EL SENTIDO DE LA VIDA
Vivimos, pero no sabemos por qué. Para
muchísimos de nosotros, la vida parece no tener sentido alguno. No
conocemos cuál es el sentido y el objeto de nuestro vivir. Tampoco
alcanzamos a ver que vivir es en sí el objeto de la propia vida.
Como estamos tan descontentos de nuestra
vida, como ella es tan vacía, tan inarmónica, tan monótona -hacer la misma
cosa una y otra vez-, deseamos algo más, algo que esté más allá de lo que
hacemos. Puesto que nuestra vida diaria es tan hueca, tan insípida, tan
sin sentido, tan aburrida, tan intolerablemente estúpida, decimos que la
vida debe tener un sentido más amplio; y es por eso que nos formulamos esa
pregunta. No hay duda de que una persona cuya vida es muy rica, una
persona que ve las cosas como son y está contento con lo que tiene, no
está confuso; esta persona tiene claridad, y por tanto, no pregunta cuál
es el objeto de la vida. Para ella, el hecho mismo de vivir es el comienzo
y el fin.
Nuestra dificultad, pues, es que siendo
vacía nuestra vida, deseamos hallarle un objeto y luchar por él. Tal
objeto de la vida puede ser tan sólo idea, sin realidad alguna; y cuando
el objeto de la vida es buscado por una mente estúpida, torpe, por un
corazón vacío, ese objeto será también vacío. Nuestro problema, por lo
tanto, es como hacer nuestra vida rica, no de dinero y todo lo demás, sino
interiormente rica, lo cual no es algo secreto.
Cuando decimos que el objeto de la vida es
ser feliz, es encontrar a Dios, ese deseo de encontrar a Dios es por
cierto una evasión de la vida, y vuestro Dios es simplemente una cosa
conocida. Sólo podemos abrirnos camino hacia un objeto que conocemos; y si
construimos una escalera hacia eso que llamamos Dios, eso por cierto no es
Dios. La realidad sólo puede comprenderse en el afrontar, en el vivir, no
en la evasión. Cuando le buscamos un objeto a la vida, en realidad nos
escapamos y no comprendemos qué es la vida.
La vida es relación, acción en la relación;
y cuando no comprendo mis relaciones, o cuando la relación es confusa,
busco un sentido más completo. Nuestra vida es tan vacía, nos sentimos tan
solos, tan frustrados, porque jamás hemos mirado dentro de nosotros mismos
y no nos hemos comprendido a nosotros mismos. Nunca admitimos que esta
vida es todo lo que conocemos, y que por lo tanto debiera ser comprendida
plena y completamente. Preferimos huir de nosotros mismos, y es por eso
que buscamos el objeto de la vida lejos de la vida de relación. Mas si
empezamos a comprender la acción ‑que es nuestra relación con la gente,
con la propiedad, con las creencias e ideas-, entonces hallaremos que la
relación trae por sí su propia recompensa. No tenemos que buscar. Es como
buscar el amor. No podemos encontrar el amor buscándolo. El amor no puede
ser cultivado. Sólo encontraremos el amor en la vida de relación, no fuera
de ella; y es porque no tenemos amor que deseamos que la vida tenga un
objeto. Cuando hay amor ‑que es su propia eternidad-, entonces no hay
búsqueda de Dios, porque el amor es Dios.
Es porque nuestra menté está llena de
tecnicismos y supersticiosas ideaciones, que nuestra vida es tan vacía; y
es por eso que buscamos un objeto más allá de nosotros mismos. Para
encontrar el objeto de la vida, debemos pasar por la puerta de nosotros
mismos; pero consciente o inconscientemente evitamos enfrentar las cosas
como son en sí mismas, y de ese modo deseamos que Dios nos abra una puerta
que esta más allá. Esta pregunta sobre el objeto de la vida, la formula
tan sólo aquel que no ama; y el amor sólo puede hallarse en la acción, que
es relación.