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El
acto mágico
Y
llegamos así al momento culminante de la vida del mago: la realización del
acto mágico. Nos adentramos en lo más hondo del ritual de la Alta Magia...
en aquellos pormenores que permanecen más ocultos por el velo del misterio.
¿Qué ocurre en el
acto mágico? ¿Cuáles son las finalidades que persigue el mago, cuáles son
los medios a través de los cuales opera, cuáles son sus recursos y cuáles
sus consecuencias?
Ya hemos dicho que
las finalidades del acto mágico son esencialmente cuatro: la videncia, la
salida del cuerpo astral, la evocación de las fuerzas astrales y la acción
sobre un tercero. Cada una de estas finalidades tendré, por supuesto, su
ritual particular, y el mago deberá adecuar estrictamente sus acciones
mágicas al fin que desee perseguir.
Pero también, si lo
desea, el mago puede, simplemente, experimentar. En realidad, es
recomendable que el mago incipiente, el recién iniciado, se limite
únicamente, en sus primeros contactos con el aún desconocido mundo de la
magia, a la experimentación pura, a los ensayos podríamos llamarle,
dejando para más adelante, para cuando posea una mayor seguridad y dominio
sobre sí mismo y lo que lo rodea, los caminos más aventurados de la magia
encaminada a fines concretos, ahondando más y más en estos caminos, según el
mismo vea sus propios éxitos y progresivas capacidades.
De todos modos, los
cuatro fines primordiales del acto mágico -por encima de la
experimentación pura y simple, que no tiene mayor cualidad que la de
ensayo- siguen estando ahí, frente a nosotros. Son caminos curiosos y
dignos de ser examinados. Vamos, pues, a adentrarnos en ellos.
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