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LA RELAJACIÓN EN PAREJA

Con el relax retorna el silencio, exigido hay más que nunca, así como el conocimiento. Podrá descubrir su alquimia secreta y penetrar en los mecanismos de la salud para detenerse cuando aún tiene tiempo.

Como en un sueño, usted puede abandonar su cuerpo y detener el sprint en el que está inmerso en su vida cotidiana. Pero ahora le toca el turno a la relajación a dúo, con su pareja sexual, mediante la cual se sentirá más fuerte, vital e infinitamente revivido.

El abandono de sí mismo es lo más fácil y al mismo tiempo más difícil de los actos de nuestra vida. No obstante, no lo rechace sin experimentarlo porque es muy simple. Podrá encontrar con el relax a dúo una cierta tranquilidad que nunca podríamos lograr en solitario y conseguiremos estar al abrigo de agresiones exteriores.

En nuestro interior deberemos encontrar una calma perfecta que nos elimine las tensiones del día y nos quite las pequeñas o graves enfermedades del estrés. Si conseguimos este estado de tranquilidad, una parada completa en nuestras emociones, nos sentiremos con gran placer y energía, dispuestos a afrontar todo lo negativo y destructivo. Los tiempos de acción serán intensos y estaremos envueltos en una nueva juventud.

Este método de relax a dúo os invita a experimentar en vuestro interior.

 

Respirar es vida

La respiración es un principio universal que no requiere esfuerzo ni voluntad, y del cual ignoramos con frecuencia lo importante que es hacerlo bien. Nosotros no sentimos habitualmente la respiración porque es un acto reflejo, autónomo, aunque también sujeto a nuestro control si lo deseamos.

Bastan diez minutos por la mañana y otros al atardecer para que nuestra capacidad respiratoria aumente significativamente.

He aquí unos sencillos ejercicios de respiración que podemos realizar con nuestra pareja:

1. Primero hay que situarse en una habitación que tenga una temperatura confortable, a fin de evitar contracturas musculares.

2. Estirarse sobre una superficie lisa (una alfombra es lo ideal) de manera que la columna vertebral esté lo más pegada a ella. Recogeremos las piernas, pondremos los brazos en forma de cruz, las palmas mirando al cielo y la cabeza recogida hacia el mentón.

3. La respiración se efectúa por la nariz y se controla con la garganta, expulsando un ligero ronquido.

4. Comenzar con un trabajo de los pulmones espirando e inspirando lentamente, procurando involucrar al abdomen.

5. Aumentar el nivel de la inspiración poco a poco, hasta lograr el máximo posible, sintiendo cómo vibra el diafragma. Es importante que la inspiración-espiración se realice lentamente, sin brusquedad y sin forzar la amplitud pulmonar. La duración debe ser entre ocho y diez segundos.

6. La adquisición de una regularidad en el ritmo respiratorio aporta un equilibrio energético corporal y es importante lograrlo incluso cuando la respiración esté agitada. Un ejemplo puede ser así: inspiración cinco segundos, espiración diez segundos; después a la inversa.

 

Hacerse el muerto

Hacerse el muerto supone una forma de lograr plena conciencia del cuerpo y eliminar puntos de tensión, de dolor. Escuchar vuestros movimientos internos, mientras externamente estáis como muertos.

Éste es el procedimiento:

1. Poneros sobre el suelo en un lugar confortable.

2. Con las rodillas recogidas, trazar mentalmente una línea media entre la cabeza y los pies.

3. Estirar una pierna y luego la otra. Hacer después lo mismo con los brazos.

4. Elevar ligeramente las nalgas y poner los brazos extendidos sobre el suelo. Podréis tener la sensación de que vuestra columna vertebral se eleva, pero entonces tenéis que intentar aplastar las vértebras contra el suelo lo máximo.

5. Concentrar vuestro espíritu sobre el pie izquierdo, sobre el derecho, vuestra pierna derecha, la izquierda, para llegar a la cabeza. Después hacerlo sobre los codos y el cráneo.

6. Después de esto, se puede realizar los ejercicios respiratorios de antes.

 

Las manipulaciones a dúo

Ahora vuestra pareja deberá realizar el nuevo ejercicio con vosotros.

1. Uno de vosotros estirado boca abajo sobre el suelo, el vientre bien apoyado y plano. El compañero a un lado.

2. Aplicar vuestras manos a nivel de los dos riñones del compañero, a ambos lados de la columna vertebral, los pulgares presionando juntos.

3. Efectuar una serie de presiones a lo largo del cuello, hasta llegar a las paletillas. Presione dulcemente tratando de localizar los sitios dolorosos.

Descienda lentamente, rozando ligeramente el cuello. El masaje debe ser simple, pero es importante que la presión se haga con toda la mano, no con el extremo de los dedos. También deberemos acoplar el masaje al ritmo respiratorio de la persona, correspondiendo la mayor presión a la fase espiratoria. Se trata de dar un masaje, no de amasar un cuerpo.

 

Masaje de los tendones de hombros y cuello

Los hombros y el cuello son los puntos predilectos para las tensiones. Siempre deseamos que nos realicen masajes en esa zona.

1. Poneros detrás de vuestro compañero, el cual podrá estar de rodillas o sentado en una silla.

2. Poner vuestras manos sobre los hombros, en la base de la nuca.

3. Masajear dulcemente con ambas manos, después con los pulgares y luego con los dedos.

Este masaje puede ser doloroso y es necesario hacerlo durante al menos diez minutos. Por eso, después será necesario realizar también algunas caricias suaves.

 

Automasaje

1. Coge una pelota pequeña y pásala por la cara durante el tiempo que quieras.

2. Después continúa por la espalda hasta llegar a los riñones.

3. Los puntos particulares de contracción se sitúan debajo de las nalgas, en los riñones y en los omóplatos.

4. Para terminar este ejercicio puede rodar la pelota por el pie, tanto por la cara anterior como por la planta. También resulta especialmente relajante subirse encima de la pelota para que la presión sea mayor.

 

Masaje del cuero cabelludo

1. sentarse en el suelo y coger la cabeza de vuestro compañero poniéndola encima de vuestras piernas.

2. Comenzar a manipular la cabeza, no sin antes pedir a vuestro compañero que la relaje completamente.

3. Dar masaje al pelo durante cinco minutos.

4. coger la cara con las manos y, comenzando por la frente, hacer presiones circulares. Después de algún tiempo continuar con los ojos, los párpados, las aletas de la nariz, la boca y el mentón, para terminar por las orejas.

 

Balance a dos

La relajación requiere, por ambas partes, de una concentración y relajación, pero ello no incluye contactos un poco acrobáticos.

1. Poneros ambos frente a frente y cogeros de la mano.

2. Balancear vuestros cuerpos a ambos lados, manteniendo ambas piernas perfectamente derechas y equilibradas.

3. Deja reposar ahora al compañero durante unos minutos y comienza a hacer oscilaciones con las piernas algo flexionadas, sintiendo un gran alivio.

4. Verifica que la cabeza no está rígida y que reposa sobre el cuello, mientras balanceáis los brazos.

 

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