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EL FIN DEL DOLOR PSICOLÓGICO
El problema no es cómo acabar con el
sufrimiento, con el dolor psicológico. Sabemos que no debemos ser
codiciosos, ambiciosos, tener creencias, que tenemos que liberar a la
mente de todo deseo de seguridad, vivir en una completa incertidumbre,
etc. Pero éstas son sólo simples palabras. El problema es vivenciar
directamente el estado de completa incertidumbre, estar libre de todo
sentimiento de seguridad, y eso es únicamente posible si comprendemos el
proceso total de nuestro propio pensar, si podemos escuchar y ver con todo
el ser, estar atentos por completo sin resistencia alguna.
Para poner fin al
sufrimiento, al dolor, debemos comprender las modalidades de la mente, del
deseo, de la voluntad, de la opción, de la ambición, investigar eso por
completo, escuchar y ver para dar con esa verdad.
Mientras haya un punto en la
mente que se mueva hacia otro punto, o sea, en tanto que la mente esté
buscando seguridad en cualquier forma, jamás estará libre del sufrimiento.
La seguridad es dependencia,
y una mente que depende no conoce el amor. Ver, observar, escuchar con
todo nuestro ser, mirar simplemente simplemente el hecho, sin examinar ni
juzgar, sin interpretar, sin distorsión alguna, tal como nos miramos en un
espejo, dejando que la verdad del hecho opere, esto es el fin del
sufrimiento, sólo así se puede ver a la mente cómo se libera del dolor.
Esto es conocimiento propio, que trae consigo el fin del dolor.
Todo cuanto queremos saber
es cómo terminar con el dolor, queremos una fórmula preconcebida mediante
la cual acabar con él. Pero esto sólo implica que somos perezosos, que no
existe esa energía extraordinaria que se requiere para buscar con todo el
ser la comprensión del “yo”. Pero sólo cuando comprendemos el “yo”, como
es de hecho en cada uno de nosotros y en relación con las personas, las
ideas y las cosas, sólo entonces hay una terminación para el dolor.
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