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La videncia.
Para sus experimentos
de videncia, el mago necesita de un instrumento imprescindible: el espejo
mágico.
Los espejos mágicos,
nos dicen los manuales, son como ventanas que dan al plano astral. Forman,
dentro del instrumental del mago, uno de los útiles más apreciados, hasta
tal punto que algunos autores los colocan incluso dentro del instrumental
general del mago, cosa que nosotros no hemos hecho por considerarlos, pese a
todo, como un instrumento dedicado única y exclusivamente a un fin
determinado, y no un instrumento de uso general. El espejo mágico es usado
únicamente por el mago para sus experimentos de videncia, siendo su utilidad
en los demás casos prácticamente nula.
¿Cómo funciona el
espejo mágico con relación al plano astral? Uno de los mejores divulgadores
franceses de los fenómenos mágicos nos ofrece, al respecto, una
interesantísima analogía. Supongamos, nos dice, que en el tabique que separa
a dos habitaciones contiguas hacemos un pequeño agujero. Nosotros, estando
situados en una de las dos habitaciones, desearíamos ver lo que ocurre en la
habitación contigua, pero mientras permanezcamos en el centro de la estancia
lo único que veremos será una pared, con un pequeño agujero en el centro.
Pero ¿y si nos
acercamos lo suficiente a este agujero? Observaremos entonces que nuestra
habitación, la pared incluso, desaparecen, y el pequeño orificio se
transforma, para nuestros ojos, en un amplio ventanal que nos permite ver
todo lo que ocurre en la otra habitación. El milagro se ha cumplido.
Salvando las
naturales distancias, podríamos decir que los espejos mágicos actúan del
mismo modo. El tipo de "espejo" más conocido es indudablemente la bola de
cristal..., si bien su uso y su abuso por parte de falsos magos y adivinos
de salón ha hecho que haya sido desacreditada en muchas partes. Los espejos
mágicos pueden ser de muchas clases: cristalinos, metálicos, incluso de
grafito; deben ser en general ovales, ligeramente cóncavos... aunque se
aceptan multitud de variantes. La misión de estos espejos frente al
experimentador es, sencillamente, la de actuar como órganos de condensación
de la luz astral, la cual es luego controlada por el operador. Esto, por
supuesto, requiere una gran concentración por parte del mago, máxime cuando
éste desee proyectar su visión a través del pasado o del futuro. No basta
con mirar atentamente el espejo para que instantáneamente aparezcan allí las
visiones que se deseen evocar: es precisa una intensa preparación y una
adecuación extrema para conseguir los efectos deseados. Como dice muy bien
Papús, los experimentos mágicos, aún los más ínfimos, exigen una gran
tensión de espíritu, una calma absoluta y, sobre todo, una persuasión
profunda de las dificultades que presenta la empresa acometida. Solamente a
través de un adiestramiento prolongado y progresivo puede una persona
habituarse a la videncia a través de los espejos mágicos. Las personas que,
sentadas tras su bola de cristal iluminada, ven sin gran dificultad todo lo
que su cliente les pide, son en su mayor parte meros charlatanes.
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