sostiene
unas balanzas. Las serie de figuras zodiacales dispuestas verticalmente en
esta columna suele pasar desapercibida al observador casual, pero algunas de
sus imágenes se salen de lo corriente y merecen una atención especial.
Una de las
imágenes medievales más impresionantes de Libra es la que aparece entre una
serie de esculturas zodiacales, actualmente (por desgracia) en muy mal
estado, talladas por Benedetto Antelami en el siglo XII. Las figuras
supervivientes se encuentran ahora en el baptisterio de Parma. Una
representa un hombre -rara elección para la imagen de Libra- que sostiene
unas balanzas desproporcionalmente grandes, al pie de una figura que
personifica el mes correspondiente a Libra (septiembre-octubre en el
calendario moderno). La desproporción entre la balanza y la figura humana
puede representar un retorno a la antigua imagen humana de Libra según los
egipcios. Ésta consistía en un par de balanzas sobre las cuales aparecía una
figura pequeña rodeada por un círculo. El círculo es una especie de halo que
indica que la figura del interior es un ser astral, un dios.
Esta imagen se
relaciona con el símbolo egipcio de Libra, que presentaba un disco
encima de una forma semejante a un cuenco. Se dice que representaba al Sol
cuando se ponía sobre la Tierra, pero lo importante en el símbolo es el
espacio entre el Sol y la Tierra, figuración del reino aéreo de Libra.
Es el espacio que siempre existe entre el principio masculino (el Sol) y el
femenino (la Tierra), y que el impulso de Libra trata siempre de salvar.
Esta
importante idea de espacio, a menudo simbolizado como aire en la tradición
esotérica, todavía está implícitamente contenida en el símbolo moderno de
Libra. Contrariamente a la creencia general, no deriva de un par de
balanzas. El símbolo funciona como un signo de igualdad entre los que
corresponde a Virgo y a Escorpión. (De hecho, el mismo signo se utiliza
todavía en matemáticas con el significado de "aproximadamente igual a".)
Libra simboliza el puente que Virgo debe cruzar para llegar al Escorpión
masculino. Es el espacio entre el Adán eterno y la Eva eterna, entre la
parte femenina de la psique humana (el anima) y la parte masculina (el
animus). En el zodíaco, Libra ocupa la postura opuesta al egoísta Aries, y
en la astrología moderna la séptima casilla del zodíaco suele ser denominada
"casa de las relaciones".
Se ha
argumentado también que los símbolos de Virgo y Escorpión proceden de un
solo dibujo de una serpiente, con una cabeza, varias espirales y una cola.
Era la serpiente tentadora en el Jardín del Edén, cuya labor maléfica
provocó la separación hoy existente entre los dos sexos. Un relato simbólico
de la evolución del signo afirma que la serpiente fue cortada en dos, y que
a partir de su cuerpo se modelaron los cuerpos del primer hombre y de la
primera mujer, que hasta entonces no habían conocido separación.
Significativamente, la parte seccionada de la cabeza se convirtió en el
símbolo de Virgo, generalmente caracterizada por la claridad de pensamiento,
en tanto que la cola pasó a ser uno de los símbolos de Escorpión, signo
asociado con la pasión.
Históricamente, el símbolo moderno de Escorpión tiene sin duda un origen
serpentino. En tiempos de los antiguos egipcios, el símbolo derivó del
pictograma de una serpiente en escritura demótica. En la época griega, se
aproximó al símbolo moderno, aunque todavía se mantuvo claramente
relacionado con su forma de origen. El ocultista Agripa, que escribió a
principios del siglo XVI, aseguró que el símbolo moderno representaba el
aguijón del escorpión, pero esto era mera conjetura, ya que no cabe duda de
que el original se basaba en la imagen de una serpiente.
En muchos
aspectos, Escorpión es, de los 12 signos, el más difícil de entender. Se
encuentra una clave de su significado íntimo en el hecho de que a Escorpión
se le otorgue gobierno sobre las partes sexuales del ser humano. El pleno
significado de ello sólo puede captarse cuando se le relaciona con la visión
del mundo según los pensadores medievales. Las partes sexuales estaban
asociadas con el infierno, las fuerzas desconocidas y la parte demoníaca del
Hombre, y esto explica por qué a la casilla de Escorpión se le dio el nombre
de "casa de la muerte". Algunos astrólogos modernos van algo más allá y la
denominan "casa del karma", ya que en las tradiciones orientales el karma es
la suma de los actos de una persona, buenos y malos, a lo largo de una vida,
actos que han de influenciar su sino en la vida siguiente.
Esta relación
con las fuerzas de la oscuridad explica la extraña dualidad que los
