Vivimos en el mundo de la dualidad. La estructura de todas las formas de
vida y los procesos de la mente y del cuerpo, todos, tienen sus aspectos
femeninos y masculinos, opuestos y complementarios. Ésta es la Obra Divina
ya que todas estas partes actúan y danzan entre sí representando el drama de
lo incompleto buscando su realización como algo completo. Esta polaridad
establece una tremenda fuerza en el universo. Sin embargo, la dualidad es la
fuente de todos los sufrimientos, ya que el sentimiento de partición es muy
doloroso.
La alquimia sexual es la
manera de entretejer lo femenino y masculino, las energías positivas y
negativas, para retornar a la unidad universal vibrando como una unidad.
La mitología hidú personifica el aspecto masculino como Shiva, que
mora encima de la corona de la cabeza, y el femenino como Shakti, durmiendo
en la base de la columna vertebral y simbolizada como una serpiente,
Kundalini. Mediante un gran esfuerzo, Shakti debe despertar y realizar el
arduo camino de subida por la columna. Cuando finalmente se reúna con Shiva,
vivirán para siempre en un estado de beatitud trascendente. Solamente a
través de la mujer puede el hombre alcanzar la iluminación, ya que ella, la
energía femenina, simbolizada por la Madre Divina, representa el principio
dinámico de la Vida. Como en todas las mitologías, estas historias y
deidades sólo simbolizan aspectos de la naturaleza humana y no deben ser
tomadas literalmente.
Nuestra cultura
reverencia la energía masculina. La tecnología informática, el
desmoronamiento de la vida familiar, el aumento de profesiones técnicas
abstractas, la polución de la Tierra, toda esta civilización muestra el
dominio de lo masculino y el conformismo de los principios femeninos. Las
mujeres que buscan su reconocimiento suelen actuar simplemente más como
varones que como lo que son, pues abandonan el poder de su energía femenina.
Esto no ha hecho más que empeorar las cosas. Esta cultura está enferma, y
sus energías están tremendamente desequilibradas.
Pero no es sencilla la
solución. Realizar la alquimia sexual, trabajar con altos niveles de energía
sin un motivo espiritual es muy peligroso. Los seres humanos necesitamos
urgentemente vivir espiritualmente, ser conscientes y obrar adecuadamente, y
a través de esta calidad del vivir desarrollar el conocimiento alquímico.