Así pues, lo que vamos a decir del ejercicio de conciencia axial solamente
es de esperar que resulte efectivo cuando la persona ha trabajado en grado
suficiente, en grado mínimo, esos otros aspectos de su personalidad, para
disminuir su identificación con la mente o con sus estados internos.
Desde un punto de vista
meramente técnico, la expresión libre consciente consiste en una
actualización de energía, en un aligerar el inconsciente de una serie de
cargas retenidas, impulsos, emociones, sentimientos. Esta carga, que muchas
veces es enorme, la hemos ido acumulando durante toda la vida en virtud de
nuestras retenciones, y es una verdadera barrera que dificulta nuestro
acceso a la conciencia central. Nos encontramos siempre con cosas prohibidas
por el medio, con cosas desagradables, con experiencias que no nos atrevemos
a evocar, a revivir, con ideas que no nos atrevemos a pensar. Nuestro
inconsciente es una zona pantanosa, una región llena de animales misteriosos
y tremendos peligros, y por eso se convierte en un obstáculo.
Gracias al trabajo de
expresión consciente dinámica, de expresión integral, esta carga se va
aligerando por sí sola de un modo natural. Por lo tanto, vamos quitando
impedimentos para poder penetrar más interiormente. Y muchas veces se
produce espontáneamente el descubrimiento de algo central, a través de la
práctica de expresión, si se va trabajando con sinceridad, con dedicación
durante tiempo. La persona nota que las cosas le salen desde más adentro,
que tienen una resonancia de mayor autenticidad, que cada vez es más él
mismo quien las hace y las dice, quien actúa.
En la expresión de las propias
ideas en grupo se realiza un trabajo que modifica de un modo paulatino,
gradual, pero efectivo, la estructura del yo/idea, sus exigencias y toda la
problemática que este yo/idea trae consigo. Al analizar esos contenidos del
yo/idea, lo que son patrones de referencia y de conducta uno puede
rectificarlos por sí mismo, y no porque quiera asimilar otras ideas, sino
porque descubre que algunas de las ideas que tenía eran incompletas,
incorrectas o inadecuadas, y, ante esta propia evidencia, es uno mismo el
que se transforma.
Uno no se puede transformar
por presiones exteriores; el yo/idea, por presión exterior, lo único que
hace es reforzarse todavía más, exagerarse más. El cambio se ha de
producir a través de una autoevidencia, y eso ocurre cuando la persona
aprende a expresarse de un modo inteligente y sincero -pero no tal como lo
hace normalmente, sino en contenidos de mayor profundidad. Entonces es
cuando uno va descubriendo una serie de consignas que tenía guardadas
dentro, y que estaban en el origen de muchas de sus acciones y actitudes en
la vida diaria. Entonces, por sí solo, eso se modifica.
Otras de las técnicas es la
relajación general consciente. A través de ella, la persona aprende a tomar
conciencia de sí de un modo más tranquilo, sereno, profundo. Descubre su
cuerpo, cosa muy importante, se pone en contacto más consciente con él.
Aprende a integrar su mente con esa realidad viviente que es fuente de
energía y fuente de conciencia de realidad, a saber, nuestro cuerpo.
También, a través del Hara, la
persona aprende a descubrir la fuerza extraordinaria que hay en la vida
vegetativa que nos nutre, y gracias a lo cual puede equilibrar la excesiva
dependencia del “yo” consciente.
Todas estas técnicas permiten
ir aflojando poco a poco la crispación sobre el yo/idea, e ir tomando
contacto con nuevos aspectos un poco más profundos de uno mismo. Así pues,
vemos que todas constituyen una preparación sistemática para que la persona
aprenda a tomar contacto consigo misma de un modo axial.