astrólogos suelen asociar con Escorpión. El verdadero tipo Escorpión siempre
da la impresión de vivir bajo tensiones extremas, como atrapado entre las
fuerzas de la oscuridad y las de la luz. En el lado opuesto del zodíaco se
encuentra Tauro, que, como se explicó anteriormente, está relacionado con el
Logos, la palabra del ser de luz expresada por el cristianismo en la
encarnación de Cristo. El eje que va de Escorpión a Tauro -presente, claro
está, en todos los horóscopos- es muy poderoso. El conflicto entre
Escorpión, asociado con el infierno, y Tauro, asociado con Cristo,
representa en forma dramática la lucha entre la oscuridad y la luz que tiene
lugar en el interior de todos los seres humanos.
La relación
astrológica entre las "fuerzas de la luz" de Tauro y las "fuerzas de la
oscuridad" de Escorpión es muy antigua, ya que fue establecida antes del
Cristianismo, en las imágenes que intervenían en el antiguo culto persa de
Mitra, dios de la bondad y de la luz. Una de estas imágenes muestra a Mitra
degollando a un toro; la sangre de éste se derrama sobre la tierra,
fertilizándola, mientras desde ésta un escorpión ataca los testículos del
toro.
Esta imagen de
la oposición entre Escorpión y Tauro es rica en simbolismo astrológico, ya
que la sangre creativa se derrama hacia abajo, en tanto que las oscuras
fuerzas de Escorpión se proyectan hacia arriba, del mismo modo que se
interpenetran cielo y tierra. La imagen nos recuerda también que Tauro rige
la garganta y la laringe, mientras que a Escorpión le corresponde gobernar
las partes sexuales.
Puesto que hay
guerra entre la luz y la oscuridad dentro de la naturaleza de Escorpión, no
resulta sorprendente que los constructores de catedrales situaran las
imágenes asociadas con Escorpión de modo que aprovecharan el movimiento del
sol, tal como hacían las imágenes de Leo.
Escorpión,
relacionado con el infierno y con el lóbrego centro del cosmos (según la
visión medieval del mundo), está situado de manera que sea el último en
recibir dicha luz. Son ejemplos notables al respecto los grupos de figuras
en las catedrales de Chartres y de Orvieto.
Después de los
tortuosos senderos que hemos tenido que seguir para dilucidar el simbolismo
de Escorpión, el simbolismo de Sagitario, noveno signo del zodíaco, aparece
claro. Desde la Antigüedad, la imagen de Sagitario ha sido un centauro a
punto de lanzar una flecha con su arco. Sin embargo, existen ejemplos de
Sagitario representado como un ser humano, por ejemplo en la hermosa talla
del baptisterio de Parma.
Este
simbolismo es curioso, ya que un aspecto importante de la naturaleza de
Sagitario es representado por la figura más usual del centauro, mitad humano
y mitad animal. Ello pone de relieve que aquellos que se encuentran
influenciados por este signo son impulsados hacia abajo por sus apetitos.
Los Sagitarios
disfrutan con la buena comida, las compañías estimulantes y los placeres de
la carne, pero su naturaleza más baja es descrita como un caballo porque
puede ser domesticada para servir a las aspiraciones del espíritu. En un
cuadrifolio de la catedral de Amiens, en el norte de Francia, el arquero no
es representado como un centauro, sino como un sátiro con patas peludas,
cola de espeso pelaje y pezuñas, clara referencia a una baja naturaleza
terrenal, incluso bestial. La imagen expresa también la creencia astrológica
según la cual el Sagitario tiene dificultad para dominar las exigencias de
su cuerpo.
El Sagitario
altamente desarrollado y que ha aprendido a poner su naturaleza terrenal al
servicio de su espíritu es uno de los seres más libres, plenamente merecedor
del epíteto "humano". En cambio, un Sagitario subdesarrollado queda atrapado
en las demandas del mundo inferior y tiende cada vez más al estado animal.
Es posible que el sátiro de Amiens exprese la idea con mayor contundencia
que la imagen corriente del centauro, y, desde luego, se pierde todo
simbolismo en las ocasionales representaciones modernas de Sagitario que
separan sus dos aspectos y describen un jinete sobre su caballo.

Figura masculina de Libra, tallada en
el siglo XII por Benedetto Antelami.

Una versión afirma que los símbolos
de Virgo y Escorpión surgieron de la partición de una figura de serpiente,
lo que significa la división entre los sexos.

Sacrificio de un toro por el
dios Mitra. Un escorpión ataca los genitales del toro, con lo que
simboliza la oposición entre Tauro (las fuerzas de la luz) y Escorpión
(las fuerzas de las tinieblas).

Sagitario es representado como un
sátiro en este cuadrifolio de la catedral de Amiens.
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