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TODOS LOS SERES SON BUDA. REFLEXIONES
Todos los seres son Budas desde el principio.
Todos los seres son Budas desde el principio mismo. Nosotros en el mundo
de las ilusiones y los Budas en el mundo de la comprensión somos, desde
el principio mismo, son una sola cosa, y no dos. La unicidad de los
Budas y de todos los seres es un hecho.
Un Buda es un ser humano que ha despertado, un
ser humano iluminado. Es libre de las ataduras y de las cadenas. Es un
ser que se despierta a sí mismo y después despierta a los demás y que es
perfecto tanto en la comprensión como en las obras.
La persona que se encuentra en el mundo de las
ilusiones, engañado, se llama “ser vivo”, y el que está en el mundo de
la comprensión se llama “Buda”.
El mundo de las formas, tal y como lo
percibimos los seres vivos, es el vacío; y del mismo modo, el vacío sin
cambios manifiesta el mundo de las formas, de las montañas, los ríos y
la Tierra.
Siempre estamos pensando en alejarnos de esta
orilla de las ilusiones y en alcanzar alguna otra orilla de la
comprensión, en salir del estado de una persona corriente y alcanzar el
mundo de los Budas.
Consideramos que las ilusiones y la
comprensión son términos opuestos, y que las personas corrientes y los
Budas están muy apartados, que son muy diferentes. Pero cuando llegamos
a saber que todos los seres vivos son Budas desde el principio mismo,
las apreciaciones verbales y los deseos dejan de tener valor.
Por la ilusión de la ignorancia, el ser humano
se congela y endurece, y aunque su naturaleza búdica no varía, está
privado de la libertad sin límites del Buda. Pero del mismo modo que el
hielo, congelado y endurecido por el frío, sigue siendo en realidad todo
el agua, el ser humano, congelado y endurecido por la ilusión, sigue
siendo en realidad todo Buda. Pero, el ser humano, congelado y
endurecido por ceder a las ilusiones, no tiene el poder necesario para
actuar con libertad ilimitada.
Una profunda ilusión está en ver a una persona
como un ser ignorante y a otro como un Buda. Esto supone encontrarse
todavía en el estado de formular distinciones. Cuando este estado se
disipa no hay ser humano ignorante ni Buda. Este es el estado de la
libertad y de la no distinción, en donde no hay persecución de sombras.
Todos, todos tienen la naturaleza búdica, pero
esta no se puede ver cuando el ser humano las cubre dejándose llevar
engañado por el ego.
Debemos liberarnos de los engaños y abandonar
nuestros apegos para ver las cosas desde un punto de vista despierto. Un
ser humano despierto está iluminado. En realidad no ha adquirido nada
nuevo, pero se ha despertado de las ilusiones y de los velos de la
ignorancia. Sucede como si uno se quitara unas gafas de colores. Cuando
llevamos puestas las gafas de colores del egocentrismo y la parcialidad
cualquier color que veamos, ya sea el rojo o el azul, nunca es el color
verdadero. Mientras estamos atados en el sueño del pensamiento confuso y
contradictorio, tanto la existencia como la no existencia no son más
caprichos de un sueño. |
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