Carta número XII
La carta nos habla de una historia mitológica muy bonita.
Se dice que el colgado era un dios que amaba al ser humano y su
civilización, pero otras dioses no estaban de acuerdo con él en la belleza
del ser humano y decidieron acabar con ellos. Entonces enviaron un meteorito
de grandes dimensiones para destruir el planeta, pero entonces el dios que
amaba a los seres humanos se sacrificó por estos, puso sus manos sobre el
planeta y sus pies soportaron el meteorito, desde entonces decidió aguantar
esa posición para evitar que la piedra tocara el planeta y lo destruyera. La
palabra clave es sacrificio.
En esta carta vamos a conocer una de las esferas del
libre albedrío. El ser humano está capacitado para tomar numerosas
decisiones durante toda su vida y de hecho es algo que practica
continuamente en determinadas escalas. Esas decisiones determinan unas
consecuencias de las que somos totalmente responsables aunque la mayoría de
las veces no queremos admitirlo. También el hecho de estar pensando
continuamente una cosa nos determina hacia ella y por lo tanto habrá una
reacción nos guste o no.
Ahora
hay que reflexionar sobre que cada elección trae consigo un sacrificio. Sea
cual sea la decisión que tomemos siempre nos obliga a rechazar alguna cosa,
a sacrificar algo. Puede ser en pequeña escala –por ejemplo cuando queremos
beber agua y ello nos obliga a levantarnos del sofá en el que se está tan
estupendamente- o a gran escala –muchas personas se plantean a veces si es
preferible escoger la vía del trabajo o la vía del amor cuando se les
plantea el dilema.
Bien, esto es lo que el colgado quiere comunicarnos,
quiere que sepamos que siempre es necesario un sacrificio, y que cuanto más
importante sea nuestra decisión más peso tendrá ese sacrificio. Por ello nos
recuerda que sopesemos siempre nuestras decisiones y veamos claramente qué
es lo que estamos sacrificando con ellas y si nos conviene sacrificarlo, si
realmente vale la pena...
EJERCICIOS:
El ejercicio es una reflexión de todas las decisiones que
llevamos tomado hasta ahora y sus consecuencias y sacrificios. Se trata de
que reflexiones sobre las recompensas y sacrificios de todas las elecciones
que recuerdes has hecho y especialmente las más actuales.
Apúntalo todo en tu diario o libreta personal, observa
cuantas veces crees haberte equivocado o acertado, sopesa la información y
comenta contigo mismo todo lo que se te venga a la cabeza. Se trata de que a
partir de ahora procures prestar atención a esa parte de tus decisiones que
la mayoría de veces suele estar olvidada. Eso te ayudará a ser más objetivo
en todo lo que se te presente y te ayudará a escoger mejor tu camino. No
solo se debe de decidir por la mente o por las emociones.
“La verdad está en nosotros mismos...
Hay un centro en todos nosotros,
donde la verdad reside en toda su plenitud... y el saber
consiste en abrir un camino
por donde el esplendor aprisionado puede escapar...”
Robert Browning, Paracelso.