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LA SUBLIMACIÓN
Una
nueva forma de satisfacer un instinto se halla en la sublimación (sublimar =
elevar). La sicología entiende por ello una transmutación y una elevación
del instinto en cuestión a un plano puramente intelectual. Freud opinaba que
todos los resultados obtenidos en la esfera intelectual se debían a una
sublimación del instinto sexual. Sin duda alguna, es muy posible que toda la
energía psíquica que no puede desplegarse en el campo erótico, sea capaz de
transformarse en fuerza creadora de índole espiritual. Sin embargo, es con
toda seguridad una posición demasiado parcial el querer explicar por esta
vía todo lo espiritual o intelectual. Debemos suponer que junto a los
instintos elementales, también existirán, de un modo natural, instintos más
elevados. Ambos tipos de instintos coexisten y solamente se satisfacen en
distintos planos de la vida.
De hecho, la sublimación no es más que una forma de compensación o de
satisfacción de una necesidad a través de un substitutivo. Pero en este
caso, el instinto elemental se convierte en una necesidad espiritual, o para
decirlo de otro modo, el instinto inferior se transforma en otro más
elevado.. El individuo renuncia voluntaria y forzosamente a la satisfacción
de tipo elemental y se compensa con una nueva forma de tipo espiritual. Este
fenómeno se comprenderá también fácilmente si para su explicación recordamos
el principio del placer. En ambos casos se trata de alcanzar el mayor grado
posible de satisfacción interior, o dicho de otro modo, de placer. Los
caminos, niveles y planos espirituales en que esto se consiga, carecen de
importancia. Lo esencial es evitar el descontento y alcanzar la sensación de
satisfacción.
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