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Recursos
personales y sociales.
La vida constituye en sí misma un proceso de adaptación y las personas
mayores, en general, reflejan una historia de adaptación satisfactoria. Una
parte de ellas se enfrentan a situaciones "cotidianas" potencialmente
estresantes (desplazarse a comprar, bajar y subir escaleras, coger peso o
limpiar la casa pueden ser situaciones difíciles) y de forma puntual o
extraordinaria también se enfrentan a acontecimientos que presumiblemente
reducen su bienestar (pérdida del cónyuge o cambio de domicilio).
No obstante, normalmente consiguen adaptarse manteniendo un nivel aceptable
de bienestar y satisfacción. Esto es posible gracias a los recursos que
utilizan para enfrentarse a las situaciones estresantes, desarrollando o
empleando estrategias capaces de amortiguar los efectos perjudiciales
producidos por estas circunstancias. En términos generales, estos recursos
son comunes a las diferentes edades y pueden ser agrupados en tres tipos:
económicos, sociales (apoyo social principalmente) y personales (habilidades
de afrontamiento, percepción de control).
